El Grupo de Empresas Matutes arremetió ayer con dureza contra los políticos de la isla, sin nombrar a nadie, y anunció que no llevará adelante el proyecto del «hotel boutique» de ocho plazas en el faro del islote de sa Conillera si es «percibido negativamente por los ibicencos». Para conocer la opinión de los ciudadanos de la isla piensa encargar una encuesta, al igual que ya hizo para pulsar la opinión acerca de su plan de excelencia de Platja d´en Bossa. Pero aún no hay fecha porque primero quiere «ver cómo respiran [los políticos] y ver qué actuaciones emprenden». En estos términos se pronunció ayer el presidente del Grupo de Empresas Matutes, Abel Matutes Juan, en una extensa rueda de prensa, en la que su hijo, Abel Matutes Prats, subrayó que la compañía «lleva en su ADN la protección del medio ambiente».

El empresario y exministro recalcó que el proyecto de sa Conillera (del que dijo que solo es un croquis, sin siquiera un estudio económico) es «legal», ya que el Plan de Ordenación de Recursos Naturales de Cala d´Hort no prohíbe el uso turístico, en contra de lo aprobado por unanimidad en el último pleno del Consell. En este sentido, Matutes lanzó el siguiente dardo a los políticos: «O no entienden la legislación o simplemente mienten. También es verdad que para ejercer el oficio de político no se necesita certificado de estudios y a lo mejor alguien no lee mucho».

Matutes dijo que el proyecto de sa Conillera es «la menor de sus preocupaciones» y acto seguido recordó que su grupo empresarial gestiona «miles de millones en inversiones en todo el mundo y más de 20.000 plazas hoteleras». «Ocho plazas de un hotel boutique no tienen trascendencia económica», dijo, al tiempo que indicó que, pese a que aún no se ha estudiado la rentabilidad de la operación, se podría «obtener un beneficio de algo más de 20.000 euros». «Pensamos que [el proyecto] podría ser una punta de lanza para dar más fama mundial a la isla», justificó. Abel Matutes hijo insistió en que el proyecto no contempla ampliar ninguna construcción, sino que se limita a reformar el interior de las dependencias del faro, sin ninguna repercusión ambiental. La piscina se ubicaría en el aljibe.

Aparte de citar algunos de los principales certificados de calidad ambiental que posee el grupo hotelero, Matutes subrayó su interés en la defensa del medio ambiente y recordó la donación que hizo al Consell de las fincas de sa Sal Rossa, Puig des Jondal, sa Caleta (parte del poblado fenicio) y sa Serra de sa Cova Santa durante la etapa de Pere Palau como presidente del Consell. En este punto el empresario también arremetió contra la institución insular, a la que reprochó su falta de atención de las zonas boscosas donadas. «Esperábamos que se limpiaran los bosques. Si hubiera un incendio, el responsable sería el Consell por inacción», dijo Matutes, que recordó que se cedieron las fincas «con la finalidad de ser conservadas». «No quiero una placa de bronce que diga que es un regalo de la Fundación Matutes. Solo queremos que se cumplan los compromisos que figuran en las escrituras», añadió. El presidente de Empresas Matutes dijo también que «esperaba más» del Consell en la conservación del poblado fenicio.

También cargó contra las instituciones por no querer aprobar un decreto-ley que facilite la ejecución de su plan de excelencia de Platja d´en Bossa. «Hay entidades con mil funcionarios de las que no sale ni un papel», afirmó, aunque acto seguido trató de quitar hierro al asunto afirmando: «No estoy crispado ni molesto».

Solo contra las prospecciones

Previamente había lanzado otra andanada contra los responsables políticos al recordar que fue él quien en 2011 alertó del riesgo de las prospecciones petrolíferas: «Era una voz clamando en el desierto. Ahora se ha visto su rentabilidad política y todo el mundo se ha movido. Estamos jugando con el porvenir de la isla. O hacemos politiquería barata o hay Matutitis».

Por último, después de haberse despachado a gusto con sus críticas, aseguró que no quería atacar a ninguna institución y que ha mantenido un buen diálogo con el vicepresidente del Consell, Mariano Juan, al que ha visto «buena voluntad», al igual que al presidente, Vicent Serra, pero «sin obtener resultados».