La afirmación de que el dinero es cobarde alcanza su máxima expresión durante las etapas de crisis. Las incertidumbres respecto al futuro están llevando a familias y empresas de Balears a recortar sus niveles de consumo e inversión y a volcarse en el ahorro, que presenta un apreciable crecimiento frente al descenso que se comienza a detectar en las cantidades que se adeudan. Pero además, esos mismos temores están llevando en la mayoría de los casos a buscar refugio en productos que no supongan riesgo alguno, mayoritariamente las cuentas a plazo fijo en detrimento de los fondos de inversión.

Los depósitos que los baleares tienen en las entidades financieras alcanzaron durante el primer trimestre de este año un valor de 20.366 millones de euros, según los datos facilitados por el Banco de España, frente a los 19.915 millones existentes durante el mismo periodo del año anterior, y ese dato corresponde a los meses del año en que el nivel de ahorro es más bajo dado que ya se han consumido una parte de las ´reservas´ obtenidas durante la temporada turística.

Moderación del endeudamiento

Este crecimiento, del 2,2%, es notablemente más alto que el que se registra en el conjunto de la economía balear, y contrasta con el hecho de que el endeudamiento de los ciudadanos del archipiélago, tras unos años de una intensa evolución al alza, ya comienza a moderarse: el valor de los créditos existentes en Balears se movió durante el primer trimestre de este año en los 46.039 millones de euros, frente a los 46.562 millones de esos mismos meses de 2010.

Este aumento del ahorro no es inocuo, según reconocen el director del Centre de Recerca Econòmica de Sa Nostra y la Universitat balear, Antoni Riera, y el catedrático de Economía Aplicada de la UIB, Eugeni Aguiló. Porque se está consiguiendo no por una mejora de los ingresos, sino a costa de reducir inversiones y consumo. El efecto, a corto plazo, es que la economía se ralentiza aún más y se intensifica la destrucción de empleo.

Sin embargo, Riera no duda en calificar este proceso como un «mal necesario» a largo plazo. Porque el problema radica en que los baleares son los españoles que presentan la tasa de endeudamiento más alta, y se trata de una situación que es necesario corregir.

Esta fase de ajuste afecta también a las propias entidades financieras, cuyo temor a elevar aún más su tasa de morosidad está frenando igualmente la concesión de crédito para el funcionamiento de las empresas, según señala Eugeni Aguiló.

Destino del ahorro

Al analizar el destino del ahorro balear, ambos economistas apuntan que las incertidumbres están haciendo que las familias sean notablemente reticentes a los fondos de inversión vinculados a la actividad bursátil y se refugien en productos de elevada seguridad, aunque su rentabilidad sea más moderada, como los depósitos a plazo fijo. En palabras de Riera, en estos momentos existe «aversión al riesgo».

Y ello a pesar de que el Banco de España ha tomado medidas para frenar la guerra de tipos de interés en que la banca española había entrado a la hora de remunerar sus depósitos a plazo fijo por sus propias necesidades de liquidez, hasta el punto de llegar a pagar más por ellos de lo que cobraba por sus créditos. Las penalizaciones impuestas han frenado, aunque no eliminado, esta tendencia.

La búsqueda de seguridad por parte del ahorro es confirmada por el director del área de negocio en la zona de Levante de La Caixa, Diego Riera, y por el portavoz de Bankia, Enrique Aguilella.

Las familias se decantan claramente por el plazo fijo sin riesgos y con la mayor rentabilidad posible o, en su defecto, de rápida liquidez para hacer frente a un imprevisto.

La prudencia con que se maneja el ahorro está beneficiando también otros productos, como los fondos estructurados, que garantizan en parte un interés fijo y en otra uno variable, pero que están garantizados, de forma que el cliente sabe que en el mejor de los casos conseguirá una rentabilidad más alta que con los depósitos normales, y en el peor no perderá ni un céntimo de su dinero.

Durante los últimos meses, una parte del ahorro isleño se ha dirigido a los ´bonos patrióticos´ que emitieron el Govern balear y el catalán, por su elevada rentabilidad.

Y otro producto que está consiguiendo una buena acogida es el de las rentas vitalicias para las personas de más edad, por su favorable tratamiento fiscal.

Todo ello no significa que los isleños hayan huido de la Bolsa, solo que ahora sus inversiones en renta variable están mucho más medidas, según se señala desde las agencias de valores.

Margalida Rosselló, de Renta 4, y Luis García, de Gaesco, aseguran que sigue existiendo una parte importante del ahorro balear en el parqué, pero ahora se maneja bajo un mejor asesoramiento, frente a la etapa de finales de los años 90 en que se produjo una entrada masiva de familias sin conocimiento sobre el funcionamiento de la Bolsa.

Pese a la actual volatilidad, ambos aseguran que el bajo precio de muchas acciones hacen que, a medio y largo plazo, las posibilidades de conseguir una elevada rentabilidad sean muy altas.