El único imputado por el incendio de Roca Llisa ha sido condenado a un año de cárcel por tráfico de drogas, ya que la Guardia Civil le intervino 60 plantas de marihuana. Marcos E. B. no ingresará probablemente en prisión, puesto que es su primer delito y carece de antecedentes penales, según informan fuentes judiciales. En cuanto al caso abierto el relación al fuego que obligó a evacuar a más de mil personas de la urbanización y viviendas cercanas a Roca Llisa y que arrasó 92 hectáreas en septiembre de 2011, quedó archivado sin responsables.

El juez no encontró pruebas suficientes para sentar en el banquillo a Marcos E. B., que fue detenido por la Guardia Civil dos días después del siniestro. El fuego comenzó a las 20.07 horas del domingo 18 de septiembre de 2011 y se propagó por el bosque de pinos y sabinas situado al norte de Roca Llisa, lo que obligó a desalojar a casi todos los vecinos. Los investigadores del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) del instituto armado ubicaron el origen del incendio en Can Tahuet, cerca de la finca en la que vivía de okupa Marcos E. B., que siempre ha negado tener cualquier responsabilidad.

Incluso, días antes del juicio, se plantó en la puerta de los juzgados con su perra ´Bambuler´ y colocó varios carteles para denunciar las injusticias que se han cometido, según él, contra su persona. Este hombre, natural de Terrassa (Barcelona) y de 38 años, anunció que comenzaba una huelga de hambre, poco creíble porque después reconoció que había comido. El día del juicio Marcos E. B., que comentó que fuma hasta 20 porros diarios, se confundió de hora y no se presentó, por lo que la vista oral se celebró en su ausencia.

La sentencia no se ha hecho pública pero este diario ha podido saber que la magistrada Martina Rodríguez ha impuesto doce meses de prisión al procesado por un delito contra la salud pública por tráfico de drogas, en la modalidad de sustancias que no causan grave daño a la salud. La sentencia no es firme, puesto que la defensa ha recurrido a la Audiencia Provincial de Balears.

Acusado de caza furtiva

El 4 de febrero, en una conversación informal con Marcos E. B. a la puerta de los juzgados de la avenida de Isidor Macabich, el joven explicó que la Guardia Civil le quitó uno de sus dos perros porque los agentes creen que los usaba para cazar conejos. El okupa, que lleva 15 años en Ibiza viviendo en casas abandonadas y subsistiendo de la caridad y de pequeños trabajos, aseguró que está pendiente de otro proceso judicial en el que le acusan de dedicarse a la caza furtiva.

Mientras tanto, deambula con su bicicleta y con su perra por Vila, sobre todo por las zona de es Viver, ses Figueretes y Platja d´en Bossa, según ha podido comprobar este diario. Es posible que ni siquiera conozca el resultado de la sentencia, puesto que no tiene residencia fija y carece de móvil.