­La posidonia es el eje sobre el que gira la biodiversidad de las aguas pitiusas y el elemento vivo que aporta la característica transparencia de las aguas y la finura de las arenas de las playas de Ibiza y Formentera.

La pradera constituye un pulmón que libera millones de metros cúbicos de oxígeno al agua produciendo una efecto depurador. Actualmente el biólogo marino Manu San Félix aprecia que la degradación de la planta está produciendo una falta de oxígeno que crea un ambiente propenso a la generación de microorganismos como virus o bacterias que enturbian y dan un tono verdoso a las aguas.

Los bosques submarinos son además una reserva de biodiversidad en la que multitud de seres vivos necesitan pasar alguna fase de sus existencias. Es el caso del espet, la langosta, la cigala, la esponja, el erizo, la estrella de mar y muchos otros organismos. Entre las hojas de la planta también vive un foraminífero que al perecer y desintegrársele el caparazón por la erosión del mar, aporta el característico tono rojizo a la orilla de la playa de ses Illetes.

La posidonia es decisiva para la conservación del paisaje del litoral bajo pitiuso, constituido por dunas y playas de finas arenas blancas. Los escollos de posidonia, que pueden alcanzar varios metros de alto, protegen la costa del fuerte oleaje, lo que impide que los temporales de invierno arremetan contra los arenales. Además estos arrecifes frenan la corriente, lo que provoca que los sedimentos más gruesos se decanten al fondo mientras que solo las partículas más finas logran llegar hasta la orilla.