La Policía ha detenido y puesto a disposición judicial a un matrimonio de ciudadanos rumanos a los que acusa de obligar a ejercer la mendicidad y explotar a cuatro compatriotas. Aunque los investigadores sospechan que podrían existir más víctimas de la explotación, de momento solo cuatro personas han denunciado que los detenidos les obligaban a mendigar por las calles de Vila y a entregarles el dinero que obtenían.

El matrimonio, arrestado por la Unidad contra Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif) del Cuerpo Nacional de Policía, ha quedado en libertad con cargos tras pasar a disposición del juzgado número 1. El hombre y la mujer están acusados de trata de personas para la mendicidad, según han señalado fuentes judiciales, que han incidido en las especiales e inusuales circunstancias del caso; el delito de trata ilegal de personas para su explotación es más común en sus variantes de explotación sexual o para el empleo ilegal o forzado.

Siete meses

En el caso ahora investigado por la Ucrif, y según las declaraciones ofrecidas por las víctimas, ejercían la mendicidad en los alrededores del Mercat Nou desde hacía aproximadamente siete meses y entregaban el dinero a sus explotadores bajo amenazas de recibir incluso palizas en caso de que no accedieran a entregar la mayor parte de lo que ganaban en las calles. Los cuatro rumanos, dos parejas, proceden de uno de los guetos romaníes existentes en los arrabales de Bucarest, donde es habitual que las redes de trata de personas busquen a sus víctimas, a veces menores de edad, para trasladarlas a otros países y explotarlas.

Los cuatro rumanos que han denunciado ser explotados para la mendicidad tienen poco más de veinte años, son analfabetos y viven habitualmente en un solar cercano a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. Aunque se les ha ofrecido la atención de los servicios sociales y de Cáritas, los dos hombres y dos mujeres aseguran que prefieren vivir en la calle y han explicado que el matrimonio acudía a ese mismo solar una vez a la semana para que ellos le entregaran el dinero obtenido. Sin embargo, les dejaban quedarse la comida que también consiguen mendigando por los alrededores del mercado.

Mafias del este de Europa

Aunque no existen muchos precedentes en las Pitiusas de casos de trata de seres humanos para la mendicidad, un caso similar y uno de los más sorprendentes fue el de las bandas de vendedores ambulantes y mendicantes sordomudos que, en el año 2000, se disputaban las mejores zonas de Ibiza para ofrecer unos llaveros que cambiaban por una donación, y que eran controladas y explotadas por otros sordomudos. El caso se descubrió cuando la Policía detuvo en Barcelona a tres rusos, también sordomudos, después de que varios ciudadanos polacos denunciaran haber sido agredidos e incluso amenazados con cortarles las manos en caso de no abandonar los barrios en los que trabajaban. Dos de los denunciantes fueron golpeados en Ibiza y obligados a abandonar la isla en un barco.

En otros lugares de España, según han informado fuentes policiales en Madrid, ya se ha detectado que las mafias rumanas controlan buena parte del negocio de la mendicidad. Son grupos organizados que se sirven de los más depauperados de los guetos de Bucarest para usarlos para ganar dinero en las puertas de las iglesias y de los supermercados. Es difícil, explican las mismas fuentes, actuar en estos casos porque la mendicidad no es delito, y la Policía sólo puede intervenir si, como en el caso de Ibiza, las víctimas explotadas denuncian su situación.

El caso de los cuatro rumanos que han denunciado en la isla ha hecho sospechar a los agentes que estas bandas organizadas de explotadores podrían tener relación con el aumento de mendicantes que se ha detectado en los últimos meses en la isla, por lo que se prestará especial atención por si existieran nuevos casos de explotación que no han sido denunciados por miedo a represalias.