En Italia, las investigaciones en torno a las actividades y conexiones de Silvio Berlusconi han revelado nuevos detalles que apuntan a que el magnate, que presentó su dimisión como primer ministro hace un año, recibió dinero de la Mafia siciliana para su blanqueo en sus empresas. Y mientras el pueblo italiano se pregunta dónde se encuentra uno de los hombres más importantes citados en estas nuevas investigaciones, él, el capo al que se apunta como el contacto directo de Berlusconi con la mafia, disfruta de su exilio en Balears. Giovanni Greco, que fue detenido en Santa Gertrudis en 1997, vive hoy en Mallorca y viaja a menudo a Ibiza, donde conserva amigos de la época en la que vivía escondido en la isla como pescador, donde acaba de casar a uno de sus hijos y donde trabaja y vive su hija.
«Uscito dal carcere, è ancora vivo, non si sa dove» (liberado de la cárcel, aún está vivo, no se sabe dónde), publican los medios italianos, mientras continúan las investigaciones y la Polizia Valutaria (la unidad especial de divisas de la Guardia di Finanza) intenta seguir las cuentas de Berlusconi y de otro implicado, el senador Dell´Utri (ya condenado por asociación mafiosa), y comprobar las declaraciones del famoso arrepentido de la Mafia Giovanni Brusca, el asesino del juez Falcone, que ha decidido contar lo que conoce de las relaciones de Berlusconi con la Cosa Nostra en los 80 y, concretamente, con Giovannello Greco.
Que las islas son un paraíso para la mafia es algo más que una frase hecha muy recurrida por la Policía. El caso del siciliano Giovannello Greco, detenido en octubre de 1997 en Santa Gertrudis a petición de la Policía italiana, es un ejemplo de ello. Y que Balears, finalmente, se convierta en su exilio perfecto ha sido posible por una cadena de circunstancias y negligencias que primero hicieron posible su fuga y que posteriormente le dieron la oportunidad de quedarse en España prácticamente en condición de protegido de la Justicia española. Después de que la Audiencia Nacional concediera finalmente su extradición a Italia, tras la detención en Santa Gertrudis, el Tribunal Constitucional paralizó tal decisión aplicando un criterio que, en el año 2000, bloqueó decenas de detenciones de mafiosos italianos refugiados en España y que consistía en no conceder la entrega porque las condenas por las que se les buscaba habían sido impuestas en rebeldía, es decir, en ausencia del acusado, aunque en presencia de su abogado, lo que, a estimación del tribunal, vulneraba su derecho a un proceso con garantías. Finalmente, La Fiscalía de la Audiencia Nacional, que había recomendado anular las detenciones, y el Constitucional tuvieron que modificar su criterio y aceptar extradiciones de condenados en rebeldía a penas graves (en España, la condena in absentia es posible en casos de penas menores).
Dos asesinatos
Pero, además, a Greco, condenado en ausencia a 27 años de cárcel, aún le quedaban juicios por dos asesinatos por celebrar en Italia, y en el mismo año 2000 el Gobierno español cambiaba de táctica con Italia. Tras varias reuniones bilaterales en las que los italianos mostraron su especial interés en Greco, el ministro portavoz, Pío Cabanillas Alonso, anunciaba la entrega por esas cuentas pendientes y la creación de «un espacio común, de justicia, seguridad y libertad» entre España e Italia. Sin embargo, Greco, que en esos momentos disfrutaba de su libertad provisional en una casa en Mallorca, ya había huido de nuevo; el Gobierno anunciaba su entrega cuando ya llevaba más de un mes y medio sin acudir a firmar a los juzgados de Manacor. Se recurrió a la Interpol y se sospechó que se hallaba en Brasil. Por aquel entonces, el Gobierno italiano ya había interpuesto una queja formal al Ministerio de Justicia español.
Dos años después de su segunda huida, Salvatore Greco volvía a aparecer en Mallorca (tiene una casa en Cala Llombards) y, finalmente, se entregó a la Justicia española para ser extraditado; parece ser que desde Italia le comunicaron que se había celebrado 'in absentia' el juicio por los crímenes de los mafiosos Salvatore Mazzola y Giacomo Palazzolo, de los que se le acusaba, y había quedado absuelto por falta de pruebas.
Hay que tener en cuenta que Italia y España mantienen desde hace muchos años una fluida, estrecha y provechosa colaboración policial, de la que en Ibiza, precisamente, hay muchos ejemplos (la operación Dragone contra miembros de la Camorra que llevaron a cabo el EDOA de la Guardia Civil y la Polizia di Stato el año pasado es uno de ellos).
Guerra en Palermo
En el caso concreto de Greco -que fue uno de los que encabezaron, en Palermo, la guerra contra la facción de los corleoneses y que tuvo que huir para no ser arrestado o asesinado como otros miembros de su familia-, fue detenido en octubre de 1997 en un cruce de Santa Gertrudis y en compañía de su esposa, pocos días después de que su enemigo Totó Riina (facción corleonesa) fuera condenado a perpetua (Riina fue quien ordenó los asesinatos de los jueces antimafia Falcone y Borsellino). Greco llevaba 16 años huido de Sicilia y varios escondido en Ibiza, donde sus hijos estaban escolarizados y donde era conocido como Domingo, el pescador. Tenía 41 años y el mayor de sus hijos, 15, cuando fue detenido por agentes de la comisaría de Ibiza, acompañados de agentes italianos. Cuentan que, en broma, el comisario de Policía, Ángel Marí, preguntó a los italianos si lo querían vivo o muerto, a lo que ellos, sorprendidos, contestaron: «vivo, por favor».
Era el inicio de su periplo judicial español, porque, sorprendentemente, a pesar del interés de la Justicia italiana, a los quince meses de la detención en Ibiza aún no había sido entregado y la Justicia española lo dejaba en libertad provisional con una fianza de un millón de pesetas. Entonces se compró casa en Mallorca y acudió a firmar al juzgado hasta que su abogado le dijo que el Constitucional, a pesar de no conceder la extradición por lo juzgado, dejaba la posibilidad de hacerlo por lo pendiente.
Cuando por fin fue entregado a Italia, su mayor condena pendiente, el intento de asesinato de su primo Pino Greco, killer de un grupo rival, se redujo a diez años. Cumplió hasta el año 2010 y entonces se marchó de Sicilia y regresó discretamente a Balears. Ahora, su nombre aparece en nuevas investigaciones judiciales que apuntan a que él fue el enlace entre Berlusconi (antes de su ascenso político) y la Mafia de Sicilia. También era uno de los hombres importantes del capo Stefano Bontade, asesinado por los corleoneses de Totó Riina, que se hicieron así con el poder en la guerra mafiosa que sumió a Sicilia en el caos en los años 80. Bontade habría elegido a Greco como el encargado de entregar a Berlusconi, ya entonces un magnate de la comunicación, las ganancias del narcotráfico y otras actividades delictivas que hubiera que blanquear. Hoy el nombre de Giovannello Greco vuelve a estar sobre la mesa de la Fiscalía de Palermo.