-Hace tiempo que se habla de un gran pacto por la educación y nunca se ha conseguido. ¿Ahora sí?

-Sí, porque a raíz de lo que pasado este curso y de todo lo que se está hablando del conflicto educativo la gente se ha concienciado más de que este pacto es necesario.

-¿Por qué es tan necesario?

-Mira, un ejemplo claro: en lo que llevamos de democracia hemos tenido ya siete leyes educativas. Si no hay una continuidad en las leyes constantemente se hacen cambios y es imposible que cualquiera de ellas, por buena que sea, pueda alcanzar los objetivos que se propone.

-La presidenta de los directores de Infantil y Primaria dijo en la presentación de la plataforma que cada ley educativa paraliza la enseñanza cuatro años. ¿Es así?

-Sí. Se publica la ley, la desarrollan, luego pasa a las Comunidades Autónomas, que a su vez tienen que desarrollarla con diferentes órdenes, y luego los centros deben elaborar proyectos adaptados a su contexto. No se pone en práctica hasta después de todo esto, así que sí, se paraliza la enseñanza.

-¿Se puede pensar en lograr un acuerdo con un Govern que hasta ahora se ha negado a sentarse a dialogar?

-Pensamos que sí, si no, no estaríamos en esto. Somos positivos y tenemos muchas ganas e ilusión. El problema que tendremos después será blindar ese pacto cuando tengamos que sentarnos a hablar con los diferentes partidos políticos. Es una responsabilidad estatal que se sienten con nosotros, no me refiero a los profesores, si no con todos los colectivos de la comunidad educativa implicados en mejorar la educación, que hace mucha falta.

-¿Los políticos se quedan fuera de la plataforma hasta ese momento?

-Sí. Creímos conveniente despolitizar y desindicalizar la plataforma, los dejamos fuera. Pueden hacer aportaciones en el blog, como cualquier ciudadano. Queremos llegar a acuerdos y que se firme, por eso queremos que esté despolitizado. Cada uno de los que estamos ahí somos de un padre y una madre y queremos un documento neutral que cuando llegue a los políticos estos digan sí.

-¿Les ha costado dejarlos fuera?

-No, porque teníamos el punto de referencia de Menorca, donde llevan casi dos años trabajando en ello y lo tenían muy claro. Les ha ido muy bien y eso nos ha facilitado las cosas.

-¿Por qué es tan difícil llegar a un consenso en la enseñanza?

-Cada uno tiene sus ideas y las quiere llevar a la práctica. Muchas veces lo que pasa es que desde fuera las cosas se ven más fáciles, o de una forma muy diferente a cuando estás dentro. Esto ha pasado siempre, no solo ahora porque el Govern sea del PP. Con todos los partidos las voces de los expertos han contado poco. La educación debería quedar al margen de la política, pero tengo una teoría.

-¿Cuál?

-Es un poco triste, pero según la educación que des en un país puedes tener más posibilidades o menos de gobernar. Somos una democracia joven y aún pecamos de ciertos problemas, como puede ser este. En otros países no se piensa así. En Finlandia, Alemania o Bélgica hace mucho tiempo que hay consenso respecto a la enseñanza, con todas las fuerzas políticas y los sectores de la comunidad educativa implicados en llegar a un documento único.

-¿Cuáles son los pilares de este consenso

-Primero, la formación del profesorado, mejorarla tanto a nivel inicial como permanente. Después, aumentar la participación de las familias en la vida educativa de sus hijos y en los centros. Y es fundamental mejorar los recursos humanos y reducir el número de alumnos por aula. Trabajar con 25 alumnos, en según qué cursos, es una barbaridad. Está demostrado que cuantos menos niños hay en el aula más individualizada es la enseñanza y hay un menor índice de alumnos descolgados.

-Excepto lo de las familias, ¿lo demás no es más una cuestión económica que política?

-Sí, pero destinar más recursos a los colegios es una cuestión política. Se dice que en España se gasta mucho pero no se obtienen resultados, pero si miramos los porcentajes de PIB destinados a educación vemos que eso no es cierto.

-¿Que los políticos siempre hablen del déficit histórico de las Pitiusas en recursos en educación es un signo de que no se solucionan?

-Totalmente. Los problemas de Ibiza se deben a una falta de prevención, cuando se tiene que resolver un problema es porque ya ha salido a la luz y, sobre todo, a la prensa. Las familias, los centros, los directores y los consejos escolares mandan cartas a Educación solicitando las reparaciones y solo se ponen a ello cuando sale en la prensa, y a veces ni siquiera así. Tienen más miedo a verse retratados en los medios que a no hacer bien su trabajo.

-¿Qué falta ahora mismo en las Pitiusas?

-Más que recursos hace falta planificar bien lo que será necesario de cara al futuro. Siempre vamos a salto de mata. No podemos más en tal sitio y nos ponemos corriendo a hacer un instituto. Esto se puede planificar con mucha antelación. El número de alumnos puede variar un poco en función de la economía, pero tenemos una referencia.

-En las últimas legislaturas se han presentado varios planes de infraestructuras a cuatro y ocho años vista. ¿Qué ha pasado con ellos?

-No lo sé. Los cambios de gobierno tienen mucho que ver. Cuando el actual equipo en el Govern hizo sus cálculos vio que mucho de lo previsto en el plan elaborado por el anterior equipo no era posible. Es más importante la planificación que hacer infraestructuras. Ahora mismo, han eliminado una línea en el colegio Sa Blanca Dona. Por un lado se están haciendo centros más grandes, como Sa Bodega o Es Pratet, pero por otro están cerrando líneas en otros colegios. Es un poco absurdo. Insisto en la importancia de la planificación, estudiar la población y ver qué hace falta realmente. Y, sobre todo, en conservar lo que tenemos. Hay colegios que se tienen que cambiar porque no se ha hecho una buena conservación.

-¿Los responsables de mantenimiento son los ayuntamientos?

-Es la eterna historia, saber qué les toca hacer a uno y a otro. El mantenimiento es de los ayuntamientos, pero hay obras estructurales que corresponden a la conselleria.

-En los últimos años hemos visto aulas apuntaladas y cerradas en varios centros.

-Por eso es muy importante la conservación. Y no solo de las infraestructuras, sino de todo lo que se está poniendo a disposición de los centros en nuevas tecnologías. Nos han dotado de microportátiles y pizarras digitales, pero no hay mantenimiento. Hay un equipo de apoyo en Palma, pero los profesores no son informáticos. Solo en casos muy graves vienen los técnicos. Si dotas a los centros de equipos, pero no procuras la sostenibilidad de los mismos, no funcionan. Tienes un recurso muy caro que no se aprovecha.

-Entre los pilares del consenso hablaba de la implicación de las familias. ¿Se desentienden cada vez más?

-Como siempre, hay familias que se implican y otras que no. Es importante que las familias en España cuenten con derechos y medidas de conciliación de la vida laboral y familiar que tienen en otros países. Y la escuela de padres, que es muy importante, tampoco está muy desarrollada. Creo que no se le da importancia a la educación. Se pretende asignar toda la responsabilidad educativa al colegio en vez de asumir una corresponsabilidad, eso es algo que tenemos que cambiar. Es trabajo de todos. A veces los docentes no favorecemos que los padres se impliquen.

-¿Prolongar tanto la huelga de principio de curso supuso una fractura en la unión entre familias y docentes?

-Pasó eso, que en algunos casos hubo una fractura, pero también lo contrario, que en muchos otros aumentó esa unión. Con tres semanas de huelga es muy difícil que no haya padres descontentos. Es un tema delicado. La huelga es un recurso que tuvimos que explotar porque no quedaba más remedio y es normal que algunos padres no opinaran de la misma manera que nosotros.

-Las familias han respirado al saber que el curso que viene no comenzará con huelga. ¿Seguro?

-Esperemos que no la haya. Fue muy duro para todos. Para las familias porque tuvieron que buscarse la vida para que alguien cuidara a sus hijos mientras iban al trabajo. Y para nosotros estuvo la cuestión económica, que es algo secundario, y sobre todo la situación anímica. Durante tres semanas se vivieron situaciones muy difíciles, la gente estaba al límite y tengo compañeros que se pasaban el día llorando. Esperemos que no se vuelva repetir.

-¿Esas tres semanas han sido su peor momento como docente?

-Sí, sin duda. Fue un momento muy difícil. Y la situación de este curso ha afectado a todo el mundo, incluso a los inspectores, que se han dedicado únicamente al TIL cuando hay tantos temas que tratar. Eso no es bueno.

-¿El TIL ha hecho que todas las demás carencias pasen a un segundo plano?

-Sí, pero todo eso no se ha ido. Una de las razones de crear la plataforma fue precisamente esa. Veíamos que se hablaba mucho del TIL, pero nos cansamos y veíamos que muchos otros temas se quedaban en el olvido: ayudas de comedor, para la compra de libros, falta de recursos para los alumnos con necesidades educativas especiales, que son los más desfavorecidos y reducción del número de profesores. Todo esto está muy ligado con lo que estamos viendo en las pruebas tipo PISA. Hasta ahora España se caracterizaba por ser un país en el que no había mucha desigualdad entre los resultados de las clases altas y bajas, ahora hay 53 puntos diferencia. Eso es peligroso.

-Esta semana Camps parece dispuesta a dialogar. ¿Cree que ha reflexionado o es que se acercan las elecciones?

-La mesa sectorial era necesaria, pero las reuniones con equipos directivos las vemos más como un lavado de cara. Se convocan aisladamente, con una estrategia de divide y vencerás, no hay un orden del día, no se toma nota de los acuerdos y no se compromete a nada. Ojalá haya reflexionado y se siente con diferentes interlocutores.

-¿Esta plataforma se tendría que haber creado antes?

-Mi compañero Iñaki Monge repite lo mismo: lo bueno que ha tenido este conflicto es que hemos hablado de educación. Y hacía falta. No sé si sin el conflicto se hubiera creado la plataforma, pero bienvenido el conflicto si ha servido para algo positivo como esto.

-¿Qué ha pasado este curso en su colegio con el TIL?

-Nos acogimos a la transitoria porque no teníamos profesora de inglés.

-O sea, que son uno de los centros que no lo han aplicado a pesar de que la consellera afirma que sí se ha hecho en todos.

-Correcto. La situación es difícil cuando tienes a dos profesores fijos y quieres poner esa asignatura en inglés, como nos ha pasado con Educación Física. No pueden echar a estas dos personas y no quedaban profesores de esa materia con el B2. Así hay muchos centros.

-¿Y el curso que viene?

-Daremos Plástica en inglés y una parte, los experimentos, de Conocimiento del medio.

-¿Cuál cree que sería la manera correcta de aplicar el TIL?

-Con planificación y paciencia. Los proyectos en educación deben ser a medio y largo recorrido. Si quieres aumentar las competencias comunicativas en inglés tienes que preparar muy bien al profesorado. Prácticamente se están regalando los niveles B2. Lo dicen compañeros que se lo han sacado, no tienen un nivel B2 y podrán dar clase. Debe haber un aprendizaje progresivo de los alumnos, comenzar con los de tres años e ir subiendo. Por último hay que adoptar medidas en la sociedad porque no solo aumentando las horas de inglés en el colegio van a aprenderlo. Esa lengua tiene que estar muy presente en la vida, no doblar las películas ni los dibujos animados y que esta lengua estuviera presente en los medios.

-¿Cómo ve el futuro de la educación?

-Soy positivo y optimista. Han salido cosas positivas este curso y estamos muy ilusionados con la plataforma. Hay mucho movimiento y eso tiene que ser bueno.

-La representante de los alumnos recordó en la presentación que ellos son los afectados por las políticas educativas. ¿Se les escucha poco?

-Se les escucha poco, es un reflejo del colegio tradicional: el profesor como transmisor de conocimientos que el alumno solo tiene que adquirir. Esto cambiando. El aprendizaje es más cooperativo y ese paso también se tiene que dar en la vida. Si se hacen leyes educativas para los alumnos, ellos tienen que estar presentes.

-¿Habrá víctimas de este curso?

-Sí. Los niños, los alumnos, por desgracia. Y también habrá algunas víctimas políticas.