­Paulo César Baptista, el exportero del Ushuaïa Beach Hotel que asestó dos golpes mortales a Abel Ureña, un camarero del establecimiento, permanece en el módulo de ingresos del centro penitenciario de Ibiza, a la espera de declarar el próximo lunes ante el juez instructor del procedimiento, Santiago Pinsach.

Fuentes conocedoras de su situación señalaron que Baptista se encuentra «muy tranquilo» y que desde su llegada a la prisión, el pasado miércoles a última hora de la mañana, ha tenido un comportamiento «correcto» y no ha causado problema alguno.

Tras ser visto por el médico y por otros trabajadores de la cárcel –un procedimiento habitual para hacer su clasificación en el centro–, se ha decidido que Baptista permanezca en este departamento de la prisión, donde hay siete celdas y él comparte una con otro interno. Así, las citadas fuentes indicaron que el presunto homicida no está aislado ni se ha adoptado con él ninguna medida especial en este sentido.

En principio, una vez que preste declaración y si no se le necesita para las siguientes diligencias, el exportero sería trasladado de nuevo a un centro penitenciario de Madrid, según las fuentes consultadas, donde aguardaría la continuación del proceso. Si tuviera que seguir en Ibiza un tiempo, se decidiría entonces si se le pasa al módulo 1.

La brutal agresión por la que el lunes comparece el exportero, que podría acogerse a su derecho a no declarar, se produjo la medianoche del pasado 19 de agosto en el Ushuaïa Beach Hotel. Tras una discusión, Baptista, que utilizaba entonces el nombre falso de José Pereira Sousa, propinó dos puñetazos a Ureña, según quedó registrado en las cámaras de seguridad.

El camarero, de 28 años y natural de la localidad barcelonesa de Rubí, quedó gravemente herido y falleció 15 días después en la Policlínica Nuestra Señora de Rosario.

Tras la agresión, Baptista huyó de Ibiza y fue en ese momento cuando se descubrió su verdadera identidad. Después de una intensa búsqueda, desde mediados del mes de septiembre la policía holandesa y la Guardia Civil lo tenían localizado en aquel país, si bien hasta el pasado 19 de noviembre no le arrestaron.

El exportero está pendiente de cumplir en Portugal dos condenas que suman 9 años de prisión por su pertenencia a la Mafia da Noite, una red de extorsión, trata de blancas y evasión fiscal en locales de ocio nocturnos de Lisboa.