­«No se m´en va s´olla», reza el último cartel que leen los asistentes a la rúa de Sant Josep, que recorre la carretera a su paso por Sant Jordi al mismo tiempo que se va el sol. A la payesa que cierra el desfile es imposible que se le vaya la olla porque la lleva atada, como comprueba, entre risas, el público, a quien ya le ha sorprendido la «involución» que supone que el payés tire del carro en el que va montado un burro. El grupo, tras cuyo paso el público se encamina a la plaza del pueblo, es la única nota satírica de la rúa, en la que los colegios del municipio prácticamente monopolizan la tarde del sábado de Carnaval, que inauguran los coloridos ´Angry birds´ del colegio Can Guerxo. Gafas con jarras de cerveza y lazos de lentejuelas sirven para complementar unas caras que, bailando y riendo, y a pesar de las cejas inclinadas que todos lucen en el pecho, poco tienen de enfadadas.

De blanco apenas roto por los colores de los pompones y las golas aparecen los escolares de Sant Jordi con su oda a los carnavales de Venecia, que aparece entre una nube de confeti y un arco de globos. Un clasicismo que contrasta con la futurista puesta en escena del colegio L´Urgell: hombres y mujeres salidos de Star Trek que vuelan en cohetes de cartón y que, como la pequeña Sara, esgrimen sus espadas láser contra todo aquel que se les planta delante armado con una cámara de fotos.

En Es Vedrà, donde celebran el ´Any de l´aigua´, han bajado directamente del cielo a Sant Jordi. Nubes de algodón con caras tan sonrientes como las de los pájaros, globos cargados de lluvia, gotas de agua de burbujas... Todos bailan al son que marca Neptuno, feliz con su tridente y ataviado con un delicado kaftán blanco, a conjunto con su larga barba. Las últimas nubes casi pueden bailar al ritmo de la batukada que protagoniza un pequeño grupo de payasos y que hace no sólo que bailen las nubes que les preceden, también el público que sigue la rúa y que, ya de paso se quita el frío del cuerpo con un par de meneos de cadera. Esto último, bailar, apenas pueden hacerlo los operísticos de Can Raspalls, que desfilan muy juntos por la carretera. Fantasmas de la ópera se mezclan con elegantes damas, escena que sigue en todo momento en conseller insular de Hacienda, Álex Minchiotti, que ejerce (sin disfraz) de padre acompañante.

Muchos expresos ha tenido que tomar uno de los participantes individuales, que luce un vestido confeccionado completamente con tiras de cápsulas gastadas de café. De todos los colores.

Una bebida que casa a la perfección con la última de las comparsas de la rúa de Sant Josep, la de la escoleta Es Vedranell, de Sant Agustí. Sus profesores, alumnos y padres se han convertido por una tarde, además de en cocineros, en deliciosos cupcakes de colores que abren el apetito. ´No tenim ni per sucre, però mai estalviem res´, se lee en el frontal de la carroza. ¿En qué no ahorran? Muy fácil. En ternura, amor y comunicación, entre muchas otras cosas, como bien sabe la pequeña Aitana, que corre entre sus compañeros con un enorme gorro de cocinera rojo en el que puede leerse perfectamente ´Amor´.

La clave

PREMIOS

Siete ganadores

Comparsa escolar: 1º Es fornet (Es Vedranell), 2º Can Blau drum band.

Comparsa y carroza escolar: 1º La pluja (Es Vedrà), 2º Galàctics Urgellians (L´Urgell), 3º Vive la ópera (Can Raspalls).

Individuales: 1º Ivolució, 2º Expressos