­La bailarina Aída Gómez vuelve a Ibiza con su compañía, tras la visita que hicieron en 2012 con motivo de las celebraciones del Bicentenario de la Constitución de Cádiz. El público podrá disfrutar de la formación este sábado en el parque Reina Sofía, a las 22 horas.

-Presentan el espectáculo ‘Adalí’. ¿Qué verá el público ibicenco?

-Es el proyecto más reciente que tengo, se presentó en el festival Suma Flamenca de Madrid en el año 2012. Este espectáculo surge, porque me apetecía trabajar con una serie de artistas como por ejemplo el guitarrista Juan Parrilla. Como bailarines vienen Christian Lozano y Mariano Bernal, con los que coincidí en el Ballet Nacional, y hemos querido volver a juntarnos, además, también participaré yo. Nos acompañarán percusionistas, cantaores, chelos... Es una producción muy sutil, con una luz muy especial.

-¿A qué se debe el nombre del espectáculo?

-Pues este nombre viene del caló, y significa Madrid.

-Usted entró a los 14 años en el Ballet Nacional de España, de la mano del legendario Antonio ‘El Bailarín’. ¿Cuál cree que es su mayor logro?

-Seguir con la ilusión, con la honestidad de mi arte, porque después de tantos años, tantos viajes, en un mundo tan solitario como es el de la danza, creo que he tenido la fuerza de seguir, a pesar de encontrarme en momentos de soledad. Creo que el mayor logro de un artista es mantenerse durante tantísimos años, y eso creo que es gracias al amor que le profeso a la danza. Yo pienso que eso te hace levantarte cada día y te impulsa a hacerlo mejor para dar al público cosas nuevas. Asimimo, también es importantisimo saber reciclarte y cada día ponerte nuevos retos.

-Además ha compartido escenario con Antonio Gades, ¿cómo le describiría?

- Es uno de los grandes, que ya falta desde hace unos años y nos ha dejado bastante huérfanos. Lo que me parece más interesante es haber conocido a esa persona, a ese artista. Con tan solo 20 años me tocó bailar con él ‘Bodas de Sangre’, y la verdad es que era un hombre muy perfeccionista, totalmente entregado al trabajo bien hecho, al arte de calidad y al trabajo con mucha ética. Además, era una persona que se hizo a sí misma, y que vino desde abajo, para llegar a entender la cultura de esta profesión y llevarla por todo el mundo. Es una suerte haberme encontrado en su camino y haberle conocido como persona.

-¿Qué fue lo que le llevó a fundar su propia compañía?

-Hacer las cosas cada día mejor, tratar de reinventarte es lo que me llevó a emprender esa tarea. Lo interesante es que nunca me he propuesto ningún reto, y cuando han llegado nuevos proyectos he estado preparada y he tenido la suerte de tener claros los que podía llevar a cabo, y no aceptar todos los trabajos.

-¿Su compañía recibe algún tipo de ayuda por parte de las administraciones públicas?

-Somos una compañía residente en Pozuelo (Madrid), al que le tenemos que agradecer las instalaciones que tenemos. Hay algunas subvenciones para poder viajar al extranjero, pero hoy en día no podemos hablar de ayudas. Es un reto bastante grande poder mantener una compañía, porque por más pequeña que sea la producción, conlleva muchos gastos. Las compañías grandes están desapareciendo.

-¿Siente que la danza en general, y el flamenco en particular, reciben toda la atención que merecen?

-Ha habido unos años en los que el flamenco ha recibido mucho apoyo, pero lo que se ha dejado totalmente de lado es la danza española y ya no te quiero decir el ballet clásico. No hay compañías de ballet clásico aquí, y los bailarines que tienen talento están por el mundo siendo primeros bailarines, porque aquí no hay sitio para ellos. El problema es que la danza ya era la hermanita pobre, así que imagina ahora, estamos en muchos aspectos en la indigencia. La danza en España está viviendo un momento muy crítico.

-Como exdirectora del Ballet Nacional de España,¿Cómo ve toda la polémica de las horas extra de la compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de España?

-Esta situación no es de ahora, yo establecería un convenio nuevo. Los actuales están muy antiguos y no corresponden con la situación que vivimos. Si todos nos debemos adaptar a la coyuntura, nos tenemos que acomodar en todos los aspectos. Los bailarines no están nada reconocidos, pero la parte técnica también se han encontrado con una situación desfavorable, aunque hasta ahora muchos han estado ganando un sueldo fijo que no todos los que bailan tienen el privilegio de conseguir. Ha llegado el momento de reestructurar el sistema, porque al fin y al cabo esto lo pagan todos los españoles, y estas compañías han de tener utilidad. Hay que dar ilusión a los jóvenes, modificar los convenios.

-¿Hay muchos jóvenes interesados?

- Hay gente muy implicada y talentos a los que hay que ayudar. El problema es que cada vez se programa menos danza, y como este país tiene la manía de no pensar en el futuro... El problema es que si cada vez programas menos danza, los niños verán menos, y tendrán menos ídolos a los que admirar y aspirar a ser como ellos. Evidentemente, también es necesaria una docencia y un futuro.

-¿Cómo ve el futuro de la danza?

-Los jóvenes lo tienen muy crudo, porque no va a haber interés en entrar en los conservatorios, no hay salidas porque no hay compañías. Los bailarines tienen una formación como la de un músico, que dura muchos años, y cuando llegan al final, a los 18 años, no tienen trabajo. Esto es porque hay algo que no está planeado mirando a largo plazo y sobre todo con calidad. Todos debemos luchar para que esta generación tenga su oportunidad y pueda viajar, porque la danza, a diferencia de otras artes, no tiene fronteras y más la nuestra, que no tiene competencia en todo el mundo.