Cuando el alcalde de Sant Joan y conseller de Agricultura, Antoni Marí Marí, Carraca, agarra una motosierra, es un hacha. Dan fe los pinos y arbustos de Portinatx que ayer cortó en un periquete y sin que le importara un ápice que se estuviera poniendo perdida la rebeca azul y los pantalones de algodón marrones, y mucho menos que no cumpliera las medidas de seguridad que poco antes habían aconsejado los agentes forestales y técnicos del Institut Balear de la Natura (Ibanat) que se desplazaron hasta el lugar para explicar a los interesados cómo hay que limpiar un bosque para mantener a raya los incendios, un acto que fue organizado por la Associació de Propietaris Forestals.

Ni gafas ni pantalones anticorte ni casco ni protección para oídos ni guantes. Carraca, a pecho descubierto. Experimentado en estos manejos, dice que solo le falla no saber cómo afilar la motosierra.

Y no fue el único. De hecho, hubo un momento, nada más comenzar la limpieza de una franja de 25 metros en la zona colindante con la población, en que los forestales pidieron tiempo muerto para evitar que la concentración informativa se convirtiera en una secuela de ´La matanza de Texas´, pues ya estaban todos desatados cortando bosque adentro sin orden ni concierto.

Porque para dejar impoluto el bosque se ha de seguir un orden, como en la vida, más cuando se lleva en las manos un arma de ese calibre. Los técnicos aconsejaron dos cosas al respecto: eliminar primero la parte cercana al asfalto, para ir adentrándose poco a poco y colocar sobre la primera área despejada los restos de la poda; segundo, cortar sin miramientos arbustos como el romero, las estepas y el raspall, pues actúan como vectores de propagación del fuego, pero dejar las matas, enebros y sabinas.

Franja de protección

Lo importante, explicaron Andrés Galera (jefe de los agentes de Medio Ambiente) y José Julio Argandoña (ingeniero forestal y técnico del Ibanat), es crear una franja de protección, una zona donde no haya continuidad de la vegetación para frenar la propagación del fuego. La que ayer talaron, desbrozaron y podaron era, en algunas partes, un auténtico «remolino», en palabras de Galera, una bomba en caso de que cayera una chispa.

Poco antes de que llegara, el teniente del alcalde de Sant Joan José Manuel Marí, Rafila, ya advertía de que Antoni Marí llegaría «con ganas de coger una motosierra». Tuvo dos en sus manos, ambas prestadas: una pequeña que enseguida devolvió, y una más grande y pesada, una Husqvarna, con la que se empleó a fondo y dejó, junto a otros vecinos, bien despajada (e irreconocible) una franja de 25 metros adentro.

Los agentes forestales se encargaban de marcar los pinos que tenían las horas contadas con un hacha especial que en el lado contrario al filo dispone de un marco con las siglas GB, por Govern balear. Cada árbol condenado es marcado previamente con un fuerte golpe, de manera que en su tronco se puedan leer las letras GB, lo que permite saber tanto que ese es el elegido como que se ha talado con todas las de la ley. La masa forestal arrancada fue triturada allí mismo con una máquina del Ibanat, materia que luego esparcieron sobre el suelo para que sirva de compostaje.

Con tantas motosierras en marcha, el bosque parecía, de 10 a 11.30 horas, el circuito de Cheste, hasta que pararon para tomar un ligero piscolabis a base de sobrasada y botifarró a la brasa con pan payés regados con refrescos, agua e, incluso, cerveza, dispensada allí mismo con tirador. «No, gracias, motosierra y cerveza no casan», alegó uno de los asistentes (el que derribó el primer pino) cuando le ofrecieron una caña. Si bebes, no tales.

«A través de las desgracias nos hemos mentalizado de qué es lo que debemos hacer en el bosque», comentó el conseller de Agricultura tras desquitarse cortando y triturando ramas. Desgracias que habían inducido la concentración informativa de ayer: los últimos incendios que, esencialmente, han asolado su municipio. «E incluso lo ocurrido ha permitido que la Administración se acerque más a la gente, porque antes, con la excusa de la protección, se cohibía a la gente». A su juicio, el bosque, tal como se encuentra de sucio, podría generar muchos empleos.