Algunos olivos centenarios situados en los terrenos del parque arqueológico de la Necrópolis de Puig des Molins fueron podados ayer por un especialista mallorquín, durante una sesión del taller de recuperación de este tipo de árboles organizado por la conselleria de Agricultura del Consell. Estos olivos pertenecen a una antigua explotación agraria que dejó de trabajarse hace unas seis décadas y, al igual que ocurre con numerosos ejemplares existentes en la isla, se encuentran en un estado muy deteriorado por su situación de abandono, y en peligro de desaparición.

El Consell ha organizado esta semana un curso de poda de olivos impartido por el profesional mallorquín Joan Coll y la actividad se ha dividido en dos partes. La primera, que se ha desarrollado entre el lunes y el jueves, estaba dirigida a profesionales de la poda y trataba sobre el mantenimiento de plantaciones olivareras, desde su primer año de existencia y durante toda su evolución, con el fin de lograr una productividad óptima.

La segunda fase del curso transcurre los últimos días de la semana (ayer y hoy) y se dedica a la recuperación de árboles centenarios, que dejaron de ser productivos y están en peligro de desaparición, para revitalizarlos y conseguir que vuelvan a dar fruto. Esta parte está abierta a todos los interesados en general y se desarrolla en dos emplazamientos distintos. Ayer el campo experimental fue el parque de Puig des Molins y hoy será una finca de Sant Joan.

En una superficie de 5,3 hectáreas, la Necrópolis de Puig des Molins tiene algo más de un centenar de olivos, la mayoría de los árboles supervivientes de la antigua explotación agraria, que contaba también con almendros, algarrobos e higueras. Muchos de los olivos fueron plantados en los antiguos hipogeos fenicios y, según el podador Joan Coll, los más viejos superan los 400 años. El director del Museo Arqueológico, Jordi Fernández, coincide con esta apreciación.

Aceite de olivo centenario

El conseller insular de Agricultura, Antoni Marí, Carraca, que durante la mañana cursó una visita a la clase práctica, señaló que esta se llevaba a cabo en este parque arqueológico con el fin de cuidar sus árboles y contribuir a mantener el paisaje que ellos han conformado en ese entorno a lo largo de una sucesión de siglos.

El conseller anunció el interés del Consell en que se recupere el máximo número posible de olivos centenarios en toda la isla, que a lo largo de los siglos han sido la base para la producción de «muchas toneladas de aceite» y que actualmente están muy abandonados. Marí cree que Ibiza debe plantearse una iniciativa que ya tiene antecedentes en Mallorca, de conseguir una marca propia de aceite de oliva hecho con aceitunas de olivos centenarios, lo que supondría un valor añadido para el producto.

Joan Coll aseguró que el olivo es un árbol longevo que, aunque presente estado de deterioro, si se cuida bien se puede recuperar y volver a dar fruto. «Un árbol centenario que ha crecido en un erial jamás podrá producir como uno joven bien abonado plantado en el llano. Pero conviene fijarse más en las formas que ha ido tomando con el tiempo, varios siglos después de ser plantado por una persona, que en el volumen de su producción. Merece la pena valorarlo, más por su estética natural que por la cantidad de fruto que dé», señaló el podador.

El conseller, por su parte, se mostró gratamente sorprendido por el interés que había despertado el curso y anunció que se van a organizar más para poder admitir a más agricultores. Como un primer paso hacia la posible recuperación de estos árboles para la preservación del paisaje tradicional de la isla, dijo estar dispuesto a pedir a los ayuntamientos de la isla que lleven a cabo un catálogo de olivos centenarios.

El podador Joan Coll ofreció sus explicaciones sobre la mejor forma de podar esos olivos para recuperarlos. Para ello se subió a lo alto de los árboles con los que trabajaba para ir cortando con una motosierra los tallos más prescindibles para el fin de conseguir el efecto deseado.