Centenares de fieles participaron ayer en Ibiza en las bendiciones de ramos que organizaban las diferentes parroquias de la isla. Una de las más multitudinarias fue la de la cofradía del Santo Cristo de la Agonía de Santa Cruz, que reunió a centenares de fieles en el parque Reina Sofía. Los más pequeños disfrutaron montando a lomos de una borriquita, con la que después se recreó la entrada de Jesús en Jerusalén. Precisamente la llegada tardía del animal provocó un pequeño retraso en el inicio de los actos. El párroco, Juan Miguel Planells, hizo gala de su sentido del humor para justificar el retraso: «Hay que esperar a la burra», dijo.

Horas antes el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, había bendecido las palmas de los vecinos de Dalt Vila en Santo Domingo (el Convent) en un acto organizado por las cofradías de Nuestra Señora de los Dolores y el Santo Cristo Yacente, ambas de la Catedral. La Agrupación Musical del Cristo Yacente fue la encargada de acompañar a la comitiva de devotos que, con palmas y ramas de olivo, ascendió hasta la Catedral donde el obispo ofició una misa.

Como cada año, una de la procesiones más lucidas del día fue la que protagonizó la cofradía del Santo Cristo del Cementerio, que partió de Sant Elm con la imagen de Jesús entrando en Jerusalén. El numeroso grupo de fieles que la acompañó se vio engrosado por los grupos de turistas del Imserso que recorrían en esos momentos las calles de Dalt Vila y la Marina. Esta procesión es la primera para Sebastián Cardona como presidente de la cofradía. El recorrido también estrenó capataz de paso, ya que esta vez la tarea recayó en Miguel Barnosi en sustitución de Rafael García Vila, actual director insular de la Administración del Estado en las Pitiusas. Barnosi no le fue a la zaga, consiguió llevar a buen paso la imagen e incluso retiró algún bolardo para facilitar las maniobras.

Los turistas asistieron muy interesados al desfile, tanto que algún miembro de Protección Civil les tuvo que rogar que se apartasen un poco de la ruta para permitir que pasase la comitiva. «¡Que no somos una manifestación!», dijo una señora entre risas, dando por hecho que a unos manifestantes sí se les podría haber tratado con más rudeza.

Los fieles más pequeños, tanto en esta como en las otras bendiciones y procesiones que se celebraron en la isla, lucieron las palmas más trabajadas, algunas de ellas con golosinas incluidas. Ninguna de ellas comparable a la palma de Vicente Juan Segura, confeccionada en la misma casa que surte a la Familia Real.

Ayer también se celebró la bendición de ramos en la iglesia de Sant Elm por parte de la cofradía de la Piedad, antes de la procesión de la Borriquita, mientras que la cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder celebró el acto en el parque de la Paz. En Santa Eulària, la bendición de ramos se hizo en la capilla de Lourdes y la procesión llegó al Puig de Missa.