­El juez del juzgado número 4 de Ibiza, Santiago Pinsach, ha emitido una sentencia en la que absuelve a un profesor del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Marc Ferrer de Formentera, de una falta de lesiones y malos tratos contra un alumnos de ese centro docente. El magistrado va más allá y en su sentencia viene a reforzar la autoridad del docente y recrimina duramente a la madre por haberle denunciado. Además pide disculpas al educador «por no haber detenido previamente el proceso a tiempo de evitar que le rozara la presente ignominia [afrenta pública]».

Según los hechos probados, recogidos en el texto de la sentencia, el pasado 16 de septiembre a las 13 horas 54 minutos, cuando quedaba muy poco tiempo para terminar las clases, el profesor falsamente acusado se percató, mientras cerraba las ventanas, de que dos alumnos se estaban peleando. Uno de ellos, de 14 años, estaba encima del otro y se agredían mutuamente. El profesor se acercó y separó al que estaba encima, «sujetándole unos instantes desde atrás, por la zona del pecho o costillas, para evitar que continuara la agresión, todo ello sin causar lesión alguna». En cambio, detalla el texto judicial, el menor inmovilizado lanzó varias patadas a las piernas del docente, encargado de impartir de la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

La sentencia señala que la madre del mencionado menor «en lugar de agradecer al denunciado su intervención y solicitarle las disculpas que merecía por el incalificable comportamiento de su hijo (...) interpuso la presente y no menos incalificable denuncia». La sentencia añade que el citado adolescente había sido expulsado tres veces de centros docentes e instantes después de protagonizar el suceso «además de agredir al denunciado, estuvo autolesionándose y propinando patadas al mobiliario del mismo instituto (vallas y papeleras) frente a otros profesores».

Incluso la reacción del menor hacia su profesor nada más separarle fue la de amenazarle con denunciarle ante la Guardia Civil, ante la mirada atónita del resto de sus compañeros de clase que presenciaron la escena.

El juez, tras tomar declaración a las partes implicadas, señala «con especial relevancia», por los datos objetivos presentados en la causa, «la inexistencia de lesiones objetivables en el cuerpo del menor», basándose en el informe médico de urgencias y en el informe del médico forense, por lo que considera que «no es posible considerar producida prueba de cargo alguna que permitiera condenar» al profesor.

Pérdida de valores

El magistrado continúa: «En realidad sobran los comentarios y solo procedería preguntar a la denunciante: ¿qué ha denunciado? o ¿cómo ha podido denunciar esto sin rubor? o ya en general, invitar a la reflexión sobre la impúdica desfachatez» a la que puede llegar la sociedad. En este sentido plantea hasta dónde puede llegar «un cuerpo social, subvertido o desvalorizado, imbuido de patrones políticos y culturales erráticos, según los cuales no hay responsabilidad sino solo exigencia». Añade que en circunstancias como la descrita «la condición de víctimas y victimarios se invierten ficticiamente o en el que la sobreprotección enfermiza de los menores destroza sus posibilidades de maduración personal».

Es más, tras pedir disculpas al demandado, el juez añade en su sentencia: «Ni siquiera la circunstancia de que los juicios inmediatos de faltas, como el presente, llegan al juzgado la misma mañana del juicio con las citaciones ya efectuadas y sin prácticamente tiempo para examinarlos, es excusa para que no se extreme el celo, sea para el futuro, a fin de archivar de plano y antes de juicio, denuncias tan descabelladas (y sociológicamente tan tristes y descorazonadoras) como la presente».

El magistrado además de comunicar la resolución a las partes implicadas también lo hace a la dirección del instituto «para su conocimiento y efectos, incluyendo, en su caso, las sanciones o medidas a adoptar respecto al menor» afectado.