El 12 de agosto, una semana antes de la agresión mortal de Paulo César Baptista a Abel Ureña, una pareja de turistas británicos denunció en el cuartel de la Guardia Civil de Sant Antoni una brutal paliza que, según dijo, les propinaron los porteros del Ushuaïa en el interior del hotel.

El denunciante afirma que entre las 23 horas del 10 de agosto y las o.00 horas del 11 de agosto se encontraba en la piscina del establecimiento acompañado por su novia. El personal de seguridad le instó a que saliese del agua, por lo que se metió en una piscina más pequeña, que está al lado.

Mientras estaba dentro, un miembro de seguridad le golpeó con el codo en la cabeza. Luego solo recuerda estar apoyado en una pared y el traslado en ambulancia hasta Can Misses, según se recoge en la denuncia. El turista no puede describir a la persona que le golpeó, porque dice que estaba a su espalda.

Su novia aportó más detalles. Según su declaración ante la Guardia Civil, dos porteros sacaron a su pareja de la piscina, se abrieron paso entre la gente de forma violenta y comenzaron a golpearle. A mitad de trayecto el inglés cayó al suelo, momento que aprovechó uno de los porteros para darle dos patadas en el rostro, rompiendo uno de sus dientes y causándole lesiones en la lengua y múltiples contusiones en la cara. Luego lo llevaron a un «área tranquila del hotel», donde fue de nuevo agredido durante cinco minutos. A ella también le pegaron, según la denunciante, que añade que en la paliza participaron un total de seis porteros.

Fiesta Hotels Group, propietaria del Ushuaïa, admitió que tras la agresión mortal de Baptista, otros «tres o cuatro» porteros del establecimiento también fueron despedidos tras evaluar su actitud.