Del entusiasmo con el que Daniel Giralt-Miracle (Barcelona, 1944) habla del histórico congreso del ICSID de 1971 en Ibiza -del que fue uno de los organizadores- se deduce que aquel encuentro fue no solo importante para isla sino que le marcó personalmente. Este intelectual, de discurso tan brillante como ameno, analiza en estas líneas el impacto de aquella cita internacional, que rememora una exposición del MACE de la que es comisario junto a Teresa Grandas, organizada por el MACBA de Barcelona.

«El congreso de ICSID (International Council of Societies of Industrial Design) en Ibiza lo organizó ADI/FAD (Agrupación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes Decorativas). Se celebró entre el 14 y el 16 de octubre de 1971 en Sant Miquel con 3.000 participantes. En los años 50 y 60 el diseño venía del extranjero, ya fueran coches o electrodomésticos. Nosotros tratamos de introducir el diseño industrial propio, fabricado por nuestra industria y diseñado por nuestros diseñadores. Entendíamos el diseño no como un objeto comercial para la explotación, el marketing y el consumo sino como ´la cultura del diseño´. El diseño al servicio de la humanidad en escala antropomorfa. Era una concepción filosófica y medioambiental de lo que era el diseño».

«El congreso se había celebrado antes en Londres, Estocolmo, Venecia, Moscú y Montreal. España estaba en un momento de transición y empezamos a ser conscientes de que podía ser el lugar para el congreso. Pero tenía mala prensa, cosa que no sucedía con Ibiza, que era muy internacional e incluso mucha gente ni la situaba en el Estado Español. Ibiza para mi generación era una utopía, un paraíso mediterráneo donde había una libertad intelectual y física casi diría política, con una comunidad internacional por la que habían pasado desde Walter Benjamin hasta Rafael Alberti. Tenía fama por artistas internacionales, de cultura primigenia y mediterránea. Habíamos postulado otros lugares como la Costa Brava, un barco de Barcelona a Venecia, pero lo que nos agradó más fue la propuesta de Ibiza. La candidatura fue aceptada en Londres. Era una Ibiza permisiva, dialogante, cualquier congreso que llevara gente era muy bienvenido. Nos reunimos en la isla una comisión, nos montamos en un autobús y guiados por el arquitecto Raimon Torres fuimos visitando toda la isla. Torres acababa de construir dos hoteles en Sant Miquel. Pensamos en hacerlo allí».

«Los congresistas tradicionales, que necesitan su cama, su servicio y su cena se hospedarían en los hoteles construidos por Raimon Torres. A los jóvenes que viniesen con la mochila y con poco dinero les montaríamos una ciudad instantánea, una ciudad ad hoc, fungible, y no les cobraríamos nada. Carlos Ferrater y Fernando Bendito, estudiantes de arquitectura, con la base filosófica de Luis Racionero, planearon la ´Instant city´, la ciudad efímera, que construirían los participantes. El material eran fajas o cintas de PVC, un material nuevo entonces, en colores muy pop, grapadas con grapadora con un repliego que suturaba el hinchable en forma de bóveda continua. Los conocimientos técnicos de Prada Poole, especialista en arquitecturas inflables, fueron cruciales para levantarla. Conseguimos que una empresa muy importante de PVC, Aiscondel, nos regalase el material. Allí podían dormir los congresistas que venían de todo el mundo. Yo solo dormí allí una noche. Era un invento muy majo, que gustaba a todos, pero confortable... no era. Por la noche había mucha humedad y, cuando el sol entraba fuerte a mediodía, se recalentaba mucho el interior. La pernoctación era gratuita y con 18 o 20 años, aguantas. Era todo un poco promiscuo pero los guardias civiles eran tolerantes, encantados de ver suecas guapas».

«La cena inaugural del congreso la organizó Antonio Miralda, que había inventado en París las procesiones que acababan en una cena multicolor. Miralda es hoy un artista famosísimo, acaba de hacer una gran exposición en el Reina Sofía. No éramos conscientes de que estábamos abriendo las puertas de un futuro en el arte, en la vida social, en el razonamiento sobre el diseño, en la futura arquitectura. Aspirábamos a un cambio después de una dictadura, de unas costumbres tradicionales. España empezaba a conectarse con el mundo. El país vivía un momento emergente, después de los planes de desarrollo. Había oportunidades, había futuro, había esperanza, voluntad de utopía. No buscábamos la utopía pero sabíamos que había otras opciones».

«42 años después sigo vivo, ya no soy hippioso y soy abuelo por cinco veces. Revisar esto con la exposición no es una operación nostálgica sino una voluntad de releer aquel pasado y ver qué cosas de aquel momento anunciaban el futuro o son aún actualidad desde el punto de vista artístico y de reflexión. Fue el principio de un ciclo que quizás ahora estamos acabando. Todos éramos jóvenes, todos habíamos participado en la creación del Sindicato Democrático de la Universidad de Barcelona (el anti-SEU, que era el sindicato oficial del régimen). Vivimos el clima de Berkeley, de París, de Berlín... de todos los universitarios removiéndose. En este caldo de cultivo estábamos nosotros. El día que se inauguró la exposición en el MACBA de Barcelona mi hija, la segunda, que no había nacido en el 71, recorrió la exposición junto a su marido... muy atentos los dos, y al final me dijo: ´Caray, erais muy progres´ [risas]».

«Raimon Torres [fallecido en enero de este año] fue quien nos ayudó y tuteló durante todo el proceso de preparación de la exposición del MACBA, que ahora está en el MACE de Ibiza. Ya estaba muy enfermo y nos anunciaba que se moría. Unos amigos compilamos con él una colección de fotos que había hecho cuando llegó aIbiza por primera vez. Era un buen fotógrafo y buen arquitecto, con curiosidad para descubrir elementos arquetípicos de la arquitectura ibicenca. El Colegio de Arquitectos deIbiza me ha comunicado que se va a editar un libro con estas imágenes y textos de sus amigos como homenaje. Sin Raimon Torres no habríamos celebrado el congreso en Ibiza y no habríamos entendido la filosofía del congreso. La exposición incluye una amplia entrevista con Raimon Torres sobre cómo nos apoyó para celebrar el congreso en Sant Miquel».

«Ha tenido dos aspectos. Uno de revival. Los que sobrevivimos 40 años después -ya que por suerte la vida ha sido generosa con los diseñadores porque solo han muerto uno o dos de los organizadores- pensamos que no lo hicimos tan mal. Fue una experiencia pionera, se puede contar a nuestros hijos y nietos porque no vamos a quedar mal. El otro aspecto es el éxito total entre los estudiantes de diseño y arquitectura de Barcelona. Todos han desfilado por la exposición. 40 años son suficientes como para que una o incluso dos generaciones no se hubiesen enterado de nada de lo que ocurrió allí. Esos mismos jóvenes que tal vez en su día se metieron en un avión para ir directamente al Ku y que no se enteraron de que esto había pasado en Ibiza han descubierto que tuvo una repercusión internacional brutal en periódicos, en revistas... En el momento que hicimos el congreso éramos una selectísima minoría culturalista: arquitectos, escritores... Hemos de transmitir que la cultura lúdica es legítima [en referencia a las discotecas] pero no puede ir en detrimento de la cultura intelectual, que incluye la sensibilidad... ¿Quiénes fueron los pioneros en venir a Ibiza? Escritores, pintores, filósofos, artistas que buscaban el aislamiento, el recogimiento, el penetrar en profundidad en su arte. Ibiza no se puede entender solo como la diversión desmadrada de unos fines de semana».

«Estoy admirado de la reforma del MACE. Tiene varias cualidades, una de ellas es la articulación de los espacios, de lo antiguo a lo moderno, desde el viejo cuartel a los hallazgos excavados. La iluminación, la elegante línea de la arquitectura, la exigente selección del mobiliario... Es de una sabiduría extraordinaria que acredita el buen trabajo entre arquitecto [Víctor Beltrán] y la directora del museo [Elena Ruiz Sastre]. Se nota que han trabajado juntos muchísimas horas para tener un buen plan museológico, para buscar cómo aprovechar al máximo el espacio y crear un museo de cuatro o cinco niveles con una fácil y cómoda circulación».

«Un museo está vivo mientras es dinámico y más si es de arte contemporáneo. La labor que ha hecho el MACE es admirable porque no tenía ni condiciones físicas, ni presupuesto ni equipo... soy parte implicada porque presidí el jurado que eligió a Elena Ruiz Sastre como directora. Haber llegado donde se ha llegado en infraestructuras y con estos recursos creo que tiene mucho mérito. A partir de ahora el museo debe hacer no lo que todo el mundo hace sino descubrir líneas propias en el campo del cómic, la ilustración, las instalaciones, en el cine contemporáneo... Presentar propuestas punteras, aquello que no vemos en las galerías o en otros museos. El museo está vivo en cuanto tú aportas novedad sobre la base de la historia. Me he emocionado viendo a 50 niños participando en unas clases de introducción al MACE y las ruinas arqueológicas. Eso es futuro. Esos son potenciales usuarios del museo».

«Esto es una desgracia nacional, la catástrofe nacional más grave para la cultura después de la guerra. Muestra una insensibilidad total por parte del Ministerio, es decir, que no aprecia la cultura. No solo la hunde sino que la deja tocada. En la feria Arco un mismo artista español, trabajando con una galería de Madrid o de Colonia, vendía en la de Colonia por el problema del IVA. Hay poco dinero para comprar arte y con el IVA lo reduces. Hemos firmado un escrito a Wert para que haga lo que hizo Holanda, que lo impuso pero al poco tiempo lo bajó. El Estado es hoy el enemigo de la cultura».

Amistad y admiración por artistas que recalaron en la isla

La estrecha vinculación de Giralt-Miracle con Ibiza no comenzó en el congreso del ICSID sino antes, por los vínculos de su familia, especialmente de su padre, el diseñador gráfico Ricard Giralt-Miracle, con Josep Lluís Sert, el prestigioso arquitecto. Ese ambiente pronto le familiarizó con el ambiente cultural y artístico de la isla. Recuerda con especial cariño su amistad con Erwin Broner y su esposa Gisela, con Will Faber y Erwin Bechtold y Cristina, así como sus colaboraciones con Carl Van der Voort. Giralt-Miracle es el autor de la mejor publicación hasta la fecha sobre Portmany: ´Antoni Marí Ribas, Portmany. El dibujante de Ibiza´ (1978) y confía en poder reeditarlo en catalán. Recuerda con gran cariño sus conversaciones con el pintor bajo el Rastrillo. Este intelectual ha mantenido amistad (y en muchos casos ha escrito u organizado exposiciones) con artistas tan vinculados a Eivissa como Conrad Marca-Relli, Tur Costa, Micus, Frank el Punto y Calbet. «Mi padre imprimió el único libro de Carl Van der Voort sobre Hans Hinterreiter», recuerda.

Un año antes del congreso del ICSID se instaló en una casa de Sant Rafel para iniciar la organización. «Na Margalida, que cuidaba la casa, me introdujo en las comidas tradicionales, las fiestas... fue un año paradisíaco, de iniciación a la cultura de Ibiza, un poco distinta de la que vivimos ahora».