Joan García Serra (Blanes, 1953) ha visto todo tipo de casos desde que llegó a la planta de pediatría del hospital Can Misses en 1999. Durante estos años ha observado cómo algunos bebés nacían con un síndrome de abstinencia, lo que ha derivado en su tesis doctoral ´Drogas de abuso durante el embarazo en la isla de Ibiza´, en cuya investigación descubrió que cada centímetro de pelo revela la evidencia de 30 días de consumo de drogas. El pasado mes de mayo leyó su estudio en la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB), que premió su trabajo con una calificación de cum laude. Ahora espera poder seguir estudiando otra de las grandes manchas del expediente ibicenco: los jóvenes precipitados durante el verano desde balcones y qué niveles de tóxicos presentan.

-¿Por qué decidió empezar este estudio en Ibiza?

-Durante muchos años en la isla he podido observar cómo los niños nacían con problemas de abstinencia y con diferentes alteraciones en el periodo natal inmediato. Pensé que sería interesante realizar un estudio con algunas madres que lo desearan, por lo que me puse en contacto con el laboratorio de investigación y empezamos a recoger muestras. Queríamos ver cuáles eran mejores para detectar el consumo de los diferentes tipos de drogas de abuso.

-¿Todas las pacientes eran de aquí?

-Sí, todo ha sido en el hospital de Can Misses. Sin los profesionales ibicencos esto no habría podido ser posible. Cuatro matronas y el laboratorio colaboraron desinteresadamente fuera de su horario laboral y les estoy muy agradecido. Las muestras se obtuvieron en Ibiza y después se analizaron en Barcelona. Alguna muestra de meconio se envió a un laboratorio en Roma porque lo analizaban con más medios.

-¿Qué muestras obtuvieron?

Inicialmente recogimos de la placenta, el pelo, la leche materna y el meconio, que es la caca de los niños recién nacidos. Pero también se pueden obtener de otors sitios, como las uñas o el líquido pericárdico.

-¿Y encontró diferencias importantes entre los distintos tipos de muestras?

-Sí, nos dimos cuenta de que muchas tenían un valor relativo bastante bajo, como la orina de la madre, que nos aportaba únicamente información de los cuatro días previos, o la de la placenta, que lo hace de hasta tres días antes.

-¿Cuánto tiempo trabajó en este estudio?

-Durante dos años desde que tomamos la última determinación. El estudio trabaja sobre dos artículos publicados en 2012, y el pasado 28 de junio tuve la lectura de la tesis doctoral en la Universitat Autònoma de Barcelona.

-¿Cuál es la novedad que aporta su estudio?

-Nos dimos cuenta de que cada centímetro de pelo -desde la raíz hasta la punta- nos daba la información de lo que había consumido la madre en el mes anterior. Un pelo de 36 centímetros nos cuenta toda la verdad sobre su consumo de drogas de los últimos tres años. Lo que decidimos entonces fue relacionar los tres primeros centímetros del pelo con los resultados de las pruebas del meconio, que se forma a partir de las doce semanas. Es el momento en el que el niño comienza a acumular tóxicos y líquidos. Es el primer estudio del mundo en el que se han relacionado el pelo y el meconio.

-¿Todos los pelos son iguales o solo sirven los de la cabeza?

-En lo que referencia a tóxicos, el pelo de la axila es más sensible, pero el problema es que las mujeres ya no tienen pelo en esta zona. El del pubis también lo es, pero es una zona incómoda. En cambio, el de la cabeza, pese a ser el tercero, es mucho más fácil de extraer.

-¿Y el color afecta?

-Sí, las morenas también dan niveles más altos que las rubias, por ejemplo. Las toxinas se fijan mejor en pelos con más melanina. Un cabello pigmentado siempre tendrá más posibilidades de dar positivo.

-¿Pueden darse casos de falsos positivos?

-El cabello tiene que estar limpio. Si no, sí que podría ocurrir que diera positivo simplemente porque se ha estado en un ambiente de consumo. Simplemente se debe limpiar bien la muestra antes de analizarla.

-¿Cuántas madres participaron en el estudio?

-Tuvimos a 107 embarazadas a las que les preguntamos de todo, desde cosas sin importancia a si habían abusado del consumo de drogas.

-¿Encontraron a muchas consumidoras?

-En un primer momento, únicamente dos confesaron que habían consumido drogas, pero, pese a que era anónimo, nos dimos cuenta de que once habían consumido cannabis (una de ellas también fue positivo por éxtasis y otra por cocaína) y siete dieron positivo en cocaína. Curiosamente, la mujer que dijo que había fumado cannabis arrojó unos niveles prácticamente nulos en los test y la que había consumido cocaína únicamente dio positivo en el pelo y no en el meconio. El pelo parece que es la prueba más sensible.

-Como diría el Dr. House, parece que todo el mundo miente€

-A veces hay gente a la que le preguntas si es bebedora y te dice que no. Al final resulta que bebe algunas cervezas, que acaban resultando ser 15 o 16 durante todo el día. Al no emborracharse no tiene la sensación de ser bebedor, pero es muy peligroso por el nivel de alcohol que ingiere y por cómo le afecta al hígado. Lo mismo sucede con las embarazadas. Puede que una mujer crea que toma una sustancia sin importancia y que esté poniendo en riesgo al bebé. Preguntando directamente a la gente puede que la respuesta esté muy lejos de la realidad. Ahora, con medio centímetro de pelo podemos saber a ciencia cierta qué ha consumido una persona.

-¿Algún resultado sorprendente?

-Una de las chicas -que aseguró que no era consumidora- dio un nivel de toxinas en el meconio que es el más alto que se ha publicado en el mundo hasta ahora.

-¿Qué importancia tiene para ustedes conocer exactamente qué ha consumido una mujer durante el embarazo?

-Nos sirve para conocer las posibles patologías que pueda tener el bebé y poder hacer un seguimiento a largo plazo en los casos que pensemos que tienen un mayor riesgo. Esto nos aporta una medida estándar y consolidada para saber qué ha tomado una futura mamá y qué exposición previa ha tenido, pero, además, también puede servir para los hombres, por ejemplo. Y el pelo tiene mucha importancia. Hay algunos análisis que no se pueden forzar porque tienen un riesgo mayor, pero el pelo es una prueba mucho menos agresiva.

-¿Cómo puede actuar una embarazada que consume drogas? ¿Debe dejarlas por completo?

-Eso sería lo ideal, pero a veces es imposible o quieren arriesgarse consumiendo poca cantidad.

-¿Encontraron a los bebés de las madres consumidoras afectados? ¿Qué diferencias tenían con los otros?

-Los bebés de las madres que habían consumido cocaína tenían el perímetro craneal un poco más pequeño y también pesaban un poco menos. El cannabis, por ejemplo, no había influido para nada, los niños nacieron con parámetros completamente normales y no nos hemos topado con ninguna desgracia de malformación.

-¿Pero existe relación entre el consumo de sustancias de abuso y estas malformaciones?

-Hay estudios que demuestran que existe una relación entre el consumo de cannabis y la hiperactividad en los niños; en el de cocaína y desprendimientos de placenta, abortos, partos prematuros o hemorragias intracraneales. Los que presentan síntomas de abstinencia son los bebés cuyas madres han consumido heroína y opiáceos.

-¿Hay muchas consumidoras de este tipo de sustancias?

-Desde hace siete u ocho años, estos últimos casos han disminuído muchísimo. De hecho, en nuestro estudio todos los análisis salieron negativos. Existía la sospecha de que el consumo había virado hacía el cannabis y la cocaína, y parece que es así.

-¿Se conoce en qué grado aumenta el consumo de drogas el riesgo de que existan estas patologías?

-Todavía no está bien estudiado, pero sí que se conoce que existe una relación. En poblaciones de consumidores de cannabis hay más niños con estas patologías. Lo que no podemos hacer es crear una traslación equivocada y pensar que si un niño es hiperactivo es porque la madre ha fumado cannabis.

-¿Las mujeres ibicencas consumen más o menos que el resto?

-Los datos dicen que en España la media toma un 15% y en Balears se sitúa sobre el 10,5%. ¿Hasta qué punto esto es cierto? Esto no lo sabemos. En nuestro estudio, únicamente el 1,86% confesó que era consumidora pese a que el estudio era completamente anónimo. En cambio, una vez realizados los análisis, comprobamos que las consumidoras representaban un 16,8%.

-¿Qué debe hacer una mujer que ha consumido durante el embarazo?

-Es imporante que sepan que existe este estudio y si se dejan analizar, mejor. Si no es así posiblemente el ginecólogo es el que debería insistir en que es importante su colaboración porque lo que están haciendo tiene riesgos para ellas y para el niño. Lo que podríamos plantear es que, cuando exista sospecha de que hay consumo de drogas, hacer el estudio.

-¿Cuánto cuesta?

-El precio es de 50 euros cada prueba. Si hicieramos el estudio a todo el mundo -pongamos unos mil partos- costaría 50.000 euros. Creo que es un punto que se puede plantearse, pero principalmente en los casos que se consideren de más riesgo.

-¿Este estudio va a derivar en otros posteriores? ¿Qué tiene pensado ahora?

-De momento todavía no, pero puede surgir. Me gustaría poder estudiar los casos de los precipitados, los jóvenes que caen cada verano desde los balcones de los hoteles, y mirar qué niveles de tóxicos tienen. El problema es que, de momento, no tenemos esta posibilidad al alcance porque la autoridad judicial no lo ha facilitado.