­La grave crisis que afecta al Ayuntamiento de Ibiza ha hecho aflorar de nuevo la división interna que sufre el PP desde que el sector crítico, con el senador José Sala al frente, se enfrentó en 2011 a Vicent Serra por la candidatura a la presidencia en el Consell; la fractura se recrudeció hace ahora dos años, en el congreso insular del partido.

Durante la reunión del comité de dirección del martes, a la que asistió el líder regional del PP, José Ramón Bauzá, el presidente de la Junta Local de Sant Antoni, Joan Pantaleoni, argumentó que la crisis de Vila partía de la división interna del partido y reprochó a la dirección insular que desde el congreso de 2012 no haya sido capaz de «integrar» al sector crítico. Bauzá le cortó y le dijo que de eso se hablaría más tarde.

Tras la rueda de prensa celebrada al filo de la una de la madrugada, en la que se anunciaron las medidas adoptadas para zanjar la crisis de Vila, los miembros del comité de dirección no abandonaron la sede sino que siguieron reunidos hasta casi las tres de la mañana para abordar las disputas internas.

Las fuentes consultadas señalan que en ese cónclave Bauzá dio un segundo golpe sobre la mesa y «leyó la cartilla» a todos los presentes, al tiempo que les advirtió de que las cuestiones personales que provocan la división interna tenían que acabarse de inmediato. Algunos de los presentes aseguran que fue un auténtico «rapapolvo».

El presidente regional indicó a la dirección del PP ibicenco que no podían continuar así y que ellos mismos tenían que buscar una solución para cerrar las heridas. Puso como ejemplo el congreso en el que fue elegido presidente regional, con el 70% de los votos, y cómo fue capaz de integrar al sector opositor, que encabezaba el exconseller de Turismo, Carlos Delgado.

En la rueda de prensa, al ser preguntado sobre la división interna del partido, Bauzá dijo que la crisis de Vila «no tiene nada que ver con ninguna otra situación».

De puertas para fuera, Pantaleoni aseguró ayer en declaraciones a Radio Ibiza que el comité de dirección «hizo lo que tenía que hacer» al obligar a la alcaldesa, Pilar Marí, y a los concejales Juan Mayans, Alejandro Marí y Rai Prats a dimitir. «Era imprescindible tomar una decisión como la que se tomó».

La primera parte de la reunión del martes, de casi cuatro horas de duración, fue «muy tensa». El alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, fue el que se mostró «más duro» con los ediles dimisionarios, según el testimonio de varias personas que estaban allí. El presidente balear, José Ramón Bauzá, también les reprochó el «daño» causado al partido.

Pese a que se había barajado la posibilidad de expulsar del PP a los concejales rebeldes, al final ni siquiera se planteó.

Bauzá tomó las riendas de la reunión, consciente de que el problema de Vila ya traspasaba el ámbito local y afecta de pleno a su proyecto político en Balears. De hecho, las fuentes consultadas señalan que si la crisis de Vila no se cerraba de inmediato podría haber tenido consecuencias para el propio Vicent Serra. Este insiste en que el problema de Vila deriva de una mala elaboración de la lista electoral, aprobada en contra de su criterio, en medio de la lucha interna por el poder y antes de que asumiera la presidencia del PP.