­Con calma, recreándose y disfrutando del momento que durante semanas habían preparado. Así recorrieron la calle Sant Jaume las casi 1.300 personas que se habían inscrito en la rúa de carnaval de Santa Eulària, una cita que crece cada año y que en esta edición contó con 27 inscritos, de los cuales 15 eran comparsas de distintos colectivos.

Como es tradición en este desfile, los colegios del municipio sacaron a la calle todas sus huestes, las academias de danza dotaron de profesionalidad al espectáculo y los particulares desbancaron al resto en cuanto a humor e ingenio. La de ayer fue una tarde histórica, la tarde en la que Míster Potato conoció a Mortadelo y Filemón. 150 réplicas de la popular patata, todas ellas rebosantes de color, y presumiendo de orejas, dientes y narices, representaron al CEIP Sant Carles. Sus disfraces eran sencillos pero efectistas , al igual que su coreografía y demostraron que, sin complicarse demasiado, es posible obtener un resultado sorprendente y pasarlo tan bien como el que más.

El tubérculo más famoso de Hasbro se cruzó en Santa Eulària con los clásicos del cómic español, que paseaban en la carroza de La 13 rue del Percebe del colegio Vénda d´Arabí. El botones Sacarino, el profesor Bacterio, Doña Ofelia, Zipi y Zape, Mortadelo, Filemón, el Súper y un batallón de Mafaldas se contonearon por la arteria principal del pueblo seguidos de los 70 muñecos de nieve del C.P. Santa Eulària, que no se derritieron pese a la calidez de la danza Kuduro, y de la colla de payeses del ´Anam a Maig´ del C. P. Sant Ciríac. Este año también los alumnos del Morna International College participaron en la rúa convertidos en toda una constelación de astros que disfrutaban de ´Grat ball of fire´.

El regreso a la década de los 40 que proponían Banana Dance Studios y Cachirulo cerró el triunfal desfile carnavalesco e hizo bueno el dicho de que los últimos serán los primeros. Los espectaculares aviones de globos y las coquetas bailarinas cautivaron al jurado a ritmo de ´Sing sing sing´. También hubo percances, es cierto. A uno de los pilotos se le desmontó la aeronave en pleno vuelo, pero resolvió con dignidad y, a horcajadas sobre los restos, transformó el vehículo en corcel. Los felinos de ´El rey León´ y la corte del faraón de ´El imperio egipcio´ tuvieron más suerte que los adoradores de Celia Cruz en ´Azúcar´. La Rapunzel de Labritja, con su interminable trenza, volvió a cautivar y los pagesos del Centro social de Sant Llorenç provocaron tantas sonrisas como ses güeles de ´Nunca es tarde´, descoyuntadas de tanto meneo.

Heidi, Pedro y el abuelito no quisieron perderse la oportunidad de sorprender al público que, un año más, se agolpaba a ambos lados de la calle dispuesto a disfrutar. Vieron pasar a un grupo de indígenas vestidos con macarrones, a un buzo poco amigo de los hidrocarburos, a algún que otro rastafari y a una sorprendente bala de paja andante. Todos ellos se retiraron para dejar paso a Doña Cuaresma.