Con los miles de euros que las instituciones pitiusas llevan invertidos en estudios de movilidad y lo fácil que es llegar a un diagnóstico. 72 alumnos de sexto de Primaria lo hicieron ayer en el primer pleno infantil que presidía Marienna Sánchez-Jáuregui en el que los niños debían presentar sus propuestas para lograr un modelo de movilidad que convierta a Vila en una ciudad más cómoda.

Para la representación de alumnos de los colegios Sa Real, Blanca Dona, Can Cantó, Mestral, Can Misses, Sa Bodega y Sa Graduada las soluciones estaban claras: hay que bajar los precios del billete de autobús, aumentar la frecuencia horaria, acortar trayectos y habilitar espacios para que los ciclistas no molesten a los peatones. En cuanto a movilidad, los niños de Vila parecen tener las ideas más o menos claras. Lo de la política y el funcionamiento de un pleno se encargó de explicárselo la primera edil, una figura todavía poco familiar para algunos: «¿Y la alcaldesa quién es?», preguntaba una niña de 12 años momentos antes de que Sánchez-Jáuregui hiciera su aparición en el salón. «Se llama ´Marianna´ y es rubia», le respondió con amabilidad una compañera más o menos informada.

Suerte que se la señaló, porque algunos a punto estuvieron de confundirla con una estudiante de otro colegio. «¡Pero si es igual de alta que Sara !», exclamaban entre sorprendidos y divertidos al ver a Sánchez-Jáuregui sentada y flanqueada por dos jovencísimos tenientes de alcalde. Ninguna de las tres cabezas sobresalía del respaldo del asiento.

El primer estudiante en hacer uso de su turno de palabra, Joan, del colegio Blanca Dona, se quedó un poco bloqueado. La alcaldesa le echó un capote y le preguntó cuál era el mejor medio para moverse por la ciudad. Su respuesta fue políticamente incorrecta: «El coche. Caminar o ir en bici es peligroso, te pueden atropellar». No menos sincero fue Nicolás, del Mestral: «Si hubiera una red de autobuses mayor se crearían puestos de trabajo y los padres dejarían de hacer de chófer, como dice mi madre, hasta la mayoría de edad. Porque ir en ciclomotor por Ibiza es jugarse la vida».

Sorprendida por la locuacidad y madurez de los participantes, Sánchez-Jáuregui prometió estudiar todas sus observaciones y rendir cuentas en próximos plenos. Complaciente pero algo despistada, la alcaldesa se empeñaba en agradecer sus intervenciones a Josep (que en realidad se llama Joan) y Lucas (Nicolás) para hilaridad del jovencísimo público. Carlos, de Sa Graduada, demostró tener madera de político: «Como bien han dicho Natasha y Nerea…», comenzó su alocución este entregado orador que argumentó: «La gente necesita dinero porque estamos en crisis y con la bici se gastarían menos en gasoil. También hay que utilizar mejor los coches para no dañar la capa de ozono». Menos claro lo tenía Paula, de Can Misses, quien sentenció que «la ´movilización´ en Vila ahora mismo no está bien».

Barriendo para casa, algunos pidieron que, en aras de mejorar la movilidad, bajen el precio de las bicicletas y regalen el chaleco reflectante al comprarlas. Todo un portento en planificación urbanística, Inés, de Sa Bodega, concluyó que «hay que utilizar menos los coches para hacer más pequeñas las carreteras y dejar espacio para carril bici».

Tras el debate, la excepcional Corporación aprobó por unanimidad un documento en el que el Ayuntamiento se compromete a primar el transporte público y la utilización de vehículos no contaminantes. Sin embargo, cuando la alcaldesa anunció que había un presente para cada colegio un joven ciudadano soñó en voz alta y no pedía una bicicleta: «¡Qué sea un Toyota! No, no, no… ¡un Mercedes!».