­Desarrollar las emociones de los alumnos y regular las de los profesores para conseguir una adecuada formación es el reto que tiene la educación del siglo XXI, según explicó anteanoche en el Club Diario el profesor y experto Rafel Bisquerra.

El conferenciante, que fue escuchado por un auditorio abarrotado de docentes y estudiantes de Educación, contrapuso los valores y estrategias de la educación del siglo XX, basados en el materialismo, el trabajar para tener más cosas, la cognición y el principio de ´la letra con sangre entra´, al modelo que impera en la actualidad, basado en los valores, el bienestar emocional, el ´enseñar deleitando´, las emociones positivas y el trabajar para disfrutar.

Bisquerra, mediante un diálogo y una interacción constantes con el público, enumeró las emociones más habituales del educador, desde el sentirse «fotografiado de arriba a abajo» por los alumnos en cuanto empieza a hablar delante de ellos, provocándole un sentimiento de vulnerabilidad, pasando por el estrés que sufren muchos profesionales o la tristeza que en ocasiones conduce a la ingesta de drogas para cambiar de estado de ánimo.

El conferenciante señaló que «no se puede educar desde el malestar, sino solo desde el bienestar», motivo por el cual es preciso proceder a una «regulación emocional» para que cada uno pueda decidir cómo ha de sentirse y no ser vulnerable a sentimientos negativos. Eso, continuó, obliga a adoptar una «autonomía emocional», para generar las emociones que «cada uno quiera en cada momento y que no haya estímulos exteriores que cambien el comportamiento de uno».

En su opinión, «las personas pasan la mayor parte del tiempo en estados anímicos neutros», pero esa actitud «puede reconvertirse en un bienestar consciente». Para ello es necesario «crear gimnasios emocionales en las escuelas y las empresas», señaló.

El experto concedió un importante papel a dos factores: escuchar, tanto a los alumnos como a las familias, y la lectura. «Si un niño disfruta leyendo ya se ha conseguido el 50 por ciento del objetivo» de su educación emocional, aseguró.

Sin embargo, los alumnos deben leer aquello que les guste: «El profesor ha de crear momentos en clase para que el estudiante disfrute leyendo lo que sea: sobre coches, caballos o juegos», afirmó el conferenciante.