Más frecuentado es hoy, mientras dura el estiaje y se convierte en la travesía marítima interislas de mayor tránsito de todo el Mediterráneo. Saliendo del puerto de Ibiza en dirección a la Pitiusa menor y dejando a popa s´Illa Negra y s´Illa de ses Rates, nos cruzamos con dos pequeños islotes, els Daus –el Dau mayor o con el perfil de un submarino que acaba de emerger– y poco después, por el SW, frente a la Platja d´en Bossa, con els Malvins y l´Esponja. Todos ellos son pequeñas emergencias que tienen su mayor riqueza en sus fondos que, entre los 15 y los 28 metros, ofrecen abundantes cavidades, grietas y túneles donde es fácil toparse con escopérnidos, roncadores, salmonetes, sargos y corvinas, además de algún discreto mero, nacras de gran tamaño y, si tenemos suerte, algún caballito de mar.

El último escollo que dejamos atrás al superar el finisterre ibicenco es el pequeño Caragoler desde el que ya saltamos, atravesando el Freu d´Enmig, a la isla de mayor tamaño del estrecho después del Espalmador, es Penjats o Isla de los Ahorcados. Y lo primero que nos llama la atención es su nombre que nos hace pensar en forajidos y piratas. No tengo noticias ciertas de que tales personajes fueran aquí protagonistas, pero siendo tan explicito el nombre es muy posible que guarde memoria de algún ajuste de cuentas o de algún suceso truculento. La única alusión que en este sentido conozco corresponde al relato que Joan Villangómez Llobet publicó el 1953 en el suplemento ´Isla´ de Diario de Ibiza y en el que nos describe sobre el islote desnudo y llano la siniestra silueta de siete ajusticiados en otras tantas horcas colocadas en estricta secuencia lineal. Pero sin necesidad de acudir a la literatura, la historia real tiene materia que, en cierta manera, supera la ficción. El investigador Pere Vilàs, en la entrada que dedica a la isla en la Enciclopèdia d´Ibiza i Formentera nos da noticia del faro que se construyó el 1855 y nos explica lo que sigue: «De l´ampli anecdotari i relació de naufragis recollit sobre aquest far i les famílies que l´habitaren al llarg dels anys, s´ha de destacar la intervenció dels dos farers en la tasca de salvament del vapor ´Flaminian´ la nit de l´11 de febrer de 1881, els quals varen ser víctimes de les males condicions meteorològiques i varen desaparèixer mentre intentaven ajudar la tripulació del vaixell embarrancat a l´illa». Y no es el único caso. Vilàs nos habla también del embarrancamiento de otro buque, el ´Nautic´, así como del salvamento del que fue objeto, también por parte de los torreros, la tripulación del llaüt pescador ´Vicenta´ que naufragó en aquellas aguas. Más al sur, en los mismos freos y situada al norte de s´Espalmador del que es una prolongación natural, l´Illa des Porcs, nos recuerda la presencia en sus aguas del porc marí o foca monje, pues traer a colación marranos en una isla tan pequeña no tendría sentido. Este curioso nombre ya aparece en documentos cartográficos del siglo XVIII, pero desde finales del XIX la isla es conocida también como Illa d´en Pou en memoria del ingeniero Emili Pou, que erigió un faro en ella, linterna que, junto a la ya mentada de l´Illa des Penjats, dejó delimitada una ruta segura para los barcos que cruzan entre Ibiza y Formentera.

La isla es llana y de bajo relieve, apenas 3 metros sobre el nivel del mar, circunstancia que, como explica también Pere Vilàs, obligó a retranquear el edificio de los fareros porque el oleaje alcanzaba las ventanas del edificio que, al construirse separado de la torre, obligó a comunicar con un túnel la nueva casa y el faro.

Finalmente, más al este y a unas dos millas del Espalmador, tenemos l´Espardell, un micromundo árido, rocoso, solitario y difícil de abordar por su accidentado litoral. La isla no ofrece ningún abrigo, pero quiere tenerlo como sugiere el topónimo es Mollet que, en todo caso, es un lugar de amarre precario y provisional. Situada al norte de Formentera y a poco menos de 4 millas de Punta Prima, l´Espardell parece desde lejos una ballena dormida. En visión cenital es un arco tensado entre sa Punta de Migjorn y sa Punta de Tramuntana que, con un largo de 1570 metros, se extiende en dirección Norte-Sur.

Sa Punta d´en Talaies

El punto medio del arco, sa Punta d´en Talaies, sería el lugar donde un supuesto arquero colocaría la flecha, dejando a uno y otro lado dos ensenadas que miran por levante a mar abierto: la de Migjorn y la de Tramuntana. Las únicas huellas de intervención humana son el faro del norte de la isla, a 30 metros sobre el mar, y los restos de un torreón que, según dicen, pudo ser árabe. Entre sus especies vegetales destaca un sabinar vencido por el viento en una maraña en la que anidan aves marinas. Tradicionalmente, se acudía a la isla a recoger esparto y huevos de pardelas y gaviotas Entre su flora tenemos mata, solceró, saladina, matolls, blets, malves, escards y llevamans. Por su importancia ecológica, la isla y su entorno es hoy Área Natural de Especial Interés (ANEI). De su fauna podemos destacar los cormoranes, la pardela balear, la pardela cenicienta, el paíño común, la gaviota de Audouin y la de pata amarilla, el halcón de Eleonor y el peregrino, la curruca sarda, varias especies de escarabajos y hasta catorce subsespecies de lagartijas. Y no menos interés tienen sus fondos, donde podemos toparnos con una plataforma piscícola que hoy es un pecio colonizado por grandes bancos de espetones, nubes de castañuelas, escórporas, congrios y langostas, y en donde podemos, incluso, cruzarnos con especies en peligro de extinción como la pastinaca, pariente de los tiburones.