Unas 200 viviendas de la urbanización La Joya en Cala Llenya que reciben agua de la captación de Xicu Sala no podrán volver a beber agua del grifo hasta que se ponga en marcha la desaladora de Santa Eulària o empiece a funcionar la interconexión con la de Ibiza, según ha confirmado un portavoz del Ayuntamiento de Santa Eulària, algo para lo que, por el momento, no hay fecha, afirmó.

Estos vecinos de la zona de Cala Mestella recibieron el año pasado (el 9 de agosto de 2010) una carta del Ayuntamiento y Aqualia en la que les indicaba que no debían usar el agua del grifo «ni para beber ni para cocinar alimentos» ya que en unos análisis se había detectado «una concentración del parámetro arsénico que supera ligeramente el límite marcado en la normativa sanitaria». La misma carta garantizaba que la concentración de arsénico «no es un elemento que en las concentraciones actuales pueda crear ningún riesgo inminente para la salud».

Uno de los vecinos criticó hace unos días que, más de un año después, no se les hubiera informado de si ya podían usar el agua del grifo para beber y cocinar. Este vecino, además, asegura que en el servicio municipal de aguas se negaron a responderle, algo que niega el personal de la oficina, que asegura que, al recibir el correo prefirieron llamar a este vecino para poderle explicar bien el problema que hay en la zona. De hecho, aseguran que han hablado con él en varias ocasiones.

Desde el Ayuntamiento y la empresa del servicio de agua explican que el arsénico se encuentra de forma natural en la tierra y que, en consecuencia, se disuelve en el agua. El porcentaje depende de la explotación del acuífero y de la cantidad de agua que haya en él. Así, aseguran que aunque la alerta se mantiene desde agosto de 2010, los niveles van variando y es muy posible que parte del tiempo hayan estado por debajo del máximo permitido para el consumo. Sin embargo, al haberse detectado un porcentaje superior en unos análisis no se puede permitir que los vecinos beban ese agua o la utilicen para cocinar hasta que no se hayan adoptado soluciones para que esto no vuelva a ocurrir. Así, con las lluvias, al subir el nivel de agua del acuífero, la concentración de arsénico baja de forma considerable mientras que en verano, con el aumento del consumo de agua y la escasez de lluvias, el nivel de este elemento se incrementa.

Un portavoz del Ayuntamiento explicó que la única opción para garantizar agua potable es mezclar la que procede del acuífero con otra desalada para reducir los niveles de arsénico. Esto, insistió, solo será posible cuando se ponga en marcha la desaladora o la interconexión. Esta misma persona señaló que la «falta de dinero» podría hacer que se alargue la solución. De hecho, confió en que puedan comenzar a ejecutarse estas obras el año que viene, aunque reiteró que «no hay fecha». «La desaladora de Santa Eulària acumula un retraso superior a dos años en su puesta en servicio y la disponibilidad de esta fuente alternativa podría mitigar las concentraciones excesivas de sales o minerales», recuerda este portavoz del Ayuntamiento, que destaca que la única solución a corto plazo, captar agua de otros acuíferos, se ha desestimado porque «existen parámetros de concentración que exceden los niveles normales establecidos en la reglamentación».