A Toni Planells le aburren las cámaras digitales, como la Canon EOS 500 que se compró recientemente. Prefiere hacérselas él mismo: con latas de bebidas energéticas, con cajas de zapatos o de tabaco, con trozos de tubo. Y todas tienen un denominador común: un agujero (estenopo) de 0,5 milímetros por el que se introduce la luz para impresionar el papel fotográfico o la película que coloca en sus cámaras estenopeicas. En Semana Santa comenzó a trastear con este tipo de artilugios tras participar en un curso que impartió Diana Bodea y ahora da el salto con la muestra de medio centenar de fotos estenopeicas en el Supermercat de l´Art, que comienza este fin de semana.

La primera se la fabricó con una caja de zapatos de la marca Panama Jack. Incluso le ha adaptado una especie de zoom: «Pero la que más me gusta es una alargada de unas chanclas de la marca Coolway», afirma. Siente devoción por ella porque, debido a sus medidas, se adapta perfectamente al papel sensible de 10x15 centímetros. «Pero doblado, no plano, para deformar así un poco la imagen. Intento pillar un ángulo imposible. Con otras no es posible, quizás con un ojo de pez, pero no es igual. El ojo de pez lo consigo más con las latas», explica.

Como la de la bebida Burn, a la que con una aguja ya ha abierto un diminuto agujero. En este caso la utilizará para una solarización de un año. Es decir, la colocará en un lugar poco frecuentado, orientada hacia el sur, en dirección a un lugar singular, abrirá su obturador (que no es más que un trozo de cinta americana negra) y dejará expuesta la película durante 365 días. Posiblemente empiece el próximo solsticio, «para capturar todo el recorrido del sol en cada estación».

En el Supermercat se podrán adquirir sus obras más bucólicas: paisajes, iglesias, faros... «Pero para mí hago cosas más raras, como edificios en obras, el de Jean Nouvel, la comisaría... A esta fotografía le pega mucho la arquitectura», sugiere. Parte de su obra se puede ver en estonipeico.blogspot.com.

Planells se inició en el dibujo. Por ejemplo, creó las ilustraciones y el logotipo del disco ´Ressonadors´: «Con la fotografía estenopeica tengo la misma sensación que cuando dibujo. Sobre todo con las que hago en casa, en las que invierto horas. Les doy o quito luz, incluso las ilumino con una linterna. Y eso es lo que significa la fotografía, dibujar con la luz». Y al final, lo fundirá todo, pintura y foto: «Lo que quiero es juntarlo todo, fotografía y pintura. Ahora estoy investigando para crear mis propias emulsiones, mi propio papel sensible. Y eso ya es una pasada. Ya es más dibujo. Es el mundo al revés: cuando dibujas quieres acercarte a la fotografía, al mundo real, y ahora hago fotos que parezcan dibujos. Busco el punto de encuentro».

Expone las fotos entre dos horas (bajo la luz de las bombillas) y escasos 30 segundos (con buen sol), pero sin que queme la emulsión: «Uno tiene ADN de panadero: es como meterlo en el horno: si te pasas se quema; si no se queda cruda». En la catedral apoyó en un reclinatorio durante 45 minutos una cámara que creó con una cañería de plástico: «Un sacerdote no paraba de dar vueltas a mi alrededor, con la mosca tras la oreja. Yo, con pose de rezar, pero controlando el tiempo en el móvil. A saber lo que pensó», recuerda. Cualquier cosa menos que con ese tubo negro se toman fotos.