­El mar era hasta no hace mucho la última frontera para los estudiosos de las aves marinas. Pero las últimas innovaciones tecnológicas y el interés internacional por conocer algo más de estas especies se han conjurado para derribar esa barrera en el momento justo, cuando muchas de ellas se encuentran amenazadas o en regresión, y cuando resulta más importante saber todo lo posible de estas grandes migradoras para ayudar a preservarlas.

El biólogo Pep Arcos, coordinador del programa marino de la organización SEO/Birdlife, destaca por ello que el estado de conservación de la avifauna se podría mejorar mediante la creación de áreas Zonas de Especial Protección para las aves marinas (ZEPA), al estilo de las que ya existen en tierra, en los lugares más frecuentados por estas especies.

Arcos, en una conferencia en el Club Diario, planteó que cualquier medida en este sentido debería implicar la elaboración de un plan de gestión en el que «todos los implicados, también los pescadores», deberían poder opinar. También abogó por medidas de consenso en lugar de las meramente restrictivas.

Puntos más frecuentados

La organización conservacionista ha estudiado los puntos más frecuentados por las aves marinas en alta mar y los ha agrupado en IBAS (Areas de Interés para Pájaros, en sus siglas en inglés). En total han establecido 10.000 de estas áreas, 44 en Balears y tres en las Pitiusas: las aguas de la Reserva Natural de es Vedrà, es Vedranell y els Illots de Ponent, además de un tramo al norte de este espacio; el Canal des Freus y Formentera, donde se halla la colonia más importante del virot, endemismo balear en estado «crítico» de conservación, y la parte oriental de Ibiza, donde anidan virots y gavines de bec vermell.

El Gobierno central se comprometió a estudiar la implementación de estos IBAS declarándolos ZEPA, algo que ya se ha hecho en dos casos. A partir de entonces, la Administración se da un plazo de dos años para elaborar su plan de gestión.

Arcos remarcó la importancia de proteger el entorno marino, en el que estas aves pasan «el 90% de su vida». En este sentido, comentó que hay especies que han desarrollado una gran capacidad de planeo que les permite cubrir distancias enormes para su tamaño (se ha seguido a virots, «el ave más amenazada de Europa», recalcó, hasta el Cap de Creus, y a la baldritja en Cerdenya o el Goflo de León para alimentar a su puesta en Menorca, o incluso en la Patagonia argentina fuera de ese periodo), siempre a la búsqueda de comida.

A pesar de las distancias que recorre, el virot solo cría en las Pitiusas, donde existen unas 3.000 parejas. Otras desarrollaron mejor el buceo, que les permite sumergirse a grandes profundidades para acceder a recursos más abundantes. El caso más extremo es el pinguino, aunque aquí tenemos el corb marí, entre otros.

Ambas son aves de una vida larga y de baja tasa reproductiva. Por eso se recuperan mal de los fuertes impactos que han sufrido sus poblaciones, en gran medida por la llegada del hombre a sus hábitats y por la intruducción de especies como el gato o los mustélidos, que han devastado especies como la gavina de bec vermell .

Pérdida de ejemplares

Esto en tierra, porque en el mar, la pesca es una causa «muy frecuente» de la pérdida de ejemplares cada vez más valiosos en especies cada vez más en peligro.

Los casos en los que las planeadoras se enredan en un sedal o ingieren los anzuelos de un palangre con consecuencias fatales «no son extraordinarios». En casos como los virots, muy gregarios, explicó que no son frecuentes los incidentes con aparejos, pero cuando suceden son de una gravedad extrema: «Entonces puede llegar a enredarse un centenar de ejemplares con un único palangre», algo muy grave con una población endémica de tres millares de parejas. Por ello, Arcos afirmó que los pescadores tienen un papel protagonista en la implantación de medidas preventivas. Por ejemplo, tirando los palangres con líneas disuasorias para espantar a las aves. «Todos saldrían ganando» ya que los pescadores perderían también menos aparejos, indicó.

La relación complicada entre redes y aves buceadoras tiene «una solución más complicada» y aún no hay dispositivos preventivos como los que se usan en otras artes. La mera actividad de un sector que ha sobreexplotado los recursos disponibles también tiene consecuencias en especies como la gavina de bec vermell, cuya presencia en las Pitiusas descendió un 40% el año pasado. Seguramente cambió de latitudes «buscando alimento», comentó este experto

Al biólogo le preocupan también los posibles efectos de los parques eólicos marinos si se implantan en «zonas sensibles», la contaminación y específicamente los plásticos arrojados al mar. Tampoco olvidó el cambio climático, «más difuso» en su opinión.

La protección

PRESERVAR EL MAR

Protección para los lugares más frecuentados por las aves marinas

Las aves planeadoras barren enormes distancias a la búsqueda de comida. SEO/Birdlife ha detectado las tres zonas más frecuentadas (IBA), y tres de ellas están en las Pitiusas.