Paulo César Baptista, que mató de un brutal puñetazo a Abel Ureña en la noche del 19 de agosto pasado, ya había sido denunciado a la Guardia Civil por otra agresión ocurrida meses antes dentro del hotel Ushuaïa, en el que trabajaba como «controlador» y desarrollaba tareas de seguridad bajo la falsa identidad de José Pereira Sousa.

El 29 de junio un hombre denunció en el retén de la Guardia Civil de Platja d’en Bossa al falso Pereira Sousa por darle una paliza en el interior del establecimiento, a donde había acudido a pedir trabajo. Baptista, que está fugado de la justicia de Portugal desde 2009, tras ser condenado a nueve años de cárcel por actividades mafiosas, acudió esa noche a declarar al retén a raíz de esa denuncia. Pese a que la Policía Judiciaria portuguesa había informado a las autoridades españolas de que el prófugo podía encontrarse en Ibiza, no fue reconocido ni detenido porque los agentes no detectaron su documentación falsa.

Según el denunciante, el 28 de junio acudió al Ushuaïa acompañado por una amiga, que le esperó a la puerta del hotel. Allí se entrevistó «con un tal Joe» (Baptista), que le dijo que era el jefe del servicio de seguridad, extremo que Fiesta Hotels Group, la empresa propietaria del establecimiento, ha negado en todo momento. «Esta persona mide aproximadamente 1,70, es moreno con el pelo rapado y tiene una complexión ancha, bastante musculado», explica el hombre que puso la denuncia.

Según el relato del agredido, Joe le contestó que tenía su equipo completo y que no necesitaba a nadie más. El solicitante acudió entonces a entrevistarse con los responsables de otra empresa de seguridad en el establecimiento. A continuación, Baptista, que observó la entrevista, reclamó su presencia.

«¿Qué hablas de los porteros?»

«¿Tú qué vas hablando de los porteros?», le preguntó. «Yo no he dicho eso», respondió el denunciante y agredido girándose hacia otro portero, un tal Peter, que intentó mediar en la discusión. En ese momento, según la versión del hombre que puso la denuncia, Baptista le propinó un puñetazo en la cara por el lateral izquierdo que lo tiró al suelo, donde recibió varias patadas.

Intentó incorporarse, pero otro portero más, llamado Víctor, el segundo jefe de seguridad según la denuncia, le propinó una patada en la espalda. «El tal Joe fue el que me golpeó con más fuerza», explicó entonces el denunciante a la Guardia Civil. Según su versión, en ningún momento increpó ni insultó a los porteros, a los que solo conocía «de vista».

En el retén del instituto armado en Platja d’en Bossa también declaró la amiga del agredido, que observó la paliza desde la entrada del hotel.

«Un chico con una camiseta naranja, bajo y fuerte, le dio un puñetazo y lo tiraron al suelo. Otro le dio una patada», explicó. Después avisó a la Policía y acompañó a su amigo a Can Misses.

El diagnóstico del servicio de Urgencias, donde ingresó el agredido a las 23.30 horas del 28 de junio, indica que tenía una herida inciso contusa en el labio, dolor en la espalda y en el tobillo derecho como consecuencia de la agresión. Fue dado de alta esa misma noche.

«Actitud chulesca»

En el «acta de declaración como imputado», José Pereira Sousa (Baptista) explicó a la Guardia Civil que trabajaba como «jefe de seguridad del hotel Ushuaïa», según consta en la denuncia a la que ha tenido acceso este diario.

Según dijo a los agentes, el denunciante mostró «una actitud chulesca y desafiante» cuando le comunicó que la plantilla estaba completa y dijo que «estaba dispuesto a pelearse con quien hiciera falta para demostrar su valía». Baptista negó la agresión y añadió que solo concluyó la conversación «con un ligero empujón en el hombro del denunciante».