Joana Biarnés, alma de los fogones de Cana Joana, ha recogido esta semana la Creu de Sant Jordi de Catalunya. Cuando recibió la llamada de la Generalitat se emocionó muchísimo, se quedó muda, no se lo esperaba. Biarnés suma 22 años de fotografía y 22 años de cocina. En ambos campos, una maestra.

„Primero para el diario Pueblo y después para varias agencias ha fotografiado a centenares de personajes: Polanski, Los Beatles, a Raphael durante casi toda su carrera... ¿Cuál es para usted la foto más valiosa de su catálogo?

„Muchas. Aunque no sean fotos de una gran calidad, mis preferidas son las del reportaje de Los Beatles. Fue un desafío contra todo y salió muy bien [se coló en la habitación que ocuparon en su visita a España en 1965]. Tengo muy buen recuerdo de las fotos que le hice a Nuréyev con Antonio El Bailarín en su casa. Yo me hice pasar por la secretaria de Antonio, de acuerdo con él. Nuréyev le dijo expresamente que no quería nada de prensa. Antonio, que es gran amigo mío, me lo comentó. Le dije: «Hazme pasar por tu secretaria». Y así lo hicimos. «Juanita, por favor, un vaso de agua». Y yo llego con un vaso de agua. «Juanita, ¿me puedes traer una manzana?». Pues Juanita viene con la manzana. Y de repente me dice: «Juanita, ¿nos puedes sacar una foto?» Yo ya tenía preparada una Canon pequeñita, no demasiado ostentosa y las fotos... son preciosas, trasmiten lo a gusto que se sentían en ese momento. Son ocho fotos preciosas y un coleccionista me ofrece lo que yo quiera por ellas, pero de momento no quiero vender nada.

„También logró las primeras fotos de Polanski en España después del asesinato de su mujer Sharon Tate.

„El reportaje de Polanski lo hicimos en Marbella. En verano el director de Pueblo hacía tres equipos y nos enviaba a las tres zonas más turísticas: Marbella, Palma y Benidorm. A mí ese año me tocó con el periodista José Luis Navas, con el que he hecho reportajes preciosos. Los padres de José Luis tenían una casa allí y el periódico se ahorraba así pagarnos el hotel.

Nos enteramos de que venía Polanski y conseguimos el reportaje porque nos hicimos pasar por una pareja de vacaciones.

José Luis Navas era un médico y yo, su mujer.

„Y les salió redondo...

„Pero lo mejor son las vueltas que da la vida. Muchos años después, en Cana Joana, una noche nos reservaron una mesa para Polanski. Me puse nerviosa. La segunda vez que vino al restaurante se lo dije: «Hace muchos años usted estuvo en Marbella y le hicieron un reportaje medio robado». Se acordaba bien. Y le dije: «Pues la fotógrafa era yo». «¡¿Cómo?!», me dijo él. Le respondí que el resultado fue muy bueno para nosotros y que a él, al fin y al cabo, no le había hecho ningún daño.

Se hizo cliente asiduo.

„¿Todavía piensa ´me gustaría estar ahí para sacar yo las fotos´?

„Sí, tengo el corazón de reportera, eso no se olvida, es un veneno. Tengo metido en vena el reporterismo. Y por eso también me indigno muchas veces cuando veo el comportamiento de muchos periodistas y fotógrafos.

„¿Se refiere a los paparazzis?

„A mí me ha ido bien yendo con educación. No hablo solo de los fotógrafos sino de la interpretación que se le da a las imágenes después. Lo que se inventa sobre esas imágenes, el pie de foto, la mentira... Me molesta que se llamen periodistas porque no lo son. Hay personas que hace tres años estaban poniendo copas en Marbella y ahora se dicen periodistas.

„¿Pasaban muchos famosos por su restaurante?

„Como por todos los restaurantes de Ibiza en verano. Cana Joana recibió a muchísimos famosos, futbolistas, tenistas, actores, cantantes... Me acuerdo de Naomi Campbell, que era un espectáculo. Venía con Thierry Roussel pero creo que eran amigos, no pareja. Creo. Una noche, en concreto, se levantó para ir al lavabo en mitad de la cena. Llevaba una minifalda como un cinturón ancho y era para ver la cara de la gente, todos con la boca abierta mirándola.

-¿Qué es lo que le atrapó de Ibiza?

-¿Qué me aportó Ibiza después de vivir en Madrid? Comenzamos a echar raíces en el año 1974, arreglamos la casa, y en el año 1985 ya nos mudamos. Me enamoró la gente del campo de Ibiza, no tanto la parte turística, aunque he vivido 22 años del turismo. Me atrapó la sinceridad del hombre del campo. Como nuestros amigos Toni y María, que nos acogieron tan bien.

Se creó una química muy buena entre nosotros. Fueron de los que me atraparon en Ibiza.

„Usted lleva mucho tiempo alejada de los focos, ¿cómo encajó que quisieran hacer un documental de su vida?

„Yo estaba jubilada. ¡Perfecto!, pensé. Ahora ya me podré dedicar a terminar mi libro de recetas sobre la patata [risas].

Podré hacer yo misma las fotos de los platos. Y es en ese momento cuando aparece toda esta movida, todo este redescubrimiento...

„¿Por qué este interés repentino por rescatar su obra?

„El resurgir, el resucitar de mi profesión ha sido muy curioso. Este año pasado se cumplió el 50 aniversario de unas inundaciones terribles del Vallès. Este día mi padre y yo nos fuimos allí y sacamos un material impresionante, que yo guardé.

Mi padre murió... y ahora, con el 50 aniversario de la catástrofe, vino a casa un fotógrafo, mi primer ´Cristóbal Colón´ [risas].

Es Cristóbal Castro, un gran fotógrafo que me pidió negativos prestados para una exposición en Terrassa sobre las inundaciones.

„¿Por qué son especiales sus fotos de las inundaciones?

„Fotos había muchas, todo el mundo saca la cámara en una catástrofe. Pero mi padre y yo hicimos las fotos periodísticas, humanas, que transmitían algo diferente al espectáculo dantesco que vivió todo el mundo y que mucha gente retrató.

Nosotros fuimos al plano humano, a la imagen humana. Esas imágenes ocuparon un lugar destacado en la exposición del aniversario. Pero Cristóbal no se quedó solo con eso. Cuando vio el armario en el que tengo todos mis negativos clasificados me dijo, ´pero, oye, tú tienes una cantidad impresionante de material aquí´. Y les habló de mí a otros compañeros de profesión. Tengo tres hadas madrinas. Cristóbal Castro, Sandra Balsells, que es una fotógrafa fantástica de guerra, y Gervasio Sánchez. Ellos organizan cada año en Albarracín unos seminarios de fotografía periodística. Me invitaron a contar mi vida. Fue impresionante porque 160 muchachos y muchachas que están iniciándose de alguna forma en el mundo de la fotografía, se pusieron de pie y me aplaudieron. Yo simplemente les conté mi vida... y es verdad que luché, que luché muchísimo. En la época de Franco lo pasé horrible, lo pasé muy mal. Pero de eso no me quiero acordar.

„¿Era un ambiente muy machista?

„Lo de ir a un campo de fútbol era horroroso. Con carné de prensa y todo los grises me decían: «Eres una mujer, fuera».

Con malas maneras, como si estuviera apestada.

„¿Y desde las gradas también la increpaban?

„Menos bonita me decían de todo. «Vete a fregar», «busca novio en otro lado...».

„¿Esto la obligaba a estar siempre a la defensiva, se tenía que vestir discreta?

„Nunca hice concesiones. Nunca me vestí un poco ´machorrilla´ para que me respetasen. Iba súperfemenina. Ni una sola concesión. Sufrí acoso, eso es verdad, pero lo corté muy bien. En el periódico mis compañeros se portaron conmigo de cine.

Salvo un ´plumilla´ al que no le hacía ninguna gracia.

„Usted habla maravillas siempre de su paso por Pueblo.

„Fue fantástico, fue mi universidad, me encontré con el apoyo de un director que creyó en la mujer. Nunca le defraudé. La mayor parte de los redactores querían hacer reportajes conmigo porque era una buena colaboradora. Para mí el reporterismo era un sentimiento. Una necesidad.

„¿Es consciente de que abrió el camino a muchas mujeres?

„Lo soy. Cuando llevaba cuatro o cinco años en Pueblo empezaron a contratar a chicas, a otras fotógrafas. De eso soy consciente y estoy orgullosa. De todas formas, la mía ha sido una generación de mujeres pioneras en todos los ámbitos: médicos, investigadoras, escritoras... muchísimas mujeres salieron entonces, no sé si como resultado de este machismo, que en el fondo nos hacía reaccionar y decir ¿cómo? ¿que yo no puedo? ¡Estás muy equivocado!

„¿Cuál es la clave para ser buen fotógrafo? ¿Talento natural, formación o experiencia? ¿Todo?

„Yo tuve la escuela en casa porque mi padre era fotógrafo. Muchas veces me han preguntado si yo sentía el atractivo de la fotografía y siempre digo que no. Yo me metí en la fotografía para ayudar a mi padre. Como en mi casa no había chicos empecé a ayudarle en el laboratorio, revelando fotos. Incluso me enseñó a ampliar y a hacer las sombras. Todo esto que ahora se hace directamente con el digital [señala la cámara del fotógrafo de Diario de Ibiza Juan A. Riera, que está precisamente retratándola para la entrevista].

„Juan A. Riera: Yo también empecé con el laboratorio

„¿A que es una gran escuela?

„J.A.R: Claro.

[Joana Biarnés saca una cámara digital del bolso].

„Es que he vuelto a la fotografía.

„Le iba a preguntar precisamente eso, si lleva siempre una cámara consigo.

„Siempre, siempre. Ahora estoy haciendo una serie sobre puertas de casa de Ibiza... bonitas o históricas. No me extraña que vinieran tantos pintores a Ibiza con estos blancos, unos blancos muy difíciles tanto para pintura como para fotografía. Hay una gama de blancos a pleno sol increíbles.

„¿Le ha resultado complicado adaptase al mundo digital?

„Ahora voy a tomar unas clases en Barcelona para aprender a manejar estas cámaras digitales. Quiero aprender a sacarle partido a cámaras como esta, una Lumix que tiene una lente Leica, es una maravilla. Ahora un niño de dos años puede ser fotógrafo con la cámara del móvil de su padre. Pero hay que tener una base, hay que saber qué es la fotografía. Yo en la época tenía la Hasselblad de motor y sin motor, que ya en la época valía 150.000 pesetas, que se dice pronto. Tenía Nikon, Canon, muchas cámaras, siempre me compraba lo último. Es algo que me inculcó mi padre: ve siempre con el mejor material.

„¿Por qué lo dejó en 1985?

„Me olvido de la fotografía porque vi que esto tomaba un cariz que no era el mío. Mentir para una exclusiva, hacer montajes, pagos por aquí, el otro que te pide la mitad... Si para seguir en la fotografía tengo que empezar a inventar, a querellarme, a perseguir a la gente... No. Yo siempre he entrado por la puerta grande en todos los sitios. En la vida he hecho las cosas que me enseñó mi padre: hacer bien el trabajo, la honestidad por encima de todo... por eso me fui de la fotografía.

Al cerrar el diario Pueblo yo ya perdí el tren de la prensa. Con mi marido y dos compañeros más abrimos la agencia Sincropress y ahí es cuando empecé a ir a Estados Unidos a hacer reportajes de cine, fui a Hollywood muchas veces. Pero las cosas se pusieron feas. No querían más que temas amarillos, no lo blanco, no lo limpio.

„Y usted nunca quiso rebasar ciertos límites.

„Todo el mundo de la farándula habla bien de Joana Biarnés. Puedo presumir de ello.

„Y entonces decidió abrir el restaurante.

„Ya teníamos esta casa en Sant Josep y, como la segunda pasión que yo he tenido en la vida ha sido la cocina, mi marido y yo pensamos en montar algo. Antes de tener el restaurante todo el mundo ya venía a nuestra casa, a Ca na Joana, y hay muchos testigos en la isla que lo saben. Llegaba Sara Montiel y decía «Vámonos a casa de Joana Biarnés que nos va a invitar a cenar», venían de la playa y se tomaban un gin-tonic en Ca na Joana. Un día le dije a Jean Michel [su marido, Jean Michel Bamberger, mítico periodista, excorresponsal de Paris Match] abramos un restaurante y ¡así vendrán pagando por una vez! [risas].

„Y ya siempre unida a Ibiza desde entonces...

„Ya no tenemos casa en Ibiza pero mi marido siempre dice que ha vuelto a nacer en esta isla. Él tuvo un problema, una enfermedad de las desgraciadamente terribles que hay ahora. Y aquí se curó, aquí lo cuidaron y pasó de pesar 39 kilos a 108, que es lo que pesa ahora. Gracias a Can Misses, a los médicos, a los oncólogos. Siempre lo dice. «Yo no me puedo ir de esta isla porque en el fondo he nacido aquí». Así lo dice. Tenemos grandes amigos aquí. Seguiremos viniendo.