Más de 80 sandías y mucha imaginación dan como resultado una tarde de diversión y esto lo demostraron las más de 30 personas que acudieron ayer, disfrazadas, a Sant Agustí para participar en la gincana para adultos, organizada por el centro cultural de Es Vedrà con motivo de las fiestas del pueblo.

«Esta actividad tuvo tanto éxito el año pasado que hemos decidido repetirla», contó Alejandro Mateu, el coordinador de la gincana, que a las 19 horas esperaba en la cuesta que da acceso a la plaza de la iglesia la llegada de los participantes, que tenían como reto superar un total de 20 pruebas, todas ellas con la sandía como protagonista. «Algunos de los retos consisten en exprimir una sandía sin usar las extremidades, usarla como patines y elaborar cócteles», explicó Mateu. Mientras tanto, una de las diez monitoras, Mar Harmut, recortaba de un folio las pistas que se entregarían a los grupos. «Los participantes tendrán que moverse por todo el pueblo, ¡a ver cómo lo hacen!», exclamó Harmut.

El primer equipo en llegar estaba formado por cuatro chicas con un cajón colgado al costado a modo de bolso. Al reunirse con los monitores gritan: «¡Coco, watermelooon!». No hacía falta preguntar de qué iban disfrazadas. Al cabo de pocos minutos llegaron seis personas vestidas de negro. «Unos amigos nos convencieron para venir aquí mientras tomábamos unas cañas ayer por la noche y aquí estamos, disfrazados de heavies. ¡Somos los ABCD!», bromeó Andrea. «Al principio no sabíamos si vestirnos de gimnastas o de heavies, pero como de gimnastas teníamos que llevar calentadores, que dan mucho calor, optamos por ir de jeviatas», añadió. Otro de los grupos optó por homenajear a Arale, protagonista de la mítica serie de dibujos japonesa ´Dr. Slump´.

La mayoría ya había participado en la primera edición de esta gincana. «Es una actividad muy divertida porque nos conocemos todos», señaló Neus, que también trabaja como monitora de tiempo libre. «Este año vengo acompañada de una amiga italiana para que vea las fiestas autóctonas de verdad», señaló. «El año pasado tuve que caminar con una sandía en cada pie, ¡casi me mato!», añadió esta participante.

Y en una actividad en la que se requería acudir disfrazado no podía faltar Bob Esponja. «Lo mejor de esta fiesta es el ambiente que hay, es muy divertido», consideró Alberto, que iba cargado con un senalló en cuyo interior guardaba un radiocassette con el que reproducía a todo volumen la sintonía de esta serie. Ya no quedaba nadie por llegar. Comenzaba el juego. Los monitores repartieron una pista a cada uno de los grupos, que se dispersaron por Sant Agustí.