Una o varias personas prendieron fuego en la madrugada de ayer, al parecer usando un líquido inflamable, en el rellano de la sede del PP de Ibiza. Las llamas afectaron a las puertas de la oficina y del ascensor, que sufrieron daños pero que al ser blindadas o de hierro no ardieron, y al felpudo de las instalaciones del PP, aunque ni entraron en la sede ni se extendieron por el inmueble. Sin embargo, sí causaron una intensa humareda que tiñó de negro la escalera del edificio y se metió en las viviendas, si bien afortunadamente los vecinos, que estaban dormidos, resultaron ilesos.

«Estamos todos bien. Nosotros dormimos [en una habitación ubicada] dentro [de la casa] y allí no ha entrado el humo, pero yo escupía saliva negra», explicó una de las vecinas mientras se afanaba por limpiar su vivienda.

El suceso ocurrió entre las cuatro y las seis de la madrugada en el número 22 de la avenida de Bartomeu de Rosselló de Vila, un edificio de seis plantas. En la primera se ubica la sede del PP, otras oficinas y el garaje del inmueble, mientras que en el resto hay dos casas por piso ocupadas por familias, muchas con personas mayores.

Los asaltantes accedieron al inmueble después de romper uno de los cristales situados en el lateral de la puerta de la calle. Aunque varias personas apuntaron a la posibilidad de que hubieran entrado por este hueco, que es muy estrecho, entre ellas el presidente de la comunidad de propietarios, Lucas Costa, otra vecina indicó que una vez roto el cristal se puede abrir la puerta.

Luego subieron hasta la primera planta y supuestamente echaron un líquido inflamable en el rellano, que se coló incluso en la sede, y le prendieron fuego.

«Yo oí ruido sobre las 3.20 horas, pero como pasa el barrendero o el que recoge el vidrio, me he dado la vuelta y no he hecho caso», indicó esta mujer, que prefirió no facilitar su nombre. Siguió durmiendo hasta que su marido se despertó a las seis y le pidió que se levantara: «Me dijo, ven y verás cómo está la casa». «No se podía respirar», contó la vecina, que insistió en que como su cuarto está en la parte interior del domicilio y duermen con la puerta cerrada, no les llegó el humo.

Costa, que reside en el segundo piso, relató que él oyó golpes alrededor de las cuatro: «Los primeros golpes se oyeron sobre las cuatro de la madrugada, pero no le dimos importancia; pensé que podría ser un camión que estaba descargando. Salí al balcón pero no vi a nadie». De acuerdo con su testimonio, a las seis de la madrugada escuchó el último golpe. «Luego empezamos a oler a humo y algún vecino dio la alarma. Los bomberos y la Policía llegaron muy rápido», relató.

Al parecer, fueron los vecinos los que se avisaron entre ellos de lo que estaba pasando. La anterior vecina señaló que a ellos les alertó otro de lo que pasaba y para que no salieran, pues el edificio estaba lleno de ceniza y humo. Colocaron una toalla húmeda en la puerta y esperaron.

Joan Marí, que también reside en el edificio, en una de las plantas de arriba, relató que a él le avisaron sobre las seis de la mañana y que fue entonces cuando vio «toda la habitación llena de humo». Marí narró que como la humareda subía por toda la escalera, les indicaron que esperaran en los balcones.

Tanto Marí como Costa apuntaron a que debieron tirar un líquido inflamable para prender fuego. «El PP tiene la puerta blindada y el fuego no ha podido entrar», comentó Marí. Afortunadamente tampoco se extendió al garaje cuya puerta da a la primera planta, donde los vecinos aparcan sus vehículos.

«Había mucho humo», insistió Costa, quien a las 12 horas regresaba al edificio después de poner la denuncia en la comisaría. Apuntó también que él abrió una puerta del ático para sofocar la humareda y que los bomberos colocaron también un ventilador a motor, lo que ayudó a que saliera más rápido.

Otra vecina del edificio señaló que ella no oyó ningún ruido, y que fue su marido, que se levanta temprano, quien la alertó. «Llamamos a la Policía y no salimos. Pusimos toallas en la puerta de casa y del ascensor», contó. «Por suerte, no ha pasado nada», añadió.

La mujer mostraba a media mañana el suelo de su vivienda aún ennegrecido mientras limpiaba. Igual que la otra vecina, que recorría su vivienda pasando los dedos por encima de la mesa del comedor y de varios aparadores. «Mira», y mostraba cómo los restos de ceniza le manchaban los dedos. «Y esto después de pasar la aspiradora», agregó y resaltó que ya se habría limpiado las manos «unas 50 veces».

«No ha pasado nada, gracias a Dios», dijo esta mujer, que aunque apuntó que «molestar no han molestado» desde que el PP se trasladó al edificio «ni con ruido ni usando el ascensor», sí sufren los pitidos y la presencia policial, sobre todo durante las manifestaciones. El PP no había recibido ninguna amenaza previa a este ataque.