Todos los miembros de la comunidad árabe de San Antoni que en algún momento se han visto relacionados con casos de tráfico de drogas están en el punto de mira de las fuerzas de seguridad del Estado por sus relaciones con el radicalismo islámico. Y lo están, sobre todo, desde que algunos datos de la compleja investigación de los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 condujeron hasta Ibiza y se centraron en ese colectivo. La primera pista la dio el análisis del tráfico telefónico. Tras ello, nuevas conexiones con la isla, concretamente en Sant Antoni, fueron surgiendo y poniendo en alerta a los agentes, que hoy siguen en guardia.

«En Sant Antoni hay un germen peligroso que no podemos dejar de tener en cuenta y que los propios terroristas del 11-M ya vieron, porque, si consideraron que aquí había elementos predispuestos a la captación, es por algo», asegura un policía. Otro agente explica que una de las conclusiones a las que se llegó con la ardua investigación tras los atentados de Madrid fue la gran influencia que, a la hora de integrarse en grupos yihadistas, tienen las relaciones personales, «los lazos de confianza, amistad y parentesco», en las mismas palabras que se emplean en el sumario del 11-M.

Lo cierto es que la primera conexión de los atentados con Sant Antoni no es la ideología radical islamista, sino la droga: el hachís que ciudadanos marroquíes venden en la localidad y que los relacionaba directamente con uno de los nombres más importantes de la investigación de los atentados, Jamal Ahmidan, alias ´El Chino´, y también con el tunecino Zouhaier ben Mohamed Nagaaoui. De hecho, prácticamente todas las personas que han sido detenidas y relacionadas con el crimen de Madrid, incluyendo los siete yihadistas que se suicidaron en Leganés 23 días después de las bombas de los trenes, cuando ya estaban acorralados por la Policía, son o eran traficantes de droga, concretamente de hachís y éxtasis.

El chino

Jamal Ahmidan, el Chino, fue uno de esos terroristas que se inmolaron en Leganés y es una de las figuras más importantes de la trama, implicado directamente en la colocación de las mochilas-bomba. Su regreso a España en 2003, tras cumplir condena en Marruecos, es uno de los hechos que acaban en el plan para cometer los atentados, al unirse Ahmidan a los radicales que se reunían entonces en una mezquita de Madrid. Este terrorista fue el que consiguió los explosivos, el que aprovechó el contacto, establecido en 2002 en una prisión, con uno de los asturianos que facilitaría la dinamita. Estos datos figuran en el extenso sumario de la causa, el 20/04, de cuya lectura se desprende que siempre se siguió la pista del islamismo. ETA es citada de forma tangencial, como en el informe del análisis de las bombas y su método de activación, y solo al inicio de la investigación, donde se indica que «aunque el teléfono móvil no es el más común de los sistemas de activación en los artefactos explosivos, su uso, para determinadas acciones, sí se ha extendido a muchos grupos terroristas, entre otros ETA, IRA y fundamentalistas islámicos».

Y también aparece en el sumario la conexión ibicenca de este personaje. El Chino estaba en Ibiza siete días antes de la masacre, después de haber recogido en Avilés la parte de los explosivos, de la dinamita Goma 2 ECO, que faltaba para completar el plan. El día 3 de marzo, señala en el sumario, Jamal Ahmidan estaba en Ibiza, «regresando a Madrid el 04.03.04, utilizando la identidad de Youssef Ben Salah» (constatado en las listas de pasajeros de los vuelos de Ibiza-Palma y Palma-Madrid). Según se especifica en el sumario, José Emilio Suárez Trashorras, hoy condenado por facilitar la dinamita de la masacre, recibió una llamada, el día 4, desde una cabina del aeropuerto de Ibiza (número 971 395 539) y esa llamada la realizó Ahmidan. En esa llamada, según declararía años después Trashorras durante el juicio, El Chino le dijo: «Si no nos vemos en la tierra, nos veremos en el cielo».

Ahmidan, según la investigación, estuvo en la isla para cobrar una deuda por un alijo de hachís, con cuyo tráfico se estaban financiando todas las actividades de la red. El Chino vendía droga a pequeños ´camellos´ de Sant Antoni.

Pero aún hay más, porque además de haber sido situado en Ibiza antes de la masacre, también lo fue después. Uno de los teléfonos móviles del lote comprado por otro de los terroristas, uno que quedaría vivo para llegar a juicio (Jamal Zougam), es usado por Ahmidan.

El Chino habló desde Ibiza, de nuevo con Suárez Trashorras. Y el propio Trashorras se refirió a esta conversación durante el juicio, en la sesión del martes 27 de febrero de 2007 y a preguntas del fiscal. Según consta en su declaración, Suárez Trashorras «recibió una llamada de El Chino desde Ibiza después del 11-M. Él pensó que estaba drogado. Informó a la Policía porque pensó que era importante».

Jamal Ahmidan, también apodado ´Mowgli´, tenía antecedentes por tráfico de drogas; su primera detención en España data de enero de 1992, en Algeciras y con el nombre falso de Ahmed Ajon, y le constan nueve detenciones con siete identidades falsas distintas. La Udyco del Cuerpo Nacional de Policía lo tenía fichado, pero, según se indica en el informe de las huellas halladas en una casa usada por los terroristas, hasta la investigación del 11-M la Policía no acredita su verdadera identidad; al descubrir sus huellas tras la masacre, la identidad es facilitada por los servicios de seguridad marroquíes. Es «el chaval de los dientes largos que tiene un BMW M-5» que identifica, tras los crímenes, a otro de los implicados por suministrar los explosivos (la trama asturiana, que es la que llama ´Mowgli´ a Jamal). A su hermano Hamid le intervinieron 20 kilos de hachís, cocaína y pastillas de éxtasis (se ha especulado que pudiera ser otra partida destinada a Ibiza) al ser arrestado por su implicación en el atentado, en el que murieron 191 personas y del que se cumplen ahora ocho años. Y sin olvidar que en el suicidio colectivo del piso de Leganés falleció asimismo un policía del Grupo Especial de Operaciones.

El segundo tunecino

Y además de El Chino, el otro hombre en la investigación que también está conectado a Ibiza es el del tunecino Zouhaier ben Mohamed Nagaaoui. En este caso, su nombre llega hasta el sumario 20/04 a través de un informe policial (de la Unidad Central de Información Exterior, UCIE) que hace referencia a seguimientos anteriores al 11-M, derivados de la investigación por los atentados de Casablanca del 16 de mayo de 2003. La Policía había intervenido el teléfono de Sarhane ben Abdelmajid Fakhet, alias ´el Tunecino´, uno de los terroristas inmolados posteriormente en el piso de Leganés y considerado el ideólogo de los atentados. Este hombre, según el informe, se relacionaba con Nagaaoui, también tunecino, que, tras los hechos de Casablanca, fue localizado en Ibiza y del que se sospechaba que trabajaba para captar nuevos adeptos a la causa yihadista. En nombre de Al Qaeda. O, más concretamente, de una red próxima a Al Qaeda.

La UCIE informaba: «Según fuentes confidenciales y de los servicios de seguridad tunecinos, se ha tenido conocimiento de la presencia en la isla de Ibiza de Nagaaoui, considerado un elemento integrista y peligroso en activo, que ha realizado entrenamiento sobre el manejo de armas y explosivos en Sudán y en Argelia». Aunque el informe no lo especifica, fuentes policiales han concretado que Nagaaoui estuvo en Sant Antoni.

Otro detalle llamativo respecto a este tunecino es que la Policía tenía información que apuntaba a que acababa de realizar un curso de submarinismo, junto a otros árabes y muchos vinculados a redes integristas. La participación en tal curso, que podía tratarse de formación para futuros terroristas, hizo temer a los agentes que Nagaaoui podía estar preparándose para atentar contra alguna embarcación atracada en puerto, quizás en el de Ibiza pero con mayor probabilidad en Canarias, Ceuta o Melilla, o en embarcaciones en tránsito en el Estrecho de Gibraltar; Al Qaeda ya había mostrado anteriormente su intención de «atentar contra intereses occidentales en el agua».

Sin embargo, el hombre abandonó un día la isla y la amenaza se diluyó. Todo esto, hay que recordar, pasaba antes de que se perpetraran los atentados de la línea de tren de cercanías de Alcalá a Madrid. Y Zouhaier ben Mohamed Nagaaoui no vuelve a aparecer en el sumario.

Las claves

´NARCOS´

Casi todos los yihadistas eran traficantes de droga

Prácticamente todas las personas que han sido detenidas y relacionadas con el crimen de Madrid, incluyendo los siete yihadistas que se suicidaron en Leganés 23 días después de las bombas de los trenes, cuando ya estaban acorralados por la Policía, son o eran traficantes de droga, concretamente de hachís y éxtasis

EL JUICIO

Durante el proceso se explicó que El Chino llamó desde la isla

El Chino habló desde Ibiza, de nuevo con Trashorras, y éste se refirió a esta conversación durante el juicio y a preguntas del fiscal. Trashorras «recibió una llamada de El Chino desde Ibiza después del 11-M. Él pensó que estaba drogado. Informó a la Policía porque pensó que era importante».