«Los antiguos anales han transmitido la siguiente historia sobre los Libros Sibilinos. Una anciana extranjera y desconocida se presentó ante el rey Tarquino el Soberbio con nueve libros bajo el brazo, diciendo que contenían oráculos divinos y que quería venderlos». Así, más o menos, es como deberían haber comenzado su traducción de latín los alumnos de segundo de Bachillerato de Humanidades que ayer participaron en Ibiza en la V Olimpíada de Llengües Clàssiques de Balears. «Va sobre el rey Tarquino, unos libros y una vieja», comenta, segundos después de que se acabe el tiempo para la prueba, Celia Toledo, alumna de Sa Blanca Dona. Ella, al igual que el resto de sus compañeros ha agotado los 90 minutos. Y, también como a la mayoría, que ya andan desenvolviendo el bocadillo (se ve que las lenguas muertas, como la playa, abren el apetito), la hora y media se le ha quedado corta. Pocos de los que ocupan el aula 1 de la nueva sede de la UIB en la Comandancia han podido acabar la traducción.

«Es un texto muy largo», reconocía Maite Vázquez, profesora de Latín de Sa Blanca Dona, en plena prueba, sin quitar el ojo de encima a los estudiantes, concentradísimos en dar forma a la historia contada por Aulo Gelio en ´Las noches Áticas´. «Tarquino preguntó el precio. La mujer pidió una suma exorbitada. El rey se echó a reír como si la anciana desvariase. Entonces ella se colocó junto a las llamas de un pequeño hogar allí encendido, quemó tres de ellos y preguntó al rey si quería comprar los seis restantes al mismo precio». «Es un rato largo, pero no complicado», reflexiona Celia, que quiere estudiar Magisterio Infantil y está convencida de que saber latín y griego sirve «porque son lenguas que están en el día a día». Eso sí, al igual que casi todos sus compañeros reconoce que escogió el Bachillerato de Humanidades no solo porque es una apasionada de las letras sino también porque detesta «un poquillo» las ciencias.

«Me encantan las letras, leer, escribir, todo lo relacionado con el mundo de las letras me apasiona y las mates tampoco se me dan nada bien», justifica Ainhoa Ribes, alumna del Quartó de Portmany, una de las pocas que ha conseguido llegar hasta las últimas líneas del relato de Gelio. La alumna de Sant Antoni destaca el «lujazo» de ser cinco en clase (los compañeros que la escuchan asienten afirmativamente con la cabeza), aunque lamenta que este bachillerato pueda «desaparecer».

A Jordi Vives, futuro arqueólogo si se cumplen sus sueños, le ha costado comenzar la traducción de la primera de las pruebas, la de latín. «Empezar, las primeras palabras, es lo peor, luego coges el ritmo», apunta con la cabeza ya en Atenas, pensando en la Olimpíada de Griego, lejos ya del rey y la vieja quemalibros. «Tarquino se rió todavía mucho más y dijo que, indudablemente, la anciana chocheaba. Acto seguido la mujer quemó allí mismo otros tres libros y volvió a preguntar con tono amable si quería comprar por el mismo precio los tres que le quedaban». Aunque es consciente de que el griego y el latín le serán muy útiles en su carrera, confiesa también que es de esas personas que más que divertirse se pelea con los números. Roberto Villanueva, del Algarb, aún le da vueltas a si habrá acertado con la primera frase. Intenta acordarse de cómo ha comenzado su traducción, pero no lo recuerda con exactitud. Para él las lenguas clásicas son «como los cimientos de un edificio», especialmente en su caso, que quiere estudiar Traducción, explica volviendo una y otra vez al texto de Gelio. «Con semblante serio y prestando más atención al asunto, Tarquino comprendió que no debía despreciar una insistencia y seguridad tan firmes y compró los tres libros restantes por el precio solicitado por todos».

Un diccionario

Las profesoras de Latín II y Griego II escuchan a sus alumnos tras la primera de las pruebas, que se celebran de forma simultánea en Mallorca, Menorca y Ibiza, organizadas por el departamento de Filología Española, Moderna y Clásica de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Frente a ellas, en el primero de los pupitres, un gastado diccionario que los alumnos pueden usar para la traducción. Por si los estudiantes se han olvidado el suyo en casa. No es el caso, todos lo llevan en sus mochilas.

Que los escolares hayan trabajado los textos escogidos en clase sería una casualidad, ya que «puede salir cualquier párrafo de cualquier autor clásico». Todas coinciden en que el texto de Gelio es demasiado largo para los 90 minutos que les han concedido. De hecho, Ainhoa es una de las pocas que ha conseguido completar las últimas frases: «A aquella mujer, una vez que salió de la casa de Tarquino, nunca más volvió a vérsela. Los tres libros, guardados en un santuario, fueron llamados Sibilinos y a ellos, como si de un oráculo se tratase, acuden los quindecenviros cuando quieren conocer la voluntad de los dioses». «Sí, he acabado, pero eso no significa nada, ya veremos el resultado», comenta la estudiante del Quartó, que defiende con vehemencia las lenguas clásicas. «Dicen que son lenguas muertas, pero no es así, no lo son, están vivas. Son muy útiles», comenta Ainhoa, que, si todo va bien, estudiará Filología Hispánica el próximo año.

En la media hora que separa una prueba de otra, los alumnos aprovechan para sentarse al sol, en la plaza de la Comandancia. Algunos, como Jordi, aún tienen pendiente la prueba de Griego. Otros 90 minutos para pelearse con un texto no solo en una lengua extraña, sino también en un alfabeto diferente. «Para mí el latín es más complicado, me parece más fácil el griego», asegura, aún relajado, minutos antes de que lleguen a sus manos las once líneas que deberá traducir al castellano o al catalán del ´Discurso fúnebre en honor de los aliados corintios´, de Lisias: «En tiempos posteriores, cuando Heracles desapareció de entre los hombres y sus hijos huían de Euristeo y los expulsaban todos los griegos -avergonzados, sí, por su comportamiento, pero temiendo el poderío de Euristeo-, llegados a este país, se sentaron como suplicantes...».

Las claves

PREMIO

Matrícula gratis en la UIB

El jurado de la V Olimpíada de Llengües Clàssiques concederá tres premios: primero y segundo premio de traducción de latín y un único premio de griego. Los tres ganadores tendrán la matrícula gratis en la UIB el próximo curso, si deciden matricularse en esta universidad. Además, el autor de la mejor traducción tendrá también gratis el primer mes en la residencia de estudiantes de la UIB.

131 estudiantes en la Olimpíada

En total, en Balears, 131 estudiantes de segundo curso del Bachillerato de Humanidades participaron ayer en la V Olimpíada de Llengües Clàssiques, que se celebró de forma simultánea en Mallorca, Menorca y Ibiza.