Sant Josep celebró ayer, con una semana de retraso por culpa del aplazamiento impuesto por el mal tiempo reinante el pasado domingo, su tradicional fiesta de Sant Isidre, convertida ya en la principal convocatoria festiva de la localidad de sa Talaia.

Ya por la mañana se habían instalado en la calle principal del pueblo decenas de tenderetes de artesanías, productos naturales y todo tipo de mercancías autóctonas, desde hierbas ibicencas caseras hasta alimentos elaborados con algarroba o dulces musulmanes. La exposición de maquinaria agrícola atrajo también a gran número de personas, interesadas en conocer las últimas novedades en tractores, motocultores o segadoras.

Sin embargo, el plato fuerte de este Sant Isidre de 2014, que alcanza con la presente edición su decimoquinto aniversario, llegó por la tarde con el tradicional desfile de carros payeses, en el que se pudo observar un buen número de estas obras de arte rural esmeradamente restauradas y en perfecto estado, gracias al interés de sus propietarios. El desfile fue presenciado por numeroso público, entre los que había hombres y mujeres ataviados con la típica vestimenta payesa, tal y como solicitaba la organización de los actos para dar un mayor sabor rural a la celebración.

Durante la tarde el casco urbano de Sant Josep se convirtió en un hervidero de gente y actividades, pues los carros tradicionales no fueron ni mucho menos la única atracción. En el porche de la iglesia se había instalado una muestra de artesanía. Además de la misa y la procesión cívico-religiosa, la organización se encargó de prolongar la fiesta con abundantes bunyols y vi pagés, así como las habituales demostraciones de ball pagès que entusiasmaron tanto a los residentes como a los turistas.