­La Semana Cultural Japonesa puso ayer punto y final a sus actividades con un taller de cocina de introducción al sushi en el restaurante Sushiya de Vila, en el que se hizo un recorrido por la historia de este plato, sus ingredientes, la mejor manera de cocer el arroz, cómo cortar el pescado y cómo elaborar las piezas.

Los nueve aplicados alumnos, seis chicas y tres chicos, se pusieron en manos del chef Hideki Aoyama para confeccionar niguiri –corte de pescado sobre una bola de arroz–, rollo maki –con alga nori–, sashimi –corte de pescado– y rolls –de arroz y sésamo–. Una de las sorpresas que se llevaron los asistentes fue conocer que el sushi no es una comida habitual para los japoneses sino reservada para las ocasiones especiales. «Normalmente es caro y se hace cuando sucede algo relevante en la familia», explica el chef.

Aoyama profundizó en algunas de las peculiaridades del sushi, descartando algunos tópicos como el de sumergir la pieza en salsa de soja.

No lo recomienda en absoluto porque el sushi pierde matices «y se sala demasiado», con lo que tampoco es especialmente bueno para la salud. Solo una ligera capa de salsa sobre el pescado es suficiente para que le aporte el punto de sabor perfecto. « A veces veo a gente occidental que lo mete en una piscina de soja hasta que el arroz se pone negro, eso no es correcto», explica entre risas. Con el wasabi, la pasta verde que provoca un ardor fuerte que enseguida se desvanece, la cantidad ya depende más del gusto del comensal. «El éxito del sushi en occidente se debe a que es un plato muy sabroso, muy bonito además... engancha. Quien lo prueba y le gusta quiere volver a comerlo pero es verdad que, si no te gusta nada, nunca te va a gustar», subraya.

Muy aplicados, los alumnos consiguen resultados prácticamente óptimos a la primera. Las preguntas se suceden: «¿El langostino del sushi es crudo o cocido?», «¿la pieza de pescado debe cubrir toda la bola de arroz?». Las explicaciones del chef concluyen con la confección del sushi temari, que es parecido al niguiri solo que haciendo una bolita muy compacta tras introducir el pescado y el arroz en un film transparente al que se le da forma redonda. «Un sushi muy coqueto. En Japón le encanta a las chicas», explica Elena Sánchez, responsable también de Sushiya.

Aoyama quiere hacer calar en sus alumnos lo importante que es cuidar la materia prima. «El sushi es un plato sencillo, pero si falla el pescado o el arroz, falla todo», remarca. En su restaurante, este chef emplea el arroz más popular entre los cocineros japoneses en Europa: el YumeNishiki.

Mientras Aoyama sigue con sus explicaciones, Alberto Ruiz Laguna, coordinador de las actividades de la asociación Wabiza que organiza la Semana Cultural Japonesa, no para de tomar fotos. Él es también experto en cultura y gastronomía japonesa y coincide plenamente con Aoyama en que la base del sushi es fundamental.

Al final, los alumnos pudieron llevar a sus casas el resultado de la lección. Aoyama no descarta impartir algún curso más por la gran demanda que ha tenido en su primera experiencia.