8.769 litros de petróleo por hora se queman en Ibiza para producir la electricidad que se consume en la isla. Esta operación genera al año 725.109 toneladas de dióxido de carbono, el principal gas responsable del efecto invernadero.

Estas y otras cifras proporcionaron ayer los voluntarios de la Alianza Mar Blava que se concentraron en el bulevar Abel Matutes para denunciar la dependencia del petróleo que sufren las Pitiüses y lo infrautilizadas están las energías renovables, como la fotovoltaica, a pesar de disponer de más de 3.000 horas al sol anuales que se traducen en 1.569 kWh/m2 de energía.

Dentro de los actos programados en todo el país con motivo del Día de acción global contra las prospecciones petrolíferas, un grupo de integrantes de Mar Blava vestidos con camisetas negras y amarillas instalaron una mesa informativa frente a dos bidones de petróleo. Sobre ellos, un abundante racimo de globos negros asfixiaban a un único ejemplar amarillo. Simbolizaban el modelo energético actual de Ibiza y Formentera, donde el carburante fósil protagoniza una situación de desequilibrio en la que la energía producida con medios renovables está por debajo del 1 por ciento del total.

Como portavoz de Mar Blava, Hazel Morgan explicó que solo con una ocupación del 2,15% del suelo rústico con placas fotovoltaicas se produciría energía suficiente como para cubrir la demanda anual de las Pitiüses; es más, se produciría 11 veces el consumo registrado en 2011. Este dato aparece en un reciente estudio del Govern balear, que también revela que instalando placas solares en el 1,11% del suelo rústico de Formentera se satisfarían 35 veces las necesidades eléctricas anuales de esta isla.

Sobrecoste a reducir

Ante un panel informativo y rodeada de placas fotovoltaicas, Morgan destacó que la energía que se produce en Ibiza «es un 5 por ciento más cara» que la generada en el resto de España. «Ese sobrecoste lo pagamos entre todos, por eso el Gobierno es el primer interesado en reducirlo y quiere introducir un régimen especial en las Pitiüses para optar por la energía fotovoltaica que resulta que, en contra de lo que muchas veces se ha dicho, es la más barata», reflexionó la ecologista. El objetivo final de su argumentario y de la acción desarrollada era demostrar que la búsqueda de petróleo y las prospecciones en el Mediterráneo no son necesarias porque, para acabar con la dependencia del combustible fósil, bastaría con promover las energías renovables.

Alemania es, también en esta materia, un espejo en el que mirarse. «Son los mayores productores de energía solar del mundo, a pesar de tener mucho menos sol que España», relató Morgan. Según las cifras comunicadas por Mar Blava, Alemania logró el día 9 de junio satisfacer más del 50 por ciento de su demanda total de electricidad con energía solar. «En España estamos apenas en el 3 por ciento», denunció la portavoz de este colectivo, embarcado en la lucha contra las prospecciones petrolíferas.

«El argumento del Gobierno para defender las prospecciones es que el hallazgo de combustible permitiría reducir la dependencia de las importaciones, pero ¡qué mayor independencia que las que nos proporciona el sol!», concluyen desde esta organización.