—¿Se siente la candidata de los militantes del PSOE de Ibiza a pesar de no haber sido la persona más votada en las asambleas locales?

—Sí, absolutamente. Me siento totalmente respaldada por mi partido. Quiero recordar que el proceso culminó con un acuerdo por unanimidad de la ejecutiva del PSIB y del Consell Polític, en el que también están representados mis compañeros de Ibiza. Este tipo de procesos comportan alguna dificultad, pero ya está acabado. Estamos en otro momento y el reto ahora mismo son las elecciones.

–Por mucho que se haya explicado que no eran unas primarias y que no solo contaban los votos obtenidos, ¿cree que este proceso de elección causa confusión y mala imagen para el partido?

—Yo no diseñé el proceso ni formo parte de la dirección el partido, solo he participado como candidata. Es cierto que es mejorable y espero que en el próximo congreso tengamos ocasión de debatirlo y proponer un sistema más claro, aunque desde el principio se explicase con claridad.

—¿Contaba con la ventaja del apoyo del aparato del partido? Dessiré Ruiz, la persona más votada en las asambleas locales, dijo que lo único que le preocupaba es que ella no contaba con esta ayuda.

—En absoluto. En ningún momento me he sentido la candidata del aparato. De hecho, yo no formo parte de ningún órgano directivo del partido. Creo que, además, el resultado de las votaciones se distingue más por territorios que por otra cosa.

—¿Por qué dio el paso y se presentó? ¿Se lo pidió alguien?

—Por una razón muy fácil de entender. Estamos ante unas elecciones que son cruciales para nuestra vida cotidiana. Soy una ciudadana media con las mismas características que muchas personas (mi hija va a la escuela pública, yo soy usuaria de la sanidad pública, mis padres son pensionistas, en mi casa vivimos de los sueldos de cada mes, pagamos una hipoteca...) y mi vida cotidiana, como la de millones de españoles, puede cambiar sustancialmente tras el 20-N. Ya lo estamos viendo con la sanidad, la educación y las pensiones. Tomé la decisión de presentarme por la situación complicada del momento, por lo que nos jugamos yo y millones de españoles, y porque siempre me he implicado en todo aquello que tenga una relevancia directa en la organización de mi vida y la sociedad en la que vivo. Al margen de eso, evidentemente hay personas y compañeros de partido que me animaron a hacerlo. Pero cada uno tomamos la decisión de manera personal.

—¿Y pocas ganas de volver a su plaza de abogada en el Ayuntamiento de Ibiza tras el cambio de gobierno?

—Para mí nunca ha supuesto un problema volver a mi plaza en el Ayuntamiento, ni con el equipo de gobierno anterior ni con el actual. Es una ventaja de los funcionarios. Estoy absolutamente segura de que mi vuelta al Ayuntamiento hubiera sido exactamente la misma con un gobierno progresista que con uno del PP. El cambio político en el Ayuntamiento ha influido cero en mi decisión. Mi plaza es la misma y mi trabajo sería exactamente el mismo.

—¿Piensa que Dessiré Ruiz o José Manuel Bar, los otros dos aspirantes a entrar en la lista del PSOE al Congreso, deberían haber aceptado ser candidatos al Senado?

—No puedo atreverme a ponerme en su lugar. Bar ha sido un excelente diputado y Dessiré acaba de llegar al partido, pero creo que es una persona con perfil, recorrido y capacidad. Desconozco las razones por las que han dicho que no al Senado, pero las respeto y creo que ambos tienen mucho camino por delante en el partido.

—En su caso, si no hubiera sido la persona elegida para ir al Congreso, ¿habría rechazado también ser la candidata al Senado?

—Pues... no creo que lo hubiera rechazado. No me parece justo decirlo ahora. No sé las razones por las que han dicho que no, pero las entiendo y las respeto.

—Después de ser consellera de Asuntos Sociales su partido decidió no darle ninguna responsabilidad pública y, pasado un tiempo, después de haber logrado su plaza de abogada en el Ayuntamiento, el PSOE confió de nuevo en usted para ser directora insular del Estado y ahora candidata de Ibiza al Congreso de los Diputados. ¿Está viviendo una especie de segunda vida en su partido?

—Mi vida en el partido siempre ha sido la misma, que empezó en 1994. Tal vez he sido yo la que he cambiado. Empecé con 25 años y ahora tengo 41. Vitalmente cambias mucho durante este tiempo. Maduras mucho. Mi relación con el partido siempre ha sido la misma, de implicación total, tanto cuando he tenido un cargo público como cuando no lo he tenido. No creo que sea una segunda vida política. Me siento igual de a gusto ahora que cuando no ocupo un cargo público.

—Aparte del discurso de la amenaza de los recortes sociales del PP, ¿qué más va a aportar el PSOE en esta campaña?

—Es cierto que ahora se habla mucho de los recortes, pero es que es muy importante. Si el PP ganara las elecciones, estos recortes van a cambiar nuestra vida cotidiana. Parece que la crisis lo barre todo, pero hay que recordar que el PSOE en los últimos ocho años ha efectuado cambios en asuntos de derechos sociales que han cambiado este país. Por lo tanto, creo que ambas cosas, los recortes y los derechos sociales, confluyen. Parece que con la excusa de la crisis y el miedo, hay que trabajar en el recorte de prestaciones sociales, pero me parece un discurso peligroso y engañoso. Nadie ha dicho que de esta crisis tengamos que salir más insolidarios, con una sociedad más injusta y peor.

—Con las críticas que ha recibido su partido por la gestión de la crisis, ¿le resulta complicado hacer campaña bajo las siglas del PSOE?

—En absoluto. Me siento absolutamente cómoda e identificada con las siglas del PSOE. Me veo perfectamente capaz de defender la actuación del PSOE porque, de lo contrario, no estaría aquí. Las dos legislaturas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero nos han dejado una sociedad mejor, más justa y solidaria. Es verdad que en la primera parte de la segunda legislatura sobrevino una crisis económica mundial, no solo de España, y que se pueden haber cometido errores en cómo se encaró esta primera parte de la crisis. Luego se han tenido que tomar medidas duras y difíciles de explicar y que han supuesto un coste para el partido, sobre todo para el presidente Zapatero. Una de las principales cosas que han de hacer los políticos es decir la verdad, explicar que la situación es complicada y que se deben adoptar medidas duras. Estoy muy motivada para poder explicar lo que significa votar la opción del PSOE o la del PP.

—Si la crisis obliga a aplicar medidas de austeridad y recortes, ¿en qué va a reducir gastos un nuevo Gobierno socialista?

—Lo ha explicado el candidato Rubalcaba. Estamos en una situación de crisis, con menos recursos, y hay que obtener más ingresos para mantener servicios fundamentales como la sanidad, la educación, las pensiones... En resumen, la diferencia en cómo se va a plantear radica en la obtención de más recursos mediante una modificación de la fiscalidad. Hay que conseguir que los que más tienen, paguen más.

—¿Por qué no lo ha hecho ya el actual Gobierno del PSOE?

—Se han tomado medidas, como la aprobación del impuesto de patrimonio. Rubalcaba ya ha anunciado una nueva fiscalidad para los bancos y que habrá imposiciones sobre sus beneficios para actuar en políticas de empleo para los jóvenes. La crisis ha tenido sus fases y tiempos de reacción y ahora la propuesta es que quien más tenga, pague más. También hay otras medidas como la lucha contra el fraude fiscal. Ante una situación de crisis, no se puede golpear a los más débiles. Es lo más fácil, insolidario e injusto. Ya estamos viendo cómo se está desmantelando la sanidad y la educación públicas en las comunidades autónomas gobernadas por el PP. No tenemos uno de los mejores sistemas de sanidad pública del mundo porque sí, sino porque en su momento se apostó por ello, y se logró. De la misma manera que se hizo, se puede deshacer. Creo que la política es la respuesta a la crisis.

—¿Se siente identificada con el movimiento de personas ´indignadas´ del 15-M?

—Este movimiento supone una señal muy importante de cómo está cambiando la sociedad. Hay que escuchar a este movimiento. Sería absurdo que los políticos pretendieran ignorarlo, sencillamente porque representa a una parte muy importante de la población. Sería autismo político no reflexionar sobre por qué surge este movimiento. Mi visión personal es que es fruto de un cambio social, mucho más rápido que la política. Tenemos que escucharles, recoger muchas de sus inquietudes y modificar cosas.

—¿Cuál cree que puede ser la incidencia del movimiento de los ´indignados´ en las elecciones? ¿Piensa que puede haber una participación más baja que nunca o todo lo contrario?

—No sé qué incidencia tendrá el movimiento del 15-M. Pero sí sé que ante la crisis económica y la situación actual, como ciudadana no me abstendría. La respuesta debe ser la política. No votar es sustraerse el derecho a dar la opinión sobre cómo se deben hacer las cosas. Aunque sea en positivo o en negativo, para censurar, mi opción personal siempre ha sido la de votar. Me cuesta mucho entender otra opción, aunque la respeto. Nuestro trabajo es tratar de implicar a los ciudadanos. Si no se produce, culpa tendremos también los políticos.

—Precisamente, una de las máximas del movimiento 15-M es que no se sienten representados por los políticos.

—Si me pregunta qué me siento, le diría que funcionaria o madre, pero no perteneciente a una clase apartada y alejada que sea, digamos, la política. No creo que exista una clase política como tal. Cuando yo hago política, soy la misma persona que llevo a mi hija al colegio y tengo las mismas preocupaciones de cualquier persona absolutamente normal. Lo hago por una cuestión de implicación. Alguien tiene que presentarse a las elecciones y tomar decisiones. Como ciudadano se tienen dos opciones: o ser uno mismo y participar activamente en política o decidir quién lo hace. He de decir que esa frase [no nos sentimos representados por los políticos] no la entiendo.

—Deja el cargo de directora insular del Estado en las Pitiusas sin haber inaugurado el cuartel de la Guardia Civil en Can Sifre. Parece que el problema del generador eléctrico cuesta más de subsanar que la propia obra del edificio en sí.

—Sí, estas cosas a veces pasan con las obras. Se trata de un tema burocrático y confiemos en que se solucione pronto. Me gustaría aclarar que, al margen de la inauguración, las dependencias oficiales dan servicio a los ciudadanos desde hace dos años.

—Pero los agentes de la Guardia Civil no pueden vivir todavía en las viviendas.

—No. Está en vía de solución.

—¿Por qué está costando tanto?

—Es un tema técnico complejo. Cuando se iba a inaugurar el cuartel, había un generador eléctrico que daba servicio a todo el polígono, pero Endesa no permitió la conexión del nuevo edificio porque sobrepasaba el límite de su capacidad. Así, se tuvo que cambiar el generador para todo el polígono. Se tuvo que desmontar la estación, montar una provisional con la tramitación de todos los permisos y conectar a todos los usuarios del polígono. Fue muy complicado. Y ahora, cuando el provisional funciona, se ha de tramitar la construcción del definitivo y trasladar todas las conexiones. Se ha de hacer todo esto para obtener el final de obra, y, con ello, permitir la entrada a las viviendas. Este es el problema, pero no se ha dejado de trabajar ni un solo día. Por otra parte, estoy muy satisfecha por el resultado de las obras de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, que era una necesidad imperiosa para la isla. Confío en que se acabe antes de final de año. Luego está el cuartel de la Guardia Civil de Formentera, que no había antes.

—Por lo que ha manifestado como directora insular del Estado, no creo que defienda en el Congreso la construcción de una comisaría en la bahía de Sant Antoni, en contra del criterio del PP.

—A ver, el hecho de que hubiese una comisaría de Policía en la bahía supondría retraer a la Guardia Civil de Sant Antoni porque no pueden coexistir ambos cuerpos en el mismo territorio, según la ley de Fuerzas y Seguridad del Estado. He tenido la ocasión de explicarlo a la actual alcaldesa de Sant Antoni. Bien está seguir haciendo los esfuerzos que se han hecho en los últimos años para reforzar plantillas. No me parece una necesidad.