­El concejal de Turismo del Ayuntamiento de Ibiza, Nacho Rodrigo, presentó ayer en el International Music Summit dos proyectos vinculados a la música de baile: el Ibiza Music Factory (IMF) y el Dj´s Walk of Fame (paseo de la fama de los discjockeys). El primero, que aparecía en el programa electoral del PP, nació con la idea de ser un museo, pero ha evolucionado hasta convertirse en una mezcla de sala de exposiciones (estilo Hard Rock Cafe) y de punto de encuentro para innovaciones tecnológicas y creativas (I+D).

Para el paseo de la fama de los discjockeys el Consistorio ya ha iniciado conversaciones con la Autoridad Portuaria, a la que, según Rodrigo, parece agradar la iniciativa. El Djs Walk of Fame partiría del muelle viejo y recorrería todo el entorno de la bahía hasta es Botafoc, según el proyecto expuesto ayer por Rodrigo. Eso sí, no habrá una sola baldosa con las huellas de, por ejemplo, Carl Cox, hasta que se haya acometido la reforma del puerto. La alcaldesa, Marienna Sánchez-Jáuregui, quiere además consensuarlo con los vecinos. Sin su visto bueno no tirará adelante.

Se cobra por huella

El edil subrayó que no pondrá ni un euro en el paseo de la fama. El pinchadiscos que quiera que su nombre y huellas aparezcan en él deberá hacerse cargo de todos los gastos: «Incluso de la tasa de ocupación de vía pública y de limpieza», matizó el responsable de Turismo, que dijo que se ha limitado a copiar los estatutos de otros paseos similares de Estados Unidos. Ya hay interesados, incluso un dj ha mostrado interés por un lugar concreto.

Eso de no gastarse ni un euro, el edil lo lleva a rajatabla. Ayer aseguraba que al IMS, si bien le han colocado «la alfombra roja» y le han dado todo tipo de facilidades, le han cobrado hasta la tasa por ocupar el baluarte de Santa Llúcia para la sesión que anoche dio allí David Guetta: 5.000 euros.

También quiere minimizar los costes del Ibiza Music Factory (nada que ver, por cierto, con la academia musical impulsada el año pasado por el Consell), que ya no será denominado museo por los problemas burocráticos que comportaría. Rodrigo desea que el sector privado participe y sea generoso en sus aportaciones, tanto de material como de dinero: «Estamos abiertos al mecenazgo», señaló. Durante la visita que recientemente realizó a la feria de cruceros de Miami, el edil ya pudo conversar con responsables de Universal y de Pioneer.

Al concejal le gustaría que el IMF comenzara a materializarse en enero de 2013. Ya entonces se sabrá cuál será su ubicación: un edificio «integrado en la ciudad vieja de Ibiza» que permitirá recuperar un área degradada. El interior acogería desde memorabilia a tecnología musical, pasando por carteles, fotografías y grabaciones, no solo de lo último en música electrónica, sino también de composiciones típicas de la isla.

Los negocios: Cómo ganar 100 euros con una canción

Un músico acaba de componer un tema. Además de placer personal que le supone, quiere sacar alguna rentabilidad a su esfuerzo. ¿De dónde podría obtener 100 euros cada vez que se escuchara su canción? Mark Lawrence, ejecutivo de PRS of Music (Performing Right Society), como una SGAE, pero británica, explicó ayer cómo: si se pincha cinco minutos en la radio; u otros cinco en la televisión; o si es visto en ´streaming´ (a través, por ejemplo, de Spotify o de Grooveshark) 375.000 veces; o si una pequeña discoteca lo usa 15 veces; o si vende 122 álbumes. Curiosamente, que se escuche una sola vez un tema en la radio por un millón de oyentes generaría un beneficio a ese autor de 50 euros; pero si hubiera un millón de personas que la eligieran en ´streaming´ los derechos de autor aumentarían a 265 euros.

Los mismos pares de orejas, pero la factura sería cinco veces superior. Lawrence instó a los creadores a sumarse a la SGAE del Reino Unido para que así no se perdiera en el limbo buena parte del pastel que, por ejemplo, generan los conciertos. También les propuso que gestionen directamente con el PRS esos derechos, ya que, avisó, un editor se llevará entre el 50 y el 100%. David López, de la editora Clipper, no estaba de acuerdo: «El autor pierde fuerza cuando se subscribe directamente. Un editor le puede sacar más rendimiento». Es el segundo año que López acude al IMS: «Aquí encontramos catálogos importantes que nadie gestiona en España». El suyo abarca 1.300.000 ´copyrights´.