Los propios docentes de las Pitiusas consideran que sería necesario más control y evaluación de su labor, según aseguran algunos maestros y profesores en las propuestas que han presentado a la plataforma Pitiusas per l´Acord Educatiu. En las próximas semanas, los representantes de profesores, familias, alumnos e inspectores que integran el movimiento analizarán y debatirán estas propuestas hasta alcanzar un único documento de consenso con el objetivo de, en unos meses, pedirle a todos los partidos políticos que lo firmen.

De hecho, Xisco Huguet considera que las instituciones deberían fomentar que fuera el propio profesorado el que «estuviera interesado en someterse a mecanismos de evaluación». Además, propone que se «pudiera apartar» de la carrera docente a aquellos profesionales «poco interesados» en desarrollar su trabajo «con corrección», eso sí, después «de un número razonable de avisos y con todas las garantías para evitar abusos de poder». Huguet cree que, de esta manera, se podría evitar el corporativismo. «Algunos malos profesionales perjudican gravemente a todo el colectivo», afirma el profesor, que insiste en que «por encima de todo» está la «correcta» educación de los alumnos.

Maria Planells, profesora, aplaude la propuesta e, incluso, va más allá: «Incluso añadiría algún tipo de reconocimiento médico y psicológico de manera periódica». Otro educador, Iñaki Monge, destaca la necesidad de que haya un reconocimiento de la labor de los docentes, pero recalca que esto no será posible «si no se establece una manera clara y transparente de evaluar el trabajo que llevan a cabo». Insiste en que este control es «imprscindible» y detalla que debería incluir diversos aspectos: «Gestión del aula (espacio, tiempo, relaciones, conflictos...), del currículum, del conocimiento y de las metodologías». «La evaluación debe convertirse en una herramienta esencial que no puede ser voluntaria, si no inherente al trabajo del docente», concluye.

De la misma manera, señala que los mecanismos de control deberían ponerse en marcha antes desde el primer momento: «la tutorización de interinos y el periodo de prácticas una vez aprobadas las oposiciones deben ser bastante más serios de lo que son ahora». En este sentido, asegura que en estos momentos los periodos de prácticas se han convertido «en trámites» que los educadores deben pasar pero que no se llevan a cabo ni se evalúan «de forma seria».

Otra de las profesoras, Maria Antònia Marroig, cree que el seguimiento del trabajo de los educadores corresponde a la Administración y apunta que quizás «sería suficiente» incentivar las buenas prácticas para garantizar que los profesores cumplen con su labor.