«Mi cometa se estropeó pero mi hermano tiene dos», comentó la pequeña Zoe, de nueve años, mientras explicaba, con detalle, cómo las habían elaborado en el taller de su colegio, Es Vedrà. Finalmente, su hermano Leo, de diez años, consiguió hacer volar las cometas, ante la orgullosa mirada de sus padres, Heike y Robert. Estos niños fueron dos de las decenas de personas que se acercaron ayer por la mañana hasta es Caló des Gànguil, en el paseo de ses Variades, donde se celebró la XIX edición de ´Posa un estel al cel´, dentro del programa de fiestas de Sant Antoni.

La de este año contó con menos participantes que los anteriores, debido al frío y a la falta de viento, que amenazó con cancelar la fiesta (ya se suspendió la semana pasada, también debido a las adversas condiciones meteorológicas), según explicó Pepín Valdés, el organizador. Los niños habían elaborado previamente las cometas en los talleres de los colegios, la mayoría en el Guillem de Montgrí, que se responsabiliza del evento.

«Es una fiesta de la paz», explicó, mientras trataba de levantar una cometa, Roberto de Andrés, profesor del colegio. El director, Javier Rey, hizo de speaker y animó a los asistentes, muchos pero menos que otros años, puesto que el frío era intenso (cinco grados a las once de la mañana). Rey no confiaba en superar los 440 participantes del año pasado, cuando consiguieron hacer volar 198 cometas a la vez, récord histórico en las 19 ediciones de la fiesta.

Mercedes Marí sonreía orgullosa cuando los miembros del jurado sellaban su tarjeta de participación en la casilla de ´Ha volat´, puesto que sus hijos, Mar, de ocho años, y Gabriel, de cuatro, consigueron levantar las cometas, elaboradas días antes en los talleres del Guillem de Montgrí.

Víctor Tur, de 12 años, hijo de Victoria Lillo, también luchaba para levantar su cometa, lo mismo que Dani, de diez años, y Lucas, de cuatro, que, acompañados por su padre, José Pareja, intentaban hacer volar las cometas elaboradas por su tío, una con un dibujo de Bob Esponja, el ídolo de Lucas.