«Estoy tranquilísima». Así reaccionaba ayer Stella Matutes a la decisión de la Audiencia Provincial de ordenar la apertura de juicio oral contra ella por votar a favor del PTI, con lo que, según el tribunal, favoreció sus intereses. Matutes rememora que en su momento no se ausentó del pleno ni se abstuvo porque «no pensaba» que pudiera haber algún problema. «Además, mi voto no era imprescindible [el PP contaba con una holgada mayoría]. No tendría sentido que hiciera algo para tirarme a la gente encima. Sería del género tonto», dijo Matutes, quien desde hace un tiempo reside en Madrid.

Matutes recuerda que a raiz de las acusaciones que se formularon en su contra el presidente encargó un informe jurídico que avalaba su actuación. «No solo confirmaba que debía votar, sino que señalaba que era mi obligación al igual que la del resto de consellers porque todo el mundo tiene un terreno que se puede ver afectado por el PTI», señaló. En este sentido, la exconsellera defiende que el PTI es «una norma genérica» que «no cambiaba la calificación de nada, sino que recogía lo que había en otras normativas. No se cambiaba nada y mi voto no era imprescindible, imagina si estaba tranquila votando», recalcó.

En todo caso, la exconsellera recuerda que el fiscal pidió en su día que se retiraran las acusaciones contra ella. «Entiendo que el GEN hace su labor, pero lo tendrá que demostrar. No han aportado ninguna prueba, salvo su acusación, y son los únicos que la han mantenido hasta ahora», recalcó.

El padre de la exconsellera, el exministro Abel Matutes, emitió un escueto comunicado en el que decía estar «orgulloso» de todos sus hijos y «en particular de Stella, así como de todos y cada uno de sus actos a lo largo de su vida». «Me alegro de que el tribunal considere que no ha habido prevaricación ni información privilegiada. El tribunal quiere aclarar si Stella participó en negociaciones prohibidas a funcionarios y lo que produce extrañeza es que no se lo hubieran preguntado a ella, que les podría haber aclarado que no participó en negociación alguna y, sobre todo, que no era ni ha sido funcionaria, por lo cual tampoco estaba afectada por esta prohibición. Que la opinión pública saque sus propias conclusiones», dice. En todo caso, el delito del que se le acusa (el 439 del Código Penal) afecta a «autoridad o funcionario público».

El senador José Sala, que es abogado de profesión, considera «injusta» la decisión de la Audiencia contra Stella Matutes, y también apunta que la exconsellera «no es funcionaria». «Me gustaría saber, en la descripción de los hechos, dónde aparece la negociación y con quién», señala, al tiempo que ve «injusto el tiempo que se tarda en llegar a una resolución de este tipo». Asimismo, critica que sea «el GEN el que provoque esta resolución, cuando, según la jueza de primera instancia, no debería ni de haber participado en el proceso».

Sobre la confirmación del archivo de los delitos que se le imputaban inicialmente, José Sala dijo que siempre ha estado «tranquilo» y que de hecho no le había dado mucha importancia al estar convencido de que la acusación no prosperaría. Su imputación, eso sí, le impidió encabezar la candidatura del PP al Consell.

Por su parte, la portavoz del Grup d´Estudis de la Naturalesa (GEN), Neus Prats, dijo estar «contenta» con la resolución judicial, aunque «no satisfecha», puesto que el tribunal estima solo una parte de su recurso. Prats lamenta que se deba acudir a los juzgados «de fuera de la isla» para lograr que sigan adelante los casos de presunta corrupción. «Aquí es imposible. Si esto hubiera ocurrido en otra isla, habría más imputados de los que hubo inicialmente. Si los juzgados, que tienen los medios, no hacen lo que deben para investigar los casos es muy difícil que se haga Justicia», recalcó la ecologista.

El apunte

EL EXMINISTRO INTERVIENE

El «orgullo» por la hija

El exministro Abel Matutes emitió ayer una nota de prensa en la que expresa estar «orgulloso» de sus hijos y en particular de Stella, así como de todos sus actos. Considera que el tribunal se equivoca al imputarle una negociación que no se produjo y que ella misma, si se lo hubieran preguntado, podría haber aclarado.