El Parque Natural de ses Salines perteneciente a Formentera tiene 263 metros cúbicos menos de Carpobrotus acinaciformis y Carpobrotus edulis, especies invasoras más conocidas como uña de gato o pata de gallo que se extienden con pasmosa facilidad y ponen en peligro otras plantas autóctonas que crecen en zonas litorales, tanto dunares como de sustrato rocoso, como la Silene cambessedessi (o molinet), Crucianella marítima, Lotus citysoides, Medicago littoralis u otras del género Limonium. Algunas de ellas son endémicas y están protegidas, como el molinet, que es endémica de las Pitiusas y algunas zonas de Valencia, o algunos Limonium.

El proyecto para rehabilitar áreas degradadas por flora alóctona invasora en el Parque Natural de Formentera se enmarca en un convenio de colaboración entre la conselleria de Medio Ambiente del Govern (a través de Espais de Natura Balear) y la Obra Social La Caixa, que ha aportado 31.000 euros. Personas en riesgo de exclusión sociolaboral seleccionadas por la Fundación Deixalles han trabajado en este proyecto desde el 21 de enero hasta el 20 de marzo, según una nota de La Caixa y el Govern, que destacan que los objetivos eran «mejorar y preservar los espacios naturales de las islas y promover la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social».

Las principales invasoras

Estas dos especies de Carpobrotus son las principales plantas invasoras en el Parque de Formentera. El trabajo ha servido además para conocer mejor cómo se distribuye la planta y limpiar estas áreas naturales de residuos. También se ha actuado sobre la mayoría de las zonas de vegetación alóctona (que no es propia del lugar) en las que se desarrollaron iniciativas semejantes en 2010 y 2012 en Formentera, lo que ha permitido localizar y controlar seis nuevas áreas en las que se han implantado especies que no son originarias del Parque.