Borja Tous habla con tanta pasión como realismo de su profesión. Cree en el trabajo constante y riguroso pero sabe que la suerte juega un papel fundamental en el oficio de actor. Esta tarde comienza una nueva etapa en su carrera impartiendo la asignatura de voz en los cursos del GAT.

—¿Cómo surgió esta colaboración con el GAT?

—Ahora que estoy viviendo en Ibiza le pregunté a Merche Chapí [directora de los montajes teatrales del GAT] si necesitaban a alguien. En junio del año pasado dimos un curso intensivo sobre el trabajo del cuerpo del actor, que fue un éxito. Los alumnos quedaron encantados. Más tarde me preguntó si me veía con fuerzas para hacer todo el curso como profesor de voz. Y le dije que sí.

—Parece que su presencia ha incrementado la inscripciones...

—No lo sé. Lo que sí sé es que cuando acabamos el intensivo del año pasado la gente se quedó muy contenta. Todos me preguntaron si iba a dar más cursos porque se lo habían pasado muy bien. Me gustaría continuar ese trabajo que empecé, aunque ahora sea con la voz. Todos vamos tensos, por un lado o por otro, y el trabajo del actor consiste en estar lo más relajado posible para que la voz salga como tiene que salir.

—¿Tiene algo de terapia?

—No, aunque todo el mundo que se ponga en contacto con su cuerpo va a ver mejoras en su vida. Cuando empecé a estudiar iba a clase con mil ´neuras´ en la cabeza, con mil movidas. Empecé a hacer clases de respiración y conciencia corporal, en las que se aplicaban ejercicios que vienen del yoga... y te cambia la vida. Empiezas a respirar. Llevamos siempre la respiración aquí arriba [se señala la parte superior del pecho] porque vamos atosigados. Con esos ejercicios aprendes a pararte un momento, a escucharte. Conozco a gente que ha comenzado a hacer teatro por recomendación de su psicólogo y ha acabado dedicándose a la actuación de manera amateur o profesional.

—¿Qué porcentaje hay de talento y qué porcentaje de formación en un buen actor?

—El talento es como la imaginación, un músculo que se ejercita. Hay talentos escondidos, que surgen con el tiempo. A la hora de que te cojan para un trabajo hay un 25 por ciento de talento, un 25 por ciento de lo bien que lo puedas hacer [en la prueba] y un 50 por ciento de suerte, que cuadre tu perfil para el personaje, que le gustes al productor, que no venga nadie recomendado... Mil cosas que ya no dependen de ti. Más que de talento hablaría de la voluntad de querer hacer algo y de la ´presencia´ del actor. Que te apetezca mirar, conocer más del personaje cuando alguien sube al escenario. Eso se puede trabajar pero sí que hay algo de magia, de duende, en un buen actor. De todos modos cada vez se da más importancia a la formación. Es importante que un actor siga entrenando cuando no está trabajando. El actor es como un deportista: tiene que entrenar entre torneo y torneo.

—El incremento de producción de series por parte de las televisiones autonómicas y generalistas ¿está generando mucho más trabajo para los actores?

—Evidentemente, cada vez hay más series y canales pero es verdad que el dinero es el mismo, con lo que se reparte más. Antes había menos oferta pero, si estabas ahí, vivías muy bien. Ahora, y más con la crisis, todo se reduce a los precios de convenio.

—¿Tiene algún proyecto entre manos?

—Hasta que no firmo algo prefiero no hablar de proyectos. Uno va haciendo castings y pruebas y se queda a la espera de que le digan algo. De todos modos, soy padre de familia y mi chica también es actriz. Ahora ella está trabajando en la serie ´L´Anell´ de IB3 y nos tenemos que turnar, porque siempre tiene que estar uno de los dos con la niña, que lo necesita. Aprovecho ahora para centrarme mucho más en mi parte de docencia, ir al gimnasio y limpiar la ´contaminación´ del verano [sonríe].

—¿Está contento de haberse trasladado a Ibiza?

—Muy contento. Tienes que ponerte un poco las pilas para ir a Madrid e ir viendo a la gente porque en esta profesión, si desapareces un poco, se olvidan de ti. Dejarse ver por el networking forma parte de nuestra vida laboral.

—Los ´castings´, esa continua exposición al juicio ajeno o estar presente en ciertos círculos casi por obligación ¿es la parte más ingrata de su trabajo?

—Cuando estás promocionando una serie, una película o una obra de teatro tienes que hacerte la foto, estar en el punto de mira. Supongo que cuando estás consagrado te puedes permitir no aparecer tanto pero si estás, como estuve yo, en una serie como ´Yo soy Bea´, que tuvo mucha audiencia, te invitan a fiestas y tienes que pasar por lo de ´hacerte la foto´... Yo al principio lo llevaba muy mal. Me peleaba con esa parte de la profesión pero llega un momento en que aprendes que forma parte de tu oficio. Si te vienen a saludar por la calle con educación es como recibir los aplausos que no puedes sentir directamente cuando trabajas en televisión.

—¿Qué supuso en su carrera ´Yo soy Bea´?

—Había hecho mucho teatro y algunos proyectos en televisión pero con menos repercusión. Había protagonizado la serie ´Vallterra´ pero cuando surgió lo de Bea cambiaron muchas cosas. Mi personaje era un poco gris, más bien machista, un poco amargadillo. Era raro meterse ahí. Al final fui descubriendo lo que le pasa. Ves que a cada persona la vida le lleva por unos derroteros. Fue un personaje con el que aprendí muchísimo y gracias a él se me ha conocido un poco más.

—¿Es más difícil conseguir un buen papel en cine?

—Se hace menos cine y el factor suerte influye mucho. Puedes trabajar mucho pero, sobre todo en cine, o buscan un perfil muy concreto o ya saben que van a coger a este, este y a este. La puerta, al menos en mi caso, es más difícil de abrir.

—¿Ayuda a un actor tener una pareja actriz?

—Nos apoyamos al cien por cien y ese es el secreto de que nos vaya bien en las dos facetas. Pero no hablamos de trabajo continuamente. Cada persona es diferente y cada actor también lo es, con lo que es positivo respetar los diferentes puntos de vista.

En corto

La dictadura de la tele

¿Solo se hace cine si antes triunfas en una serie?

Es un gancho. Aquí la gente ve mucho la tele y admira aquello que sale en televisión. La presencia de ciertos actores te asegura que se va a ver la película.

Grandes referencias

¿En qué actores se fija, a quiénes admira?

Sean Penn me gusta muchísimo. Es camaleónico, me gustan sus ideas y como director de cine. Meryl Streep es un portento y Susan Sarandon también. Da gusto verlos trabajar. Hacen que aquello que es difícil parezca facilísimo.