La música de la sénia es un ‘tac, tac, tac’ constante que marca, como un metrónomo, una pieza de sabina seca que suena mientras la noria da una vuelta completa. Ese ‘tac, tac, tac’ multiplicado por todas las norias que había hace años en los campos ibicencos era la música de la huerta. La música que escuchaban payeses como Pep de sa Plana, que a sus 80 años es hoy la única persona en la isla que conserva el arte de fer es rest, es decir, atar las tinas de barro o cadufos a la cuerda de la noria que permiten extraer agua del pozo. Lo hace de tal modo que quedan tensas como las cuerdas de una guitarra.

Para los arqueólogos Josep Torres Costa y Elise Marlière ha sido «toda una suerte encontrarle» cuando el Ayuntamiento de Sant Antoni les encargó la restauración de la sénia de sa Punta des Molí, que se presentó ayer. El visto bueno de este payés una vez finalizados los trabajos es el mejor premio para los dos expertos.

La presentación de la sénia coincide hoy con la celebración del Día del Agua y por eso el Ayuntamiento de Sant Antoni invitó ayer a un grupo de alumnos del colegio Santísima Trinidad a conocer la noria restaurada y la importancia del regadío en el campo ibicenco. El arqueólogo Josep Torres les fue narrando cómo los distintos pueblos que se asentaron en Ibiza, desde los fenicios a los romanos, lo hicieron cerca de fuentes y manantiales para tener cerca y accesible este recurso. También aprovechó la atención de los más pequeños para advertirles de la importancia de un consumo de agua responsable y de no verter químicos ni aceites por los desagües. «En su día, en es Broll de Buscastell desaparecieron las ranas, que son muy sensibles a los químicos, por culpa de los pesticidas», relató.

Los niños mantuvieron más o menos la atención durante las explicaciones, hasta que se desató la euforia cuando les dieron la oportunidad de hacer las veces de la mula y arrastrar la percha que acciona la noria para extraer agua.

«La restauración ha sido un trabajo muy interesante a todos los niveles y ha sido bonito porque ha participado gente del pueblo, unas ocho o diez personas entre carpinteros y herreros, restauradores, nosotros como arqueólogos y el apoyo impagable de Pep de sa Plana, que conoce muy bien cómo funciona la sénia y ha sido nuestro punto de referencia», destacó el arqueólogo Josep Torres, que relató que cuando les llamaron para restaurarla «estaba a punto de derrumbarse por completo».

La restauración de la sénia ha necesitado un presupuesto de 9.837 euros y los trabajos se han extendido prácticamente durante un mes. «Todo el proceso de restauración ha resultado bastante complejo, incluso una fase que parecía muy sencilla como realizar el rest, que es atar los cadufos, las tinas de cerámica, con las cuerdas, no la habríamos resuelto nunca sin la ayuda de Pep de sa Plana», insistió el arqueólogo.

Por su parte, la concejala de Cultura, Sara Ramon, mostró la «satisfacción» del Consistorio por lo bien que ha quedado la noria, que, además, «está ubicada en Sa Punta des Molí, un bien de interés cultural con diferentes elementos etnológicos que hay que tratar de mantener en las mejores condiciones».

De imprescindibles a olvidadas

La sénia es uno de los ingenios hidráulicos más extendidos en Ibiza. Los historiadores aseguran que se introdujo en la isla durante la dominación musulmana, aunque su uso se extendió más tarde, entre los siglos XVIII y XIX. A finales del siglo XIX el archiduque Lluís Salvador contabilizó 35 sènies en Sant Antoni, sobre un total de 197 en toda la isla, la mayoría ubicadas en Santa Eulària. «Con la llegada de las bombas hidráulicas y el cambio de la economía agrícola hacia una centrada en el turismo cayeron en desuso progresivamente», relató ayer el arqueólogo, que cree «muy importante» recuperar elementos del pasado reciente de la isla para que la gente joven los conozca.

Por otra parte y coincidiendo también con el Día del Agua, la asociación de vecinos de Can Tomàs ha promovido un concurso de fotografía y dibujo escolar sobre el agua que se falla esta tarde. Los trabajos están expuestos en la sala sa Punta des Molí hasta el 28 de marzo, de 17.30 a 19.30 horas. Muchos de los dibujos de los pequeños se refieren al tema del agua a través de lemas y alusiones contra las prospecciones petrolíferas en la costa pitiusa.