Nieves Palerm y Alicia Castellano ya no saben qué hacer. Desde que comenzó el curso sus hijos, con alguna discapacidad, no han ido a clase porque en sus institutos, Balàfia y Sa Colomina, no hay auxiliares técnicos para atenderlos. Ambas insisten en que sus hijos tienen derecho a la enseñanza y no entienden cómo Educación no pone los recursos necesarios para que puedan estar escolarizados con todas las garantías.

A principios de curso, Nieves Palerm decidió no llevar a su hijo, de doce años, a clase porque en el aula Ueeco (unidad educativa con currículum propio) en el que está escolarizado hay una única auxiliar para siete chicos. El adolescente sufre ataques epilépticos, ausencias en las que se queda paralizado y crisis -«como una descarga eléctrica»- que le ocasionan caídas. La madre, que afirma que no lleva a su hijo a clase «por seguridad», denuncia que desde que tomó esta decisión únicamente se han interesado por su caso los servicios sociales del Ayuntamiento de Sant Joan. De hecho, estos han derivado el caso al servicio de Protección del Menor, la Oficina de Defensa de Derechos de los Menores «y llegará también a la Fiscalía de Menores». Lejos de molestarse por la visita de los servicios sociales, Palerm está tranquila, sabe que la decisión que ha tomado es necesaria para garantizar la seguridad de su hijo.

La delegada de la conselleria balear de Educación en Ibiza, Belén Torres, le ha garantizado que la auxiliar llegará, pero que como el proceso de contratación es complicado no le ha especificado cuándo. «Lo que no entiendo es por qué, si es tan difícil contratar a estas especialistas, le quitaron la que tenía», lamenta la madre, que aún no ha conseguido una respuesta a esta pregunta y que está pensando en iniciar acciones judiciales si la conselleria no soluciona en breve la situación de su hijo. «Aunque suponga gastar dinero, este Govern hace lo que quiere cómo y cuando quiere, pisando derechos inviolables e hipotecando el futuro de los niños», afirma.

Palerm denuncia que Educación conocía las necesidades de su hijo desde mayo, antes de entrar en el instituto, ya que el colegio Balansat envió un informe a la conselleria. «Alguien no hizo bien su trabajo, porque lo leyeron e hicieron caso omiso», critica Palerm, que hace 20 días pidió una entrevista con el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Serra, y aún no ha recibido respuesta. «Esto es tercermundista, que los niños no vayan al colegio por falta de recursos es algo que solo pasa en el tercer mundo. Dicen que la temporada ha ido bien, ¿de qué nos sirve si no tenemos los derechos garantizados?», señala.

Estudiar en solitario

El hijo de Alicia Castellano, Alejandro, tampoco puede ir a las clases del módulo de Informática en el instituto Sa Colomina en el que está matriculado. Alejandro, de 16 años, va en silla de ruedas y necesita un auxiliar para acceder a algunos espacios de las instalaciones y para acompañarlo al baño. Como ha superado ya la enseñanza obligatoria Educación no tiene que garantizarle este apoyo, algo que su madre no entiende.

Alejandro quiere seguir estudiando, pero de momento está enclaustrado en casa. La opción que le han dado es que su madre le acompañe por las tardes al instituto y esté pendiente de él, posibilidad que el adolescente no quiere ni plantearse. Quiere ser un estudiante normal, sin tener a su madre con él todo el tiempo. El centro cuenta con auxiliares, pero únicamente en horario de mañana, de manera que nadie puede atenderle. «¿Qué integración puede haber si ni siquiera tiene la opción de ir a clase, aprender y relacionarse con otros chicos?», se pregunta su tía, Carmen Escandell, que explica que ahora Alejandro intenta seguir las clases desde casa, a través de Internet. Su madre, que se reunirá con la delegada de Educación en Ibiza, confía en que Alejandro pueda ir a clase pronto como cualquier otro adolescente.