­Carracas, tambores, sartenes, cazuelas, cucharones y hasta cajas de galletas. Todo sirvió ayer por la tarde a cerca de 150 docentes para protestar contra el modelo educativo que está implantando el Govern de José Ramón Bauzá en general y contra el tratamiento de la lengua catalana y el aumento del número máximo de alumnos en las aulas en particular.

Josep Cardona, portavoz de los docentes, denunció los problemas que tendrán los maestros y profesores para atender correctamente a los alumnos si hay hasta 33 escolares en Infantil y Primaria. «Dicen que ya haremos lo que podamos, además, las infraestructuras no están adaptadas para esas cifras. Es muy fácil cambiar las cosas, pero hay una realidad», criticó segundos antes de que las 150 personas congregadas a los pies de la estatua de Vara de Rey empezaran a hacer ruido e hicieran imposible escuchar cualquier conversación. Cardona también acusó al Govern de haber disuelto el Consell Escolar de Balears por no estar de acuerdo con las modificaciones.

Precisamente para exigir la marcha atrás de estas modificaciones, la Coordinadora de Professorat Preocupat ha iniciado una recogida de firmas. La mayoría de los asistentes estamparon su rúbrica en el documento, que corría de mano en mano en el paseo. Salva Aguilera, portavoz de la coordinadora, explicó que a final de curso, dentro de un mes aproximadamente, se entregarán todas estas firmas en la conselleria de Educación.

El ruido de la cacerolada, que cesó durante la lectura del manifiesto, volvió, ensordecedor, cuando Cardona pidió la dimisión «de los responsables de estas actuaciones, encabezados por el presidente Bauzá, el conseller, Rafael Bosch; la directora general de Planificación, Inspección e Infraestructuras educativas, Mercedes Celeste; la directora general de Recursos Humanos, Margaliza Pizà, y el director general de Ordenación, Innovación y FP, Onofre Ferrer».

Cardona lamentó el escaso número de familias que asisten a los actos de protesta –«son nuestro punto débil», reconoció– aunque recordó el apoyo que han mostrado al escoger de forma mayoritaria el catalán como lengua de escolarización de sus hijos. «Volem un ensenyament públic, de qualitat i en català!», concluyó el manifiesto, tras lo que las cacerolas, las sartenes, los cucharones y las cajas de galletas volvieron a sonar con fuerza, estruendo al que se sumó en ese momento la banda de tambores Esperit Trons.