Caían chuzos de punta en Sant Joan justo cuando en el interior del templo arreciaba un chaparrón de órdago sobre uno de los presentes. Ninguna homilía del obispo tiene desperdicio. Vicente Juan Segura nunca se muerde la lengua y las guarda hasta que llega el momento de ajustar cuentas. Y ayer era el día señalado para poner ciertas cosas en su sitio. «En esta iglesia tenemos las puertas abiertas a todos, pueden entrar todos, incluso los que nos persiguen», soltó el obispo mientras las miradas se dirigían a un banco concreto de la parte derecha de la nave reservado a las autoridades. Silencio sepulcral en torno al supuesto aludido que este mismo, al sentirse observado, rompió al tragar saliva. Más pistas: gracias a los obreros («una institución extraordinaria y eficaz», dijo) y a la propia Iglesia, «el templo de Sant Joan es artístico y bello» y ha sido cuidado con esmero a lo largo de sus casi 300 años de historia por los parroquianos. «Es en esto donde se comprueba la eficacia de este estamento para conservar su patrimonio artístico, abierto siempre a todos, sin ninguna crítica», comentó Vicent Juan.

¿Se refería el obispo a José Luis Rodríguez, el concejal no adscrito del Consistorio de Sant Joan que el pasado otoño denunció la construcción de una estructura en el techo de la casa parroquial? «No, no, ni mucho menos, solo hablaba en general, de que la Iglesia protege su patrimonio», aseguró Vicent Juan a la salida de la misa. Pero blanco y en botella, quien sí estaba convencido de que el obispo aprovechó la festividad del santo patrón para saldar deudas (esta le ha costado un expediente urbanístico abierto por el municipio, la demolición de la estructura construida en la techumbre y la consiguiente multa) era José Luis Rodríguez: «Me la tiene jurada. Esto iba por mí...». Antes de acabar la frase hizo un requiebro, pues dio la casualidad de que en esos momentos pasaba a su vera el obispo báculo en mano. Y menudo cayado porta. Repuesto del susto, prosiguió: «Respeto todas las opiniones, pero yo hice el trabajo que me encomendaron los ciudadanos», señaló ya con Vicent Juan a una distancia prudencial y mientras recordaba que, además, también se le debió atragantar su denuncia sobre los espacios ajardinados de Sant Miquel. ¿Y no ha hablado con él de este asunto para limar asperezas? «No tengo ningún problema en hacerlo. Cuando quiera, que me llame y lo discutimos, aquí estoy», indicó este «ateo hasta la médula». «Sí, ateo. Mira esta pulsera [en la mano izquierda]: tiene los colores de la bandera republicana», justificó, como si existiera incompatibilidad manifiesta entre la tricolor y el catolicismo.

A Rodríguez le preocupan ahora otros asuntos mundanos, por ejemplo que ya ha encontrado acomodo en una nueva formación, lo que le permitirá, al fin, abandonar el limbo político en el que se mueve desde hace un año. No quiso desvelar el nombre de ese partido porque desea anunciarlo la próxima semana en una rueda de prensa, pero Podemos, no obstante, asegurar que no volverá al partido que Pablo Iglesias fundó en 1879, sino a otro.

Vicent Juan recordó la vida y figura de San Juan Bautista, pero omitió el escabroso episodio de su martirio, quizás porque tras las indirectas previas no era menester recordar cómo Herodes sirvió la cabeza del santo en bandeja de plata a la hija de su amante.

Fuera de la iglesia, primorosamente adornada con cañas, ramilletes de Sant Ponç y floridas ramas de mirto, la procesión recorrió las calles del pueblo (e incluso su aparcamiento, a reventar) con las imágenes del patrón, el Buen Jesús, San Vicente Ferrer, la Virgen del Rosario, el Corazón de María, el Corazón de Jesús, San Mariano Abad (con la lúgubre calavera sus pies) y la Madre de Dios del Carmen llevadas en andas por los feligreses. En la de San Vicente Ferrer se relevaban los dos hijos de Àlex Minchiotti y este mismo, que como buen conseller de Economía administraba el gasto energético de los pequeños. A su costado, Miquel Jérez soportaba solito y no sin sufrimientos el anda izquierda, lo que se antoja una alegoría de cómo lleva el peso de ser el portavoz del PP ibicenco.