Las fiestas de Sant Ciriac no serían lo mismo sin la tradicional berenada que se celebra en Vila. Cada 8 de agosto, un cercavila guía a todos los asistentes hasta Puig des Molins al ritmo de tambores, flautas y demás instrumentos de viento. Este año, la Agrupación musical Nuestra Señora de Los Dolores iniciaba la marcha con el ´Waka-waka´ de Shakira y continuaba con canciones más tradicionales. Una vez allí, la gente se hace lugar entre las rocas mirando al mar para disfrutar de una merienda en familia o con amigos.

Sa berenada es una tradición que pasa de generación en generación, y he ahí su magia. María Nieves, una mujer de 70 años, recuerda que cuando era niña, venía a Puig des Molins con sus padres. Ayer se la podía ver sentada en las rocas con su nieta, a la que trae desde hace tres años, según explicó. Considera que es un encuentro especial en el que todo el mundo trae su merienda y disfruta de una fiesta que aseguró es «muy antigua, de mucho tiempo».

Como el año pasado, Carmen Frígols volvió a hacer su inmensa paella que, según afirmó, este año no era para 500 comensales sino «para más de 600». Para su elaboración, han necesitado 50 kilos de arroz, 15 de pollo, 15 más de conejo y otros 15 kilos de costillas de cerdo, además de 10 kilos de marisco. Según relató, utilizó «la misma receta» que años anteriores pero este año no había alcachofas en la paella porque, subrayó, «están duras y caras».