Balears está para dar pocas lecciones a quienes estos días deciden en Durban las políticas a seguir para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En las islas que lideran el turismo de sol y playa, el astro rey se emplea casi exclusivamente para atraer toallas y vender sombrillas: apenas 52 de los 3.635 megavatios instalados en España para generar energía solar están en Balears. Y menos caso le hacen las islas a su viento, utilizado fundamentalmente para secar las toallas: entre Mallorca y Menorca, la Comunitat suma 3,6 tristes megavatios de energía eólica, potencia que puede llegar a resultar aparente, pero que se revela ridícula dentro de un país que fía a sus molinos de viento y aerogeneradores 21.000 megavatios de su abastecimiento energético. Así que el camino por recorrer es largo. Lo sabe el hombre encargado de revertir la situación, Jaume Ochogavía, director general de Industria y Energía del Govern Bauzá, que se declara «optimista» pese a la magnitud del reto. «Es cierto que estamos muy atrás, que nos queda mucho por luchar, por hacer, pero hay proyectos privados que nos van a permitir avanzar mucho en renovables», explica. Se refiere a una treintena de iniciativas que, según el Govern Bauzá estaban empantanadas sobre la mesa del anterior equipo al frente de Energía. «Estamos viendo proyectos que nos aportan 1,5 megavatios de renovables nuevos al mes. Y hay iniciativas de gran calado, innovadoras a nivel mundial», razona Ochogavía, que no renuncia tampoco a otra reclamación que sí consiguió Canarias: una cuota propia de subvenciones para instalar energías renovables. «Vamos a intentar conseguirla, por supuesto, aunque Canarias solo tiene cupo propio para eólica».

El coche eléctrico es otro reto, aunque no es la panacea: de nada sirve un coche eléctrico que se nutre de corriente producida por fuentes contaminantes. Aunque hay avances interesantes en Balears: «Han ganado muchísima autonomía. Hay modelos con un motor para cargar la batería que dan 250 kilómetros», aclara Ochogavía, que no obstante reconoce que el coche eléctrico implica una mayor demanda de corriente en una Comunitat que aún no está cubierta: «El cable eléctrico desde la Península nos da 200 MW adicionales, pero en los picos de veranos superamos los 1.000 de demanda», avisa. Y apuesta por producir más energía con instalaciones solares y plantas ligadas al gas natural y la biomasa. «La biomasa cuesta un 35% menos que el gasóleo y el gas natural es un 30% más barato: son económicamente viables y medioambientalmente más sostenibles».