Los 30 grados que marcaba el termómetro del paseo de Vara de Rey a las 19 horas de ayer no desalentaron al multitudinario grupo que esperaba ansioso a que los músicos del pasacalles, formado por la banda sinfónica Ciutat d´Ibiza y por la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Dolores, pusieran rumbo hacia Puig des Molins para celebrar la popular berenada, donde centenares de personas probaron la paella cocinada, un año más, por Carmen Frígols, que repartió 800 platos de arroz. Otros prefirieron traer su propia merienda de casa: bocadillos, coques de pimientos e incluso quiches fueron algunos de los manjares que degustaron los que se acercaron a es Soto.

«Hace 35 años que participo en esta actividad. Es una tradición», explicaba el director de la banda sinfónica Ciutat d´Ibiza, Adolfo Villalonga, antes de comenzar a tocar en el pasacalles que encabezaban los músicos de Nuestra Señora de los Dolores. A ritmo del pasodoble ´Alegría agostense´, la comitiva de sa Berenada caminaba por la calle Joan Xico, donde captó la atención de numerosos turistas, que no dudaron en captar ese momento con sus cámaras de fotos. Como manda la tradición, los decibelios aumentaron al entrar en el túnel de es Soto, donde al repique de los tambores se sumaron los gritos de los más pequeños. Entre los participantes en este pasacalles se encontraban Pepe y su mujer, Ángela, y Dolores. Los tres afirmaron ser fieles a esta celebración. «Yo tengo 68 años y hace 60 que vengo a sa Berenada», aseguró Pepe. Sin embargo, los tres reconocieron que echaban de menos las exhibiciones de saltos al mar en Salt de s´Ase. «Ahora los jóvenes no se saben tirar», bromearon.

Cuando la comitiva llegó a Puig des Molins, ya había centenares de personas. Algunas aprovecharon para darse un baño, mientras que otras merendaban tranquilamente en las rocas. Desde las cuatroa de la tarde estaba allí Carmen Frígols, la cocinera de la paella popular. Los 800 platos repartidos ayer quizá son los últimos que prepare Frígols. «Disfrutaré lo máximo este día porque creo que me retiraré. Ya tengo 70 años y necesito descansar», confesó la cocinera. Una de las primeras en la cola para recibir un plato de paella era Carmen Álvarez. «Llevo aquí desde las 18 horas para poder comer arroz, ¡es lo mejor de este día!», opinó esta sevillana afincada en Ibiza desde hace 40 años.

Los más pequeños disfrutaron de un taller de fanalets y del juego trencada d´olles.