Conocedor de que la crisis está siendo «nefasta» para los más débiles y de la maldad de sus consecuencias, el periodista y profesor de Sociología de la UAB Salvador Cardús confía sin embargo en que este bache sirva para redescubrir la «fragilidad» inherente a los humanos y consiga que la sociedad la afronte con estrategias más críticas y con el convencimiento de que algunos privilegios conseguidos en tiempos de bonanza «no son derechos». Un despertar de una sociedad que «nunca había estado tan domesticada por las pautas modernas de consumo». Cardús, que se define a sí mismo como «liberal de izquierdas», exhibió un implacable músculo crítico tanto con su mundo laboral, el universitario, como con su propia opción política en la conferencia que pronunció el miércoles en el Club Diario, dentro del Curs Eivissenc de Cultura.

«La gente de izquierdas deberíamos reconocer que en el terreno de la enseñanza hemos estado creando individuos dóciles. El sistema progresista de enseñanza en los últimos años ha formado a gente dócil ante la presión de los mercados». Cardús asegura que los problemas de la educación en España se arrastran desde hace por lo menos dos décadas, coincidiendo con la etapa de «crecimiento enloquecido» del país. Prueba de ello es el libro que publicó en el año 2000, ´El desconcert de l´educació´, en el que ya avanzaba muchas de las críticas al sistema que anteayer repitió.

Entre ellas, una demoledora a la sobreprotección de los niños y jóvenes por parte de padres y educadores que ha dado como resultado «individuos muy débiles». Como jocoso y a la vez inquietante ejemplo, los lloros de algunos de sus alumnos universitarios de «22 y 23 años» cuando suspenden un examen o la presencia de «papás y mamás» acompañando a sus hijos a la sesión informativa al empezar la carrera.

El que fuera decano de su facultad en la Universitat Autónoma de Barcelona pone en cuestión incluso la «práctica gratuidad de la enseñanza pública universitaria», que considera «clasista», puesto que la convierte en gratuita también para gente rica que podría pagarla. Lo justo para Cardús sería «hacer que pagaran quienes pueden hacerlo y que fuera gratis para los estudiantes que no tengan medios» y primar la excelencia.

Es consciente de que estas afirmaciones son complicadas de sostener en la Universidad: «Si dices esto te cortan el cuello y te acusan de querer privatizarla, pero yo me pregunto ¿quién querría comprar la Universidad que tenemos?».

No es la única afirmación contracorriente de Cardús, cuya máxima es: «Cuanto menos Estado, mejor». El Estado debe estar para garantizar los servicios básicos pero no para organizar la vida de las personas, sostiene este profesor, que asegura: «Soy funcionario en contra de mi voluntad». Considera que el sistema educativo funcionarial no garantiza la igualdad de oportunidades. Es partidario de «hablar más de sociedad del bienestar y menos de Estado del bienestar». Toda la sociedad debe responsabilizarse de sus derechos y deberes, aunque reconoce que la tentación de culpabilizar solo a algunos de los males que nos aquejan es fácil, puesto que nos quita «un gran peso de encima». Algo que no casa con la personalidad del conferenciante, a quien no le interesa un mundo de buenos y malos en el que los que señalan a los malos «siempre se sitúan en el lado de los buenos». Lamenta la confusión que existe en la sociedad actual entre derechos y privilegios, fruto de intentar ocultar una característica propia de la condición humana: la fragilidad.

Elogio de la incertidumbre

«Hemos de cambiar nuestra mirada sobre la incertidumbre», sostiene Cardús, que recordó en su conferencia que tres cuartas partes de la humanidad viven aún en la «fragilidad más bestia». «Somos tan animales -asegura- que añoramos los tiempos pasados como si no hubieran sido peores». El periodista recordó que a principios del siglo XX la esperanza de vida era de unos 35 años y que ahora supera los 80. «Esa sí que era una época incierta», afirmó. Superar esta etapa de crisis, explica Cardús, no se conseguirá con la confianza única en la pasión o, por el contrario en la razón, sino con las virtudes que ya en el siglo IV antes de Cristo plantéo Aristóteles: firmeza (ante las dificultades); templanza (ante la presión de los mercados) y prudencia (para reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos).

Última jornada: Coloquio sobre la situación pitiusa

La edición de este año del Curs Eivissenc de Cultura llega esta tarde a su fin con un coloquio que abordará el presente y el futuro del Estado del Bienestar en Ibiza y Formentera. Intervendrán el delegado episcopal de Cáritas en las Pitiusas, Miquel Àngel Sánchez; el representante del STEI, Pere Lomas; la presidenta de Apfem, Irene Escandell, y uno de los integrantes de la banca ética Fiare en Balears, Eduard Clavell. Moderará el debate Marian Arabí, de Radio Diario.

El coloquio (20 horas, Club Diario de Ibiza) pondrá el colofón a una intensa semana con gran asistencia de público en la que se ha abordado el futuro del Estado del Bienestar por parte de destacados profesionales: la monja benedictina y doctora en Salud Pública Teresa Forcades, el periodista Àlex Font, el profesor Salvador Cardús y el antropólogo Manuel Delgado.