­El piloto de una avioneta del Institut balear de la Natura (Ibanat) resultó ileso después de estrellarse ayer con tres árboles al realizar un aterrizaje de emergencia sobre un campo de cebada segado hace pocos días en la finca agrícola de sa Fruitera de Baix. La parcela tiene alrededor de 2.000 metros cuadrados, está rodeada a cada lado por los torrentes de sa Fontassa y sa Llavanera y se encuentra situada entre Santa Gertrudis y Sant Rafel.

El piloto, muy joven aunque con una amplia experiencia, realizó una maniobra muy arriesgada. El Air Tractor 312 ´Martínez Ridao´ matrícula EC-HMD, que tiene su base en el aeropuerto de Eivissa, acababa de despegar del aeropuerto pocos minutos después de las tres de la tarde.

La avioneta se dirigía a participar en las labores de extinción de un incendio en la zona de son Caliu, en el termino municipal de Calvià, en el sur de Mallorca. Un fallo mecánico obligó al piloto a buscar un lugar en el que aterrizar de emergencia cuando volaba a poca altura y todavía no había alcanzado la velocidad de crucero, que oscila entre los 200 y los 220 kilómetros por hora en este tipo de aparatos, según explicó en sa Fruitera, después del accidente, el responsable técnico del Ibanat en las Pitiüses, José Julio Argandoña. Desde el Ayuntamiento de Santa Eulària informaron de que el motor se podría haber parado, aunque el Ibanat no confirmó este extremo.

El piloto tomó en muy pocos segundos la decisión de soltar los 3.000 litros de agua que cargaba hacia el incendio y descendió rápidamente sobre el campo de cebada. En el aterrizaje, en una feixa de apenas 200 metros de largo como improvisada pista, se llevó por delante un almendro, lo que ayudó a frenar el aparato. Unos metros después, las dos alas del ´Martínez Ridao´ toparon con sendos árboles en el lugar en el que se detuvo el avión, a escasos metros de la vivienda de la propietaria de la finca, Juana Llobet.

«Estaba viendo las noticias y escuché un zambombazo terrible, lo primero que pensé es que había explotado mi coche», comentó ayer esta mujer, que recordó que su terreno es el que da nombre a Santa Gertrudis de Fruitera. En el lugar del suceso también se encontraban el mayoral de la finca, Vicente Riera, y un joven francés que vive de inquilino de Llobet.

La avioneta no explotó y no se produjeron llamas, a pesar de que el aparato viajaba cargado con 1.400 litros de queroseno, según explicó Argandoña. El piloto bajó por su propio pie del Air Tractor.

Hasta el lugar del suceso se desplazaron patrullas de la Guardia Civil, de la Policía Local de Santa Eulària, agentes de la dirección general de Emergencias, responsables del Ibanat y voluntarios de Protección Civil. Todos llegaron hasta la finca por un estrecho camino de tierra de unos 200 metros de largo que sale a mano derecha de la carretera que conecta Sant Rafel con Santa Eulària, poco antes del restaurante Can Bernat.

No hubo llamas

Mientras el piloto explicaba lo sucedido, los bomberos arrojaron espuma sobre el aparato y los alrededores para prevenir un posible incendio. «No ha habido llamas», confirmó in situ un cabo, que añadió que habían taponado el depósito de combustible de la aeronave para evitar una posible fuga.

«Doy las gracias a la Virgen de los Desamparados», dijo Juana Llobet, que recalcó que la avioneta quedó parada a apenas 20 metros de la pequeña capilla construida en la finca por el mayoral, por encargo de su familia.

A las 18.30 horas la Guardia Civil, con la ayuda de los voluntarios de Protección Civil, colocaron un precinto que rodeó por completo el aparato. Un equipo de la Policía Judicial del instituto armado se desplazó hasta el lugar del suceso para investigar las causas del accidente, aunque todo apunta a que se produjo un fallo mecánico en el motor de la aeronave en pleno vuelo.

El ´Martínez Ridao´ tenía importantes desperfectos en el ala izquierda, de la que se desprendió un pedazo, en su ala derecha, en el morro y en la hélice. «Se podrá reparar», vaticinó el responsable técnico del Ibanat en Eivissa y Formentera. «Mañana (por hoy) tendremos otro avión operativo en Eivissa», aseguró Argandoña.

«El piloto ha tenido mucha suerte porque hace solo cinco días que el campo estaba repleto de balas de cebada», apuntó por su parte Juana Llobet. Argandoña destacó sobre todo la pericia del piloto.

Por otra parte, el Ibanat dio por controlado ayer por la tarde el incendio forestal declarado junto a la urbanización Son Caliu, en Mallorca. El ´Martínez Ridao´ volaba en dirección al lugar del suceso para colaborar con otros dos aviones de carga en tierra, con un hidroavión y con dos helicópteros en las labores de extinción.

Otro incendio declarado en una zona cercana, en el área de Costa d´en Blanes, estaba casi estabilizado ayer a última hora de la tarde.

Otros aterrizajes forzosos

No es la primera vez que sucede algo similar en la isla. El 16 de agosto de 2000, por ejemplo, una avioneta publicitaria tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en un descampado junto a la carretera que une el hipódromo de Sant Jordi con Platja d´en Bossa. El piloto, que resultó ileso, explicó más tarde que se había producido una fuga cuando sobrevolaba la playa.

En otro percance, el 7 de diciembre de 2003, una avioneta del Real Aeroclub de Eivissa realizó con éxito un difícil aterrizaje forzoso en mitad de un campo en Sant Rafel, tras quedarse sin combustible el motor. En septiembre de 2004, el mismo piloto tuvo que amerizar frente a Cala Bassa con otra avioneta, que se hundió a los pocos segundos. Desde 2000 se han registrado en la isla casi una decena de accidentes de aviación.

Pero Juana Llobet también recuerda que el año pasado un globo aerostático ardió en una finca cercana. El accidente se produjo el 23 de agosto de 2011 a última hora de la tarde, cuando un incendio destruyó el aparato, que se disponía a despegar de un terreno situado en el Camí des Pedrisset.

Los ocupantes del globo comenzaron a apagar las llamas con extintores y ramas de árbol hasta que llegaron los servicios de emergencias.